De las lunas de Júpiter descubiertas por Galileo, Europa es de las que más ha dado que hablar. No en vano, su superficie recubierta de hielo (lo que provoca que esta luna sea uno de los cuerpos celestes más reflectantes del Sistema Solar) hace pensar que bajo su manto se esconde un océano muy activo, en el que podría existir vida. Quién sabe, quizá sea hasta similar a la de nuestro mundo (aunque no es más que una elucubración por mi parte con ningún tipo de fundamento).
Las características de Europa
El sexto satélite de Júpiter orbita el planeta a unos 670.000 kilómetros de distancia (algo menos del doble que la distancia entre la Luna y la Tierra), tiene un tamaño similar al de la Luna (3.100 kilómetros de diámetros, apenas unos 300 kilómetros menos) y tarda tres días y medio en dar una vuelta alrededor del planeta. Como en el caso de nuestro satélite, se encuentra en rotación síncrona (por lo que sólo una cara es visible desde la superficie del gigante gaseoso).
Por la información que hemos recopilado hasta ahora, parece estar formado de silicato, con un manto rocoso y un núcleo de hierro, muy similar al de la Tierra. Sin embargo, a diferencia de nuestro planeta, el manto de Europa está rodeado por una capa de hielo con un espesor de unos 100 kilómetros.
Los astrónomos creen que hay un océano bajo la superficie (protegido por esta capa de hielo), y puede ser un firme candidato a contener algún tipo de forma de vida. Esa posibilidad de que pueda existir vida extraterrestre ha alimentado la imaginación de muchos (probablemente el ejemplo más popular sea 2010: Odisea dos y 2061: Odisea tres de Arthur C. Clarke, pero es sólo un ejemplo de tantos) a lo largo de los años y ha mantenido a Europa como el mejor candidato a albergar vida extraterrestre en todo el Sistema Solar.
Su superficie está repleta de fisuras que, quizá, sean el resultado de la fuerza de la marea del océano que se encuentra bajo la superficie. Es posible que, cuando la órbita de Europa lo acerca a Júpiter, la marea se eleve por encima del hielo; siendo ese constante cambio de nivel del mar el que provocaría las fisuras que se pueden ver en su superficie. Pero no es la única teoría, también se cree que el océano puede irrumpir a través de la superficie (del mismo modo que lo hace la lava de un volcán en erupción) y congelarse inmediatamente, ya que la temperatura en el satélite oscila entre los 160 y 220 grados bajo cero, dando lugar a los icebergs que se pueden ver en su superficie.
El satélite también tiene una tenue atmósfera de oxígeno, probablemente fruto de la colisión de partículas cargadas del Sol con las moleculás de agua, descomponiéndolas en átomos de hidrógeno y oxígeno (el hidrógeno escapa de la atmósfera y el oxígeno permanece).
La investigación de Europa no ha cesado en los últimos años: en 2013, el telescopio Hubble observó géiseres de vapor de agua en el polo sur de la luna (que eventualmente desaparecían, llevando a los astrónomos a pensar que puede ser un evento cíclico). En 2014, también se descubrió que es muy posible que Europa tenga algún tipo de tectónica de placas. Hasta ahora, la Tierra es el único objeto celeste conocido, en el Sistema Solar, con un manto en movimiento, un factor que se cree beneficioso para la evolución de la vida.
¿Puede haber vida en el océano de Europa?
El océano del satélite está protegido de la radiación, y tiene todos los elementos que pueden ser clave en el origen de la vida: agua, energía y química orgánica. Del mismo modo que una fina capa de hielo permite, aquí en la Tierra, que el agua de un lago se mantenga líquida durante el invierno, la capa helada de Europa protege su gigantesco océano, contribuyendo a mantenerlo en estado líquido.
A medida que orbita alrededor de Júpiter, la fuerza de la gravedad del planeta sobre el satélite provoca que este se deforme, generando calor en su interior que permite que el agua no se congele. Algo a lo que, quizá, también contribuyan volcanes submarinos en los que podríamos encontrar vida bacteriana.
Indudablemente, tarde o temprano enviaremos una sonda a la superficie de Europa. Ya tenemos la tecnología para que una sonda pueda atravesar una capa de hielo de unos pocos kilómetros (y en la NASA creen que debe haber zonas del satélite donde la capa sea así de débil) y la agencia espacial norteamericana tiene su atención puesta en esta luna. ¿Qué misterios nos aguardan en su océano? Ojalá lo descubramos en los próximos años.
Muy didáctico, da datos técnicos pero totalmente accesibles para personas que como yo, quiere saber pero le faltan conocimientos.