Entre los muchos satélites del Sistema Solar, Júpiter tiene uno muy interesante. Un estudio apunta a que podría haber tectónica de placas en Europa, y eso es muy interesante. Porque refuerza la posibilidad de que pueda tener un entorno favorable para la vida…
Tectónica de placas en Europa
La tectónica de placas en Europa sería una gran noticia para la posibilidad de vida en otros lugares del Sistema Solar. Los científicos ya habían encontrado pistas sobre este fenómeno. Señales geológicas de que las placas podrían estar moviéndose por debajo de otras hacia el océano bajo la superficie. Ahora, un estudio sugiere que esa subducción podría ser posible en este satélite de Júpiter. Además, explica también cómo podría estar sucediendo.
Los resultados son muy intrigantes. Nos permite sumar a este pequeño mundo helado a la lista de posibles lugares habitables del Sistema Solar. Junto a Encélado, son dos de los lugares con mayor probabilidad de poder albergar vida. Si hubiese vida en el océano de Europa, la subducción serviría como forma de proprorcionarles los nutrientes necesarios. Algo muy importante para que la vida pueda proliferar…
Entre esos nutrientes nos encontraríamos con oxidantes, sustancias que eliminan electrones y que son muy comunes en la superficie de Europa. Podrían servir como fuente de energía para la vida. Algo imprescindible. A fin de cuentas, a este océano bajo la superficie no llegaría la energía del Sol. La existencia de una fuente alternativa permitiría que esa vida pueda aparecer, desarrollarse, y mantenerse a lo largo del tiempo.
La tectónica de placas en Europa comparada con la Tierra
En nuestro planeta, la subducción de placas se produce, principalmente, por diferencias en la temperatura. Las placas rocosas, relativamente frías (y densas) y el manto, muy caliente, que lo rodea. Sin embargo, el gradiente térmico, el mecanismo que actúa en la Tierra, no puede ser el factor principal de Europa. Las placas de hielo se calientan al enterrarse, por lo que se equilibran rápidamente con la temperatura del hielo que se encuentra debajo.
Pero eso no quiere decir que no haya subducción en el satélite. Los modelos por ordenador de los investigadores dan pistas sobre la tectónica de placas en Europa. Las placas de hielo pueden sumergirse sobre otras, siempre y cuando estén más saladas que su entorno. Añadir sal a una placa helada es, casi literalmente, como añadirle más peso. La sal es más densa que el hielo. Así que el mecanismo, en lugar de la diferencia de temperatura, sería la diferencia en cantidad de sal.
Estas diferencias podrían existir dentro de ese caparazón congelado de Europa. El océano bajo la superficie podría, en algunos lugares, depositar sal en la superficie. Del mismo modo que lo harían las erupciones de criovolcanes. Es decir, volcanes de hielo. La idea es muy tentadora. El satélite podría tener las condiciones necesarias para permitir que aparezca la vida, pero con un mecanismo muy diferente al de Encélado.
La tectónica de placas en Europa y sus enseñanzas
La presencia de tectónica de placas en Europa nos podría ayudar a comprender mejor nuestro propio planeta. A fin de cuentas, sería otro lugar en el que analizar este mismo fenómeno. Desde un punto de vista comparativo, para los científicos es una gran oportunidad. Si pueden estudiar la tectónica de placas de un mundo tan diferente, podrían entender cómo comenzó en la Tierra. Sería un paso más para comprender mejor nuestro mundo.
Pero, al margen de todo esto, quizá lo más interesante es que nos encontramos con otro viso de esperanza. No sabemos si hay vida en otros lugares de la Vía Láctea. Sin embargo, en el Sistema Solar ya hemos planteado que podría haber diferentes mecanismos que actuasen como fuentes de energía. Aquí, en la Tierra, la luz que recibimos del Sol. En Encélado, la presencia de procesos hidrotermales. En Europa, quizá, la tectónica de placas.
Todo esto nos puede animar a pensar que, quizá, la vida puede tener muchos más mecanismos para surgir de lo que podríamos creer. No solo tiene por qué estar en la superficie de un planeta. También podría estar en océanos bajo la superficie, como los de estos lugares. A esto hay que sumarle nuestro intento por entender mejor los entornos de las enanas rojas. En definitiva, poco a poco, vamos dibujando una imagen global de cómo y dónde podría haber vida.
Queda mucho por recorrer
Sin embargo, esto nos puede acercar, probablemente, al hallazgo de vida microbiana. Encontrar vida inteligente es harina de otro costal. Ni siquiera estamos seguros de cuántas civilizaciones podría haber en la galaxia. O, por el contrario, cabe la posibilidad de que seamos los únicos habitantes inteligentes. Por extraño que parezca, no sería descabellado (aunque sí es cierto que se antoja poco probable por lo que sabemos del cosmos).
Por ello, este tipo de estudios son tan interesantes. Para poder pensar en encontrar vida inteligente, nos vendrá muy bien saber, primero, dónde puede aparecer. Ya sabemos que en planetas rocosos, en la zona habitable de su estrella, como la Tierra, es posible. Ahora nos queda descubrir si puede suceder en otros lugares, como el interior de mundos congelados aquí mismo. Descubrir vida en otros lugares del Sistema Solar sería importantísimo.
Nuestra percepción del universo cambiaría enormemente con un hallazgo así. Si en nuestro pequeño rincón hay más de un planeta habitado (aunque solo uno tuviese vida inteligente), sabríamos que la vida debe ser mucho más abundante de lo que podíamos pensar. Si, además, esa vida se da en un entorno muy diferente al nuestro, en un lugar al que ni siquiera llega la luz del Sol, sabremos que puede adaptarse a entornos que podrían parecer inimaginables…
El estudio es B. C. Johnson, R. Y. Sheppard, A. C. Pascuzzo et al.; «Porosity and salt content determine if subduction can occur in Europa’s ice shell». Publicado en la revista Journal of Geophysical Research: Planets el 4 de diciembre de 2017. Puede ser consultado en este enlace.
Referencias: Space
Puesto al día.