Durante los últimos años seguramente has oído hablar mucho de Titán. Es muy posible que hayas oído hablar de su similaridad con la Tierra y de que es uno de los mundos que conocemos con más similitudes con el nuestro… Si no el mundo que más se parece… Al menos, de momento.

Cómo es Titán

Titán, fotografíado por la sonda Cassini

Titán, fotografíado por la sonda Cassini

Descubierto por el astrónomo holandés Christiaan Huygens en 1655, Titán es el satélite más grande de Saturno, y el segundo más grande del Sistema Solar. Tiene un diámetro de 5.150 kilómetros, casi tan grande como Marte, sólo le supera Ganímedes, que orbita alrededor de Júpiter. Su diámetro supera en un 50% al de la Luna, y es más grande que Mercurio, pero sólo tiene la mitad de masa que el planeta. De hecho, las montañas en esta luna helada son más bajas que los picos de la Tierra (apenas tienen cientos de metros de altura). Su superficie se compone principalmente de agua (completamente congelada) y roca, y no tiene campo magnético.

Pero si algo le hace único en el Sistema Solar es la existencia de una atmósfera muy densa (más propia de un planeta) y que tiene nubes. Los científicos creen que las condiciones en Titán son muy similares a las que debieron darse en los primeros años de existencia de la Tierra. Con algunas diferencias, claro. Por ejemplo, nuestro planeta es más cálido por su proximidad al Sol, mientras Titán tiene una temperatura de -179ºC (lo que permite que tenga metano en estado líquido). Su período orbital, sin embargo, es mucho más breve que el de la Luna. Tan solo tarda 16 días en completar una vuelta alrededor de Saturno.

Una atmósfera descomunal

Christiaan Huygens, el descubridor de Titán

Christiaan Huygens, el descubridor de Titán

Visto desde el espacio, Titán quizá te recuerde a Venus (con la única diferencia de que su color es diferente). Está envuelto en una neblina naranja que oculta su superficie y que provocó que el satélite fuese un misterio para los científicos hasta que la sonda Casini lo visitó. De hecho, esa atmósfera también hizo que durante mucho tiempo creyésemos que era el satélite más grande del Sistema Solar (una percepción que no logramos corregir hasta el año 1980, cuando fue visitado por una de las célebres sondas Voyager).

Titán tiene una atmósfera activa, compleja y, a decir verdad, un tanto intrigante. Me explico. Se compone de nitrógeno en un 95%, y metano en un 5%. Sabemos que también tiene moléculas orgánicas. Esas moléculas pueden contener elementos como el oxígeno, y el resto que son esenciales para la existencia de la vida en la Tierra. Por último, lo más curioso es que no debería haber metano. El metano se descompone al interactuar con los rayos de la luz del sol, así que tiene que haber alguna fuente que lo reponga. No está muy claro cuál podría ser el origen, pero una de las posibilidades es la actividad volcánica.

La luz del Sol en Titán es muy tenue, y su clima está gobernado, principalmente, por la cantidad de luz que acompaña a las diferentes estaciones. A medida que hemos descubierto más exoplanetas, nos ha servido como modelo para cuerpos celestes muy nubosos. Su atmósfera ha servido a los científicos para poder entender cómo pueden ser las de estos mundos lejanos (a los que no tenemos ninguna manera práctica de llegar en un lapso de tiempo razonable).

Tiene un ciclo hidrológico

Esta imagen muestra la atmósfera de Titán en color real. El efecto de su atmósfera es el opuesto al que provoca el efecto invernadero.

Esta imagen muestra la atmósfera de Titán en color real. El efecto de su atmósfera es el opuesto al que provoca el efecto invernadero.

En Titán hay multitud de lagos de metano y etano (especialmente cerca del polo sur). Es el único mundo del sistema solar que tiene líquidos estables en su superficie (al margen de la Tierra, por supuesto). Si ignorásemos su temperatura demencialmente baja, y el hecho de que es metano y etano, en lugar de agua, lo cierto es que tendríamos problemas para diferenciar a nuestro mundo del satélite si nos fijásemos sólo en eso.

En este satélite no sólo hay lagos, también hay mares, ríos y, por supuesto, lluvia… No hay ningún otro lugar que conozcamos en el que haya un ciclo hidrológico. Es decir, el metano de Titán pasa por el mismo ciclo que el agua en nuestro planeta. Eso sí, olvidaos de danzar bajo la lluvia o cosas similares. En Titán llueve, sí, pero llueve metano y en la superficie flota gas cianuro… No es que sea muy idílico, que digamos.

La sonda Cassini

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Una recreación artística de la sonda Cassini entrando en la órbita de Saturno.

Aunque hoy en día no hablemos mucho de ella, la sonda Cassini sigue en Saturno, y su papel en torno al gigante gaseoso es muy destacable. Ahora mismo está en mitad de su misión solsticio en Saturno (la segunda misión extendida). La misión principal de la sonda (llamada Equinoccio) tenía como objetivo explorar el sistema de Saturno (es decir, tanto el planeta como sus satélites), y concluyó en junio de 2008, tras cuatro años orbitando el planeta. En ese momento, se decidió extender la misión, alargando la vida del proyecto hasta 2017 (momento en el que tendrá lugar el solsticio de verano de Saturno, de ahí el nombre).

En el momento de su lanzamiento, en 1997, la nave llevaba consigo una sonda, llamada Huygens, fabricada por la Agencia Espacial Europea. El objeto de la sonda era estudiar Titán tras aterrizar en su superficie. Y lo logró con nota. Consiguió enviar a la Tierra las imágenes de mayor resolución que jamás hayamos tomado de la superficie. Gracias a Huygens, y a las misiones de la sonda Cassini, hemos obtenido datos importantísimos sobre la estructura de Titán y la compleja química orgánica de su atmósfera.

Gracias a esos datos, los científicos sospechan que es posible que exista un océano interno compuesto de agua y amoníaco. De momento, el objetivo de la misión (en cuanto a Titán se refiere, claro) es encontrar señales de cambios estacionales y actividad volcánica.

Posibilidades de vida

Una de las imágenes de la superficie de Titán tomadas por la sonda Huygens tras su aterrizaje.

Una de las imágenes de la superficie de Titán tomadas por la sonda Huygens tras su aterrizaje.

Aunque de momento Titán no tiene mucho parecido con la Tierra tal y como la conocemos hoy día, se cree que podría ser habitable en un futuro lejano. Cuando el Sol aumente su temperatura  (dentro de unos 6.000 millones de años) y se convierta en una gigante roja, es posible que la temperatura de Titán pueda aumentar lo suficiente para que existan océanos estables en la superficie (cuando se calcula que tendrá una temperatura de en torno a -79ºC). Si es así, las condiciones en el satélite podrían ser muy similares a las de la Tierra, lo que posibilitaría que apareciesen formas de vida más o menos simples.

Los experimentos que se han llevado a cabo hasta ahora indican que Titán podría ser más habitable de lo que se pensó inicialmente. ¿El motivo? Las moleculas complejas orgánicas, que se encuentran en la atmósfera, podrían estar más cerca de la superficie de lo que se llegó a creer en un principio. Es decir, antiguamente se pensaba que eran las capas altas de la atmósfera del satélite las que tenían toda la actividad interesante y que la superficie no era especialmente activa.

Sea como fuere, incluso con el descubrimiento de Kepler-452b, lo cierto es que la luna más grande de Saturno sigue siendo el cuerpo celeste que tiene el índice más alto de similaridad con la tierra (alrededor de un 0,6, siendo un 1 el índice máximo, que corresponde a nuestro planeta). No hay planes concretos de visitar de nuevo la superficie del satélite, aunque se ha propuesto enviar una sonda en 2016, que llegaría en 2023 y pasaría 6 meses alrededor del satélite. En ese proyecto, se ha sugerido incluir, también, un submarino que pueda analizar los océanos de metano. Por desgracia, por ahora, no hay nada concreto, así que la gran pregunta del millón seguirá vigente durante unos cuantos años más: ¿existe vida en Titán?

Referencias: Space