En los próximos años, la NASA podría enviar una misión a Tritón, el satélite más grande de Neptuno. La propuesta se ha presentado recientemente y se inspira directamente de los éxitos obtenidos por la sonda New Horizons. Además, estamos ante una buena oportunidad…

La nave Trident, la posible misión a Tritón

No es ninguna locura decir que la sonda New Horizons se ha convertido en todo un éxito. En 2015, fue la primera nave en sobrevolar Plutón. Ya en 2019, también sobrevoló el objeto Última Thule. No es descartable, tampoco, que visite un tercer objeto en los próximos años. Pero en ambas visitas, los resultados han sido extremadamente positivos. No solo nos ha dejado grandes imágenes, también multitud de datos. Información que nos permiten conocer mucho mejor tanto el planeta enano como el pequeño objeto del Cinturón de Kuiper.

La NASA podría enviar una misión a Tritón próximamente
Neptuno y Tritón, vistos por la sonda Voyager 2. Crédito: NASA

Así que es lógico que se esté planteando desarrollar campañas similares a otros lugares del Sistema Solar. De ese razonamiento surge la idea de la nave Trident. Una misión a Tritón, la luna más grande de Neptuno, que nos permitiría desentrañar algunos de sus enigmas. La propuesta fue presentada en la 50ª Conferencia de Ciencias Lunares y Planetarias, celebrada el pasado mes de marzo de 2019 en The Woodlands, Texas (en Estados Unidos). Es una conferencia anual en la que diferentes científicos de todo el mundo se reúnen para compartir sus resultados y diferentes iniciativas.

En este marco se presentó la idea de realizar una misión a Tritón. Un sobrevuelo que no sería muy diferente al que New Horizons ya ha hecho de Plutón y Última Thule. Se trataría de una misión que encajaría dentro de los costes del programa Discovery. El planteamiento es que la nave Trident realice una visita rápida de Tritón, comenzando a funcionar a decenas de millones de kilómetros del satélite, mucho antes de que el sobrevuelo propiamente dicho tenga lugar…

Trident nos podría contar muchas cosas

Los datos recogidos por la nave, desde ese momento hasta después del sobrevuelo, serían transmitidos poco a poco en los meses posteriores. A lo largo de un año, la información sería enviada de vuelta a la Tierra. El funcionamiento sería, por tanto, muy similar al de la misión de la nave New Horizons. Eso sí, habrá que esperar para verla en funcionamiento, si es que finalmente esta misión a Tritón se lleva a cabo. Porque el lanzamiento no tendría lugar antes de 2026, cuando se aprovecharía una alineación de los planetas para el viaje.

La nave Trident sería la responsable de la misión a Tritón
Concepto artístico de la superficie de Tritón. Crédito: ESO

Algo que permitiría contar con una asistencia gravitacional de Júpiter y permitiría llegar a Tritón durante un momento muy interesante de su órbita. Porque la misión podría observar los cambios estacionales que están sucediendo en la luna más grande de Neptuno. Tritón experimenta diferentes estaciones a lo largo de su órbita porque su eje está inclinado (23º) respecto al ecuador del planeta. De tal modo que un hemisferio está en invierno mientras el otro está en verano. Así se podría analizar directamente algunos cambios que ya conocemos.

Porque, con la llegada del verano, el nitrógeno, metano y monóxido de carbono congelados, en la superficie de Tritón, se subliman. Se convierten en gases que dan más espesor a su atmósfera. Cuando llega el cambio de estación, 40 años después, el gas se congela y desciende de nuevo a la superficie en forma de hielo. La nave Voyager 2 fue la última en visitar Tritón. Lo hizo en 1989, cuando el satélite estaba pasando por la primavera. En 2010, Tritón fue analizado de nuevo con la ayuda del Telescopio Muy Grande, y se observó que su atmósfera era más densa.

Una misión a Tritón para entender su naturaleza

Todo esto encaja con el cambio de estaciones de Tritón. El solsticio de verano sucedió en el año 2000 y, desde entonces, se ha ido enfriando. En 2026, el hemisferio sur estará en invierno. Permitirá a la misión Trident obtener más información sobre cómo funcionan los cambios de estación en la luna de Neptuno. Además, podrá analizar mucho más de cerca su actividad y estudiarla con más profundidad. Porque Tritón expulsa columnas de material cada cierto tiempo. Es una señal de que está geológicamente activo.

Tritón, fotografiado por la sonda Voyager 2. Crédito: NASA

Algo que no sucede en la mayoría de satélites del Sistema Solar. Esa actividad provoca que el amoniaco, en forma de líquido, y el nitrógeno, como gas, rompan la superficie y envien material a hasta 8 kilómetros de altura. El estudio de esas columnas permitirá entender cómo es el entorno interior de Tritón. Se cree que bajo su superficie podría esconderse un océano de agua líquida. Exactamente del mismo modo en que lo albergan Europa y Encélado. Ese océano podría existir por la generación de calor en la región entre el manto y el núcleo.

Junto a la presencia de moléculas orgánicas, el agua en estado líquido y una fuente de energía implican que Tritón podría tener las condiciones apropiadas para albergar vida. Es parte de un grupo de satélites en el que, además de los dos mencionados anteriormente, también nos encontramos con Ganímedes y Titán. Más motivos, si cabe, para que una misión a Tritón tenga todavía más sentido. Además, encajaría en los objetivos de la propia NASA, que busca dar prioridad a las misiones que busquen explorar este tipo de satélites en busca de posibles evidencias de vida.

El extraño origen de Tritón

Por supuesto, una misión a Tritón también ayudaría a entender cuál es su origen. En la actualidad, la idea más aceptada es que no se formó junto a Neptuno. En realidad, este satélite fue originalmente un pequeño objeto originado en el Cinturón de Kuiper. A través de las interacciones gravitacionales, fue expulsado de aquella región y terminó siendo capturado por la gravedad del gigante helado. Algunos estudios incluso apuntan a que su llegada probablemente fue muy caótica. Pudo destruir varios satélites del planeta.

Montaje de Tritón y Neptuno. Crédito: NASA

Es solo una hipótesis que parece encajar bien con lo observado. Tritón es un satélite que se mueve en dirección opuesta a la rotación del planeta. Además, tampoco se encuentra en el plano del ecuador de Neptuno. Ambos son motivos muy sólidos para pensar que, seguramente, no se formó con el gigante helado y que su origen está en otro lugar del Sistema Solar. Todas estas son cuestiones muy interesantes para que una misión a Tritón esté plenamente justificada. Habrá que ver, en cualquier caso, si llega a ejecutarse en los próximos años.

En la próxima década, parece que vamos a tener la atención en los satélites de los planetas gigantes del Sistema Solar. Podremos comprender mucho mejor, a través de esas misiones, cómo se formaron y, quizá, incluso tener más pistas que apunten a la posible presencia de formas de vida en los océanos que podrían ocultarse bajo la superficie de algunas de estas lunas. La exploración del Sistema Solar no solo está lejos de acabarse. Parece que estamos a punto de entrar en una de las etapas más apasionantes de las últimas décadas…

Referencias: Universe Today