Un grupo de investigadores ha anunciado el descubrimiento de una posible exoluna. El hallazgo se habría producido al repasar los datos recogidos por el telescopio Kepler durante sus años de funcionamiento y parece la más convincente de todas, aunque hay que confirmar su presencia…

Otra posible exoluna… pero seguimos sin confirmación

En el Sistema Solar, los satélites son muy frecuentes. La Tierra tiene a la Luna a su alrededor. Marte tiene a Deimos y Fobos. Júpiter y Saturno tienen a toda una legión de satélites a su alrededor, así como Urano y Neptuno, aunque en menor medida. Por lo que parece razonable suponer que las lunas son frecuentes en la galaxia. A pesar de que se han descubierto miles de exoplanetas (llegando ya a los 5000 confirmados), todavía no hay señal de exoluna alguna. Eso podría cambiar gracias a un nuevo estudio, que plantea el hallazgo de una posible exoluna.

Una posible exoluna descubierta con el telescopio Kepler
Recreación artística de una hipotética exoluna. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Es parte de un trabajo en el que llevan embarcados desde hace un tiempo. El jefe del estudio es David Kipping, que lidera la campaña HEK (siglas de Hunt for Exomoons with Kepler) que se dedica a buscar pistas de exolunas en los datos del telescopio Kepler. Como el propio Kipping explica, hay dos tipos de astrónomos. Los que quieren entender cómo funciona el universo, y aquellos que están interesados en la búsqueda de vida extraterrestre. En ambos campos, las exolunas son muy interesantes. En el primer caso, por sus circunstancias.

El hallazgo de exolunas permitirá entender cómo se forman en el universo, más allá del Sistema Solar. No en vano, hay que recordar que en el caso de la Luna ni siquiera está claro cómo se formó. La hipótesis más aceptada es que fue por un gran impacto. Pero también se ha planteado que quizá, simplemente, era inevitable. En la vertiente de búsqueda de vida, las lunas pueden ser lugares donde buscar vida. Uno de los grandes objetivos de la ciencia moderna es entender lo abundantes que son los mundos rocosos, y en eso también entran los satélites…

Puede que los satélites sean mejores, incluso, para la vida

Se ha planteado que la búsqueda de vida podría tener incluso más éxito en las exolunas. Puede que sean los mejores lugares para intentar encontrar vida. Tampoco podemos olvidar que, de hecho, se ha planteado que la Luna podría ser el motivo por el que la Tierra es habitable en la actualidad. Otra teoría sugiere que también es un factor para que la Tierra mantenga su campo magnético en la actualidad. Un elemento imprescindible porque nos protege de la radiación más dañina procedente del Sol y de los rayos cósmicos.

Por ello, Kipping y sus compañeros han estudiado sistemas de exoplanetas y han trabajado en intentar detectar exolunas. Uno de los métodos que han desarrollado es el de variaciones del tiempo de tránsito. En esencia, el paso de un planeta por delante de su estrella variará ligeramente en cada ocasión, como consecuencia de la interacción gravitacional por la influencia de un satélite. Otro método es la búsqueda del tránsito de las exolunas, en el propio método de tránsito (es decir, cuando un planeta pasa por delante de su estrella y bloquea parte de su luz).

En 2017 , Kipping y la campaña HEK identificó una posible exoluna que apuntaba muy bien. Se trata de Kepler-1625b-i. Se trataría de una exoluna con un tamaño similar al de Neptuno (o bien el sistema estaría formado por dos planetas). Orbita alrededor de una estrella como el Sol, a 8000 años-luz. Un año después, presentaron nuevos datos apoyándose en el telescopio Hubble, que reforzaban la idea. Desde entonces, Kepler-1625b-i sigue siendo la posible exoluna más interesante, porque son muy difíciles de identificar.

Una posible exoluna alrededor de un gigante gaseoso

En el Sistema Solar, los satélites son frecuentes en torno a los gigantes gaseosos. Todos están más allá de la línea de nieve y son planetas fríos. Por lo que parece que, en el caso de exoplanetas gigantes gaseosos, se cumplirá lo mismo. Esto lleva a los investigadores a plantear que los júpiteres calientes es poco probable que tengan exolunas a su alrededor. En el proceso de migración hacia el interior del sistema, es posible que se pierda el satélite por la interacción gravitacional. Los planetas gigantes, lejos de su estrella, lo tienen más fácil.

Concepto artístico de una enana roja, con un exoplaneta terrestre habitable y dos exolunas. Crédito: NASA/Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics/D. Aguilar

Así que para poner esa idea a prueba, los investigadores han repasado los datos obtenidos por el telescopio Kepler, en busca de tránsitos de gigantes gaseosos fríos, con dos veces la masa de Júpiter y períodos orbitales de más de 400 días. Tras eliminar objetos que tuviesen menos de dos tránsitos (y por tanto falsos positivos), se quedaron con una muestra de 73 exoplanetas. Después los analizaron en busca de posibles planetas y satélites, en función de la señal que deberían producir. Al final, soló quedó un exoplaneta convincente: Kepler-1708b.

Fue el único que pasó todas las pruebas que llevaron a cabo. Por lo que plantean que su exoluna, que sería Kepler-1708b-i sería la posible exoluna más convincente encontrada hasta la fecha. Sin embargo, ya avisan de que todavía es pronto y que será necesario disponer de más tiempo y refinar sus técnicas. Esperan poder partir de este punto y lograr encontrar exolunas menos masivas, algo que les permitirá determinar mejor cuál es su naturaleza y acercarse más a los satélites del Sistema Solar. Por ahora, Kepler-1708b-i solo es una posible exoluna… ¿será la primera en confirmarse?

Estudio

El estudio es D. Kipping, S. Bryson, C. Burke et al.; «An exomoon survey of 70 cool giant exoplanets and the new candidate Kepler-1708 b-i«. Publicado en la revista Nature Astronomy el 13 de enero de 2022. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Universe Today