Aunque la sonda Cassini ya no está en funcionamiento, sus datos siguen siendo objeto de estudio. Así, se ha descubierto que Titán experimenta tormentas de arena. Es el tercer objeto del Sistema Solar (junto a la Tierra y Marte) que muestra este fenómeno…
Titán experimenta tormentas de arena como Marte y la Tierra
Este descubrimiento ayudará a los científicos a comprender mejor cuál es el entorno y las condiciones del satélite más grande de Saturno. Titán es un satélite muy activo. Los científicos ya conocían la existencia de un ciclo de hidrocarburos. Es idéntico al ciclo del agua en la Tierra, pero con hidrocarburos en su lugar. Ahora, un grupo de investigadores ha descubierto que Titán experimenta tormentas de arena.
Un fenómeno que provoca que grandes cantidades de polvo se levanten desde las dunas del ecuador del satélite. En ciertos aspectos, es un mundo muy parecido al nuestro. Es el único satélite del Sistema Solar que tiene una atmósfera importante. Junto a la Tierra, es el único objeto celeste en el que existen líquidos, de forma estable, en su superficie. La principal diferencia, sin embargo, es la composición de esos ríos, lagos y mares.
En nuestro mundo están hechos de agua. En Titán están compuestos por metano y etano. Pero el ciclo es idéntico al que conocemos. Esas moléculas de hidrocarburos se evaporan, se condensan en nubes y llueven de nuevo en la superficie. El clima de Titán cambia de una estación a otra. Exactamente igual que sucede en la Tierra. En los equinoccios, se pueden formar gigantescas nubes en las regiones tropicales.
Las tormentas de Titán
Son tormentas de metano muy potentes. La sonda Cassini observó varias durante sus sobrevuelos del satélite. Cuando los investigadores repasaron los datos de Cassini, vieron tres zonas brillantes, en la región ecuatorial de Titán, en el espectro infrarrojo. Fueron observadas en 2009 durante el equinoccio. Inicialmente, pensaron que se trataría de esas mismas tormentas de metano. Pero un estudio ha desvelado que son algo completamente diferente.
Según cuentan los propios investigadores, todo depende de la formación de nubes en Titán. Las nubes de metano, en esa región y en esa época del año, no pueden formarse. Es físicamente imposible. Las nubes que se podrían desarrollar, en ese lugar y momento, tendrían gotas gigantescas y deberían estar a una altura muy elevada. Muy por encima de los 10 kilómetros en los que, según los modelos, Titan experimenta tormentas de arena.
También descartaron que esas señales estuviesen en la superficie del satélite. Podría ser así en la forma de lluvia de metano congelada o de lava congelada. Pero, de ser el caso, su aspecto y características habrían sido diferentes. Además, serían visible durante mucho más tiempo que lo que observó la sonda Cassini. La sonda solo observó este fenómeno durante un período de entre 11 horas y cinco semanas.
Entendiendo las tormentas de arena de Titán
Además, los modelos mostraban que lo que observaba Cassini tenía que ser atmosférico y, además, cercano a la superficie. Probablemente formando una fina capa de pequeñas partículas orgánicas sólidas. Como estaban localizadas en los campos de dunas, en el ecuador de Titán, solo quedaba una explicación. Eran nubes de polvo levantado desde las propias dunas. Por lo que, como mínimo en ciertas condiciones, Titán experimenta tormentas de arena.
¿Cómo se forma ese polvo orgánico? Sucede cuando las moléculas orgánicas, que se forman por la interacción de la luz del Sol con el metano, crecen lo suficiente como para caer a la superficie. Aunque es la primera vez que se observa una tormenta de arena, los investigadores creen que el hallazgo en sí no es sorprendente. Creen que la sonda Huygens, que aterrizó en el satélite en enero de 2005, levantó una pequeña nube de polvo orgánico al posarse.
La sonda Cassini ha visto lo mismo pero en una escala mucho más grande. Además, esto nos deja una lectura muy interesante sobre las condiciones del satélite. Los científicos han podido deducir algunos datos, como la intensidad de su viento. Porque la velocidad necesaria para levantar ese polvo, en la superficie de Titán, es bastante alta. Tendría que ser un viento cinco veces más fuerte que el que midió la sonda Huygens.
Los fuertes vientos de Titán
En la atmósfera, en sí misma, la sonda Huygens llegó a medir velocidades de hasta 400 km/h. A medida que descendía, registró velocidades cada vez más bajas. En algunos puntos, incluso, llegó a detectar ausencia de viento. En la superficie de Titán, la velocidad media del viento era de unos pocos metros por segundo. Algo muy alejado de esos 400 km/h. Sin embargo, si Titán experimenta tormentas de arena, ese viento tiene que ser más fuerte, al menos de cuando en cuando.
La existencia de vientos fuertes en la superficie tiene varias implicaciones. No solo puede generar tormentas de polvo gigantescas. También puede provocar que la misma arena, de la superficie, se mueva. Algo que nos trae de nuevo a la Tierra. En particular, a los desiertos. El fenómeno nos es completamente familiar. El viento puede mover dunas de un lugar a otro. Ese mismo fenómeno también sucede en Titán.
Sus dunas están en constante cambio. Los vientos podrían transportar el polvo, levantado desde allí, a través de grandes distancias. Algo que contribuiría al ciclo de polvo orgánico de Titán. Los efectos de ese ciclo lo acercarían a lo que hemos observado en la Tierra y en Marte. Lo más interesante, sin duda, es descubrir que hay lugares en el Sistema Solar que se parecen más a nuestro planeta de lo que podríamos pensar…
El estudio es S. Rodriguez, S. Le Mouélic y P. D. Nicholson; «Observational evidence for active dust storms on Titan at equinox.» Publicado en la revista Nature Geoscience el 24 de septiembre de 2018. Puede ser consultado aquí.
Referencias: Phys
Muy interesante, Alex, pero espero que jamás me toque estar en una tormenta de arena.