El telescopio James Webb ha comenzado el estudio de una de las supernovas más conocidas, SN 1987A, proporcionando nuevos detalles nunca antes visto hasta ahora. Los restos de esta supernova han sido un objeto de estudio en las últimas décadas por su cercanía a la Vía Láctea…

Nuevos detalles sobre SN 1987A

En 1987, en la Gran Nube de Magallanes, se produjo una supernova que, desde entonces, ha sido objeto de intensos estudios. Está a 168 000 años-luz y se ha analizado en longitudes de onda desde los rayos gamma a radio. Ahora, el telescopio James Webb se ha sumado al estudio de este popular objeto con su instrumento NIRCam (Near-Infrared Camera, cámara de infrarrojo cercano), para ayudar a entender cómo se desarrollan los restos de una supernova a lo largo del tiempo. La imagen del telescopio desvela una estructura central como un ojo de cerradura.

James Webb desvela nuevos detalles de SN 1987A
Los restos de la supernova SN 1987A vistos por el telescopio James Webb, mostrando nuevos detalles como las estructuras en forma de media luna. Crédito: NASA, ESA, CSA, M. Matsuura et al.

El centro está repleto de acumulaciones de gas y de polvo que fue expulsado por la explosión de la supernova. El polvo es tan denso que incluso la luz en el espectro infrarrojo cercano, que el telescopio Webb es capaz de detectar, no puede atravesarlo, provocando la formación ese agujero oscuro que se puede ver. Un anillo ecuatorial, brillante, rodea el ojo de cerradura interior, formando una banda alrededor del busto que conecta dos brazos tenues de los anillos exteriores, que tienen la forma de un reloj de arena.

El anillo ecuatorial, formado por material expulsado decenas de miles de años antes de que se produjese la explosión de la supernova, contiene puntos calientes brillantes. Aparecieron cuando la onda de choque de la supernova golpeó ese anillo. Ahora, esas manchas están presentes incluso en el exterior del anillo, con una emisión (brillo) difusa a su alrededor. Estos son los lugares donde la onda de choque de la supernova está golpeando a material exterior. En realidad, estas estructuras no son novedades, ya habían sido vistas.

Completando el trabajo de otros telescopios

Fueron observadas en su momento por los telescopios Hubble y Spitzer, así como el observatorio de rayos X Chandra. Sin embargo, la sensibilidad sin parangón de James Webb, y su resolución espacial ha desvelado un nuevo aspecto en este resto de supernova. Presenta pequeñas estructuras con forma de media luna. Se creen que son parte de las capas exteriores del gas expulsado durante la explosión de la supernova. Su brillo podría ser una indicación de un fenómeno llamado limb brightening (aumento de brillo del borde).

Es un fenómeno óptico que se produce por el hecho de ver el material en expansión, de la supernova, en tres dimensiones. Dicho de otra manera, nuestro ángulo de visión hace que parezca que hay más material en estas dos medias lunas de lo que realmente hay. La alta resolución de estas imágenes también es destacable. Antes del telescopio Webb, el telescopio Spitzer, ahora retirado, observó la supernova en el espectro infrarrojo durante todo su período de funcionamiento. Proporcionó información muy importante sobre su evolución.

Mostró cómo había cambiado su emisión a lo largo del tiempo. Sin embargo, nunca fue capaz de observar la supernova con la claridad y nivel de detalle que muestra James Webb. Pese a que han pasado casi cuatro décadas desde que comenzase su estudio, todavía hay varios misterios sobre la supernova. En particular, lo referente a la estrella de neutrones que debió formarse tras la supernova.

James Webb desvelará más información con el tiempo

Al igual que sucedió con el telescopio Spitzer, James Webb seguirá observando la supernova a lo largo del tiempo. Sus instrumentos NIRSpec (Near-Infrared Spectrograph, espectrógrafo de infrarrojo cercano) y MIRI (Mid-Infrared Instrument, instrumento de infrarrojo medio) serán muy importantes. Ofrecerán a los astrónomos la posibilidad de capturar nuevos datos en el espectro infrarrojo, con gran fidelidad, a lo largo del tiempo, proporcionando más información sobre estas estructuras, de medialuna, recién identificadas.

Concepto artístico de la explosión de una supernova. Crédito: European Southern Observatory/M. Kornmesser

Además, el telescopio James Webb va a seguir colaborando con Hubble, Chandra y otros observatorios para proporcionar nuevas pistas sobre el pasado y futuro de esta supernova. En los próximos años, por tanto, no solo veremos cómo va cambiando este resto de supernova, también se entenderá mejor qué está sucediendo en su interior. También hay muchas preguntas que deberán ser respondidas, particular sobre la estrella de neutrones. Tras una supernova, el resultado final puede ser o bien una estrella de neutrones o un agujero negro.

Todo depende de lo masiva que fuese la estrella. En el caso de SN 1987A, el resultado final tuvo que ser una estrella de neutrones, que sigue siendo un gran enigma. Así que todavía quedan muchas cosas por entender. Este caso, además, es particularmente interesante porque permite ver que el telescopio James Webb no es simplemente un sustituto, de los telescopios lanzados hasta ahora. Es una herramienta que permite complementar la información obtenida hasta ahora y, también, trabajar en conjunto con otros observatorios que llevan muchos años en funcionamiento…

Referencias: NASA