Buenas noticias para la mítica sonda Voyager 1, después de que se haya logrado resolver la avería detectada en sus datos a principios de año. La sonda ha recuperado la normalidad, en su telemetría. Algo que, hay que recordar, no ha impedido que haya funcionado con normalidad en estos meses…

La avería en los datos de Voyager 1 no afectaba a su funcionamiento

Los ingenieros de la NASA han logrado resolver la incidencia que afectaba a los datos de la sonda Voyager 1. A principios de 2022, el sistema de control y articulación de actitud (AACS, por sus siglas en inglés) se averió. Este sistema se encarga de que la antena de la nave se mantenga apuntada hacia la Tierra. En un momento dado, este sistema comenzó a enviar información confusa sobre su estado de salud y las actividades que estaba llevando a cabo. Algo que resultó desconcertante para los controladores de misión, porque todo lo demás estaba bien.

Resuelven la avería en los datos de Voyager 1
Concepto artístico de una sonda Voyager en el espacio interestelar. Crédito: NASA/JPL-Caltech

La sonda, al margen de este error, parecía estar en buen estado y seguía funcionando con normalidad. De hecho, la recogida y posterior envío de datos seguía realizándose con normalidad. Aunque han hecho falta varios meses para poder resolver el incidente, ahora ha quedado claro qué es lo que sucedió. Los ingenieros han determinado cuál era la fuente de la información confusa. El AACS, a principios de año, comenzó a enviar sus datos de telemetría a través de una computadora de a bordo inactiva desde hace años.

Esa computadora fue la causante de la corrupción en los datos. Suzanne Dodd, jefa de proyector de las sondas Voyager, ha arrojado más luz en esta historia. En cuanto sospecharon que este podía ser el problema, decidieron recurrir a una solución que entrañaba poco riesgo para la sonda. Le enviarían un comando al sistema AACS para, simplemente, provocar que vuelva a enviar los datos a través de la computadora de a bordo correcta. No ha hecho falta, afortunadamente, una solución más complicada. Si bien no queda claro qué lo provocó.

Un comando erróneo pudo ser el causante

No está claro por qué el AACS comenzó a enviar los datos a través de la computadora incorrecta. Probablemente, explican, se debiese a un comando erróneo generado por otra computadora de a bordo. Esto, a priori, podría parecer un problema más serio. Si están en lo correcto, indica que hay un problema en otro componente de la nave. Por lo que van a seguir investigado para llegar a la raíz del problema. A pesar de esto, no creen que la avería pueda ser una amenaza para la salud a largo plazo de la sonda Voyager 1.

Aunque la telemetría ya llega correctamente, este capítulo en la misión de las sondas Voyager no está ni mucho menos cerrado. Ahora, según explica Dodd, el objetivo es realizar una lectura completa de los datos enviados por el AACS. Van a revisar todo lo que el sistema ha estado haciendo en los últimos meses. Así, esperan poder diagnosticar la raíz del problema y entender de dónde surgió el error. Es decir, están satisfechos porque la avería de Voyager 1 está resuelta y los datos llegan con normalidad, pero necesitan entender cómo se ha llegado a esa situación.

Así que la investigación parece que solo acaba de comenzar. La parte positiva es que no parece que el equipo de Voyager esté especialmente preocupado porque todo lo demás funciona bien. Es algo que vale la pena destacar. Ambas sondas Voyager se encuentran en una región del Sistema Solar que no está siendo estudiada por ninguna otra nave. La misión lleva 45 años en marcha y es la más longeva de NASA.

Todavía quedan unos años de funcionamiento…

Desde el punto de vista del dominio del viento estelar del Sol, las naves ya están en el espacio interestelar. Están más allá de la burbuja de partículas energéticas y campos magnéticos de nuestra estrella. Es decir, han abandonado la heliopausa (la región donde el viento estelar del Sol se une al del resto de estrellas de la Vía Láctea). Desde el punto de vista gravitacional, sin embargo, ambas naves están todavía firmemente en los dominios de nuestra estrella. De hecho, todavía tardarán unos 300 años en llegar a la nube de Oort.

Ilustración de la posición de las sondas Voyager en el espacio interestelar, lejos de la heliosfera. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Se calcula, por lo general, que la sonda Voyager 1 necesitará unos 30 000 años para atravesar esa región. Por lo que van a permanecer mucho tiempo en nuestro pequeño rincón de la galaxia. El hecho de que el espacio interestelar se encuentre más cerca que la nube de Oort es interesante. Como ya se está viendo, es posible estudiarlo con naves. Sin embargo, no hay ninguna misión a la vista que vaya a dedicarse a estudiar la región en la que están las sondas. No en vano, la distancia a cubrir es inmensa y el tiempo de viaje es largo.

Por eso, todo lo que permita que las sondas Voyager perduren unos años más, y sigan recogiendo datos, son buenas noticias. Se espera que ambas sondas todavía sigan operativas en lo que queda de década de 2020. En los últimos años se han desconectado los calentadores de varios instrumentos (entre ambas sondas). Sorprendentemente, han seguido funcionando a temperaturas mucho más bajas de lo que se probó. Esperemos que duren el máximo posible porque, 45 años después, siguen mostrando que queda mucho por aprender sobre el Sistema Solar…

Referencias: NASA