Los dinosaurios llegaron a la Luna antes de que el ser humano creyese ser el primer ser vivo en hacerlo. Técnicamente hablando, en realidad, lo más probable es que los dinosaurios tampoco hayan sido los primeros en llegar, pero es una buena excusa para hablar de lo que provocó el impacto de aquel asteroide…

Los restos de dinosaurios llegaron a la Luna gracias al impacto del asteroide

Hace 65 millones de años, como todos sabemos, un gigantesco asteroide (o quizá un cometa), de unos 10 kilómetros de diámetro, chocó con la Tierra. Impactó en lo que hoy en día es la península de Yucatán y dejó como huella el cráter de Chicxulub. La historia es conocida por prácticamente todo el mundo. Es un buen recordatorio de que, más allá de nuestro planeta, hay otras amenazas que pueden poner en peligro la supervivencia del ser humano como especie. A fin de cuentas, los dinosaurios no tenían un programa espacial.

Los dinosaurios llegaron a la Luna (a su manera)
Concepto artístico del meteorito que creó el cráter de Chicxulub, con pterosaurios observando. Crédito: NASA

No tuvieron la posibilidad de sobrevivir a aquel impacto extendiendo su presencia más allá de la Tierra. Nuestra civilización está, en estos momentos, intentando dar esos pasos. Con presencia permanente más allá de nuestro planeta, en la Luna y en Marte, evitaremos la extinción si otro gran asteroide golpease nuestro planeta. A fin de cuentas, es algo que sucederá tarde o temprano. Las buenas noticias son que no hay ningún gran impacto a la vista. En los próximos 150-200 años, no hay ningún gran asteroide que vaya a chocar con nuestro planeta.

Pero, sea como fuere, lo cierto es que en las redes sociales, en el mundo anglosajón, se está hablando estos días del libro The Ends of the World (algo así como Los finales del mundo) de Peter Brannen. Más particularmente, de un pasaje que describe la violencia del impacto del asteroide que puso fin al reinado de los grandes reptiles. El impacto fue tan violento que, seguramente, hubo restos de dinosaurios que llegaron a la Luna. Probablemente, a decir verdad, también hayan llegado a Marte y quizá incluso a Venus. No es descabellado.

Una colisión tremendamente brutal

En el libro, Peter Brannen describe la colisión del asteroide, hace 65 millones de años, con un nivel de detalle que normalmente es omitido, pero que permite, bromas aparte, comprender la magnitud del impacto de un gran asteroide. El texto, traducido a castellano, dice lo siguiente: «»El meteorito en sí era tan masivo que no notó la presencia de la atmósfera.» dijo Rebolledo. «Viajaba a entre 20 y 40 kilómetros por segundo, con un diámetro de 10 kilómetros (probablemente 14), empujando la atmósfera y acumulando tanta presión que empujó el océano delante suyo».

«Estas cifras son precisos sin llegar a transmitir, de forma útil, la escala de la calamidad. Lo que quieren decir es que una roca mayor que el monte Everest golpeó la Tierra viajando veinte veces más rápido que una bala. Es tan rápido que habría atravesado la distancia desde la altitud de crucero de un Boeing 747 a la superficie en 0,3 segundos. El asteroide en sí era tan grande que, incluso en el momento del impacto, su parte superior todavía estaría un kilómetro por encima de la altura de crucero de un 747. En su descenso casi instantáneo, comprimió el aire delante suyo con gran violencia.»

««Fue tan violento que, durante unos instantes, se volvió más cálido que la superficie del Sol. La presión de la atmósfera, en frente del asteroide, comenzó a excavar el cráter antes de que llegase a golpearlo» dijo Rebolledo. «Después, cuando el meteorito tocó el suelo, estaba totalmente intacto. Era tan masivo que la atmósfera ni siquiera le hizo un rasguño». A diferencia de las típicas escenas CGI de Hollywood, de impactos de asteroides, donde un bloque de carbón atraviesa el firmamento gentilmente, en el Yucatán habría sido un día agradable…» Y todavía hay más…

El infierno desatado en un segundo

Porque, termina el pasaje que están compartiendo en Twitter: «Habría sido un día agradable en un segundo, y al siguiente el mundo ya se había acabado. Cuando el asteroide chocó con la Tierra, en el cielo encima, donde debería haber aire, la roca había creado un agujero de vacío del espacio exterior. Mientras la atmósfera se movía para tapar ese agujero, enormes cantidades de material terrestre fueron expulsados a la órbita de la Tierra y más allá, todo en apenas uno o dos segundos tras el impacto. «Así que, ¿seguramente hay huesos de dinosaurios en la Luna?» pregunté. «Sí, seguramente»».

Recreación artística del impacto de un meteorito de 10 kilómetros en la península del Yucatán. Crédito: Don Davis

No es ninguna locura suponer que, quizá, algún resto de dinosaurio pudiese sobrevivir al impacto en un estado más o menos aceptable para reconocer qué estamos observando. Hemos hablado en multitud de ocasiones de la panspermia, y de cómo permitiría que la vida viaje de un lugar a otro. Generalmente, no pensamos en los impactos de asteroides tan grandes como el que puso fin a los dinosaurios. Un asteroide mucho más pequeño, de unos pocos metros, por ejemplo, se ve muy afectado por su paso a través de la atmósfera.

Pero en una colisión tan grande como esta, la atmósfera es poco más que una graciosa anécdota para el asteroide. Así que, sí, muy a pesar de lo que podamos creer, los seres humanos no somos los primeros seres vivos en llegar a la Luna. Los dinosaurios lo hicieron antes que nosotros. Pero tampoco ellos fueron los primeros. Seguramente, la primera forma de vida fue alguna unicelular, hace miles de millones de años, que se encontraba en el lugar incorrecto, en el momento incorrecto. Eso sí, al menos nosotros llegamos de una pieza…

Referencias: IFLScience