Nuestra tecnología no deja de avanzar. Dos rovers han aterrizado en el asteroide Ryugu. Es la primera vez que se consigue y ha sido posible gracias a JAXA, la Agencia Espacial Japonesa, que está estudiando el asteroide con la nave Hayabusa-2…
Ryugu, un asteroide lejano
Ryugu es un asteroide a 320 millones de kilómetros de la Tierra. Tiene un tamaño aproximado de 900 metros. La nave Hayabusa-2 lleva en órbita a su alrededor desde finales de junio de 2018. En este tiempo, se ha dedicado a tomar imágenes y a crear un mapa de la superficie de Ryugu. El 11 y 12 de septiembre, se practicó un descenso. Hayabusa-2 descendió desde su órbita, a 20 kilómetros de distancia, a tan solo 600 metros de altura sobre la superficie.
El objetivo era asegurar que todo funcionaría bien para lo que estaba por llegar. El 19 de septiembre, la nave comenzó otro descenso. Pero esta vez, acercándose a tan solo 55 metros de altura. El 21 de septiembre, desplegó los dos rovers, llamados MINERVA-II1 A y B. Tras separarse, cada uno de los rovers tomó una imagen. La del rover A encabeza este párrafo, mientras que la del rover B encabeza la del siguiente.
En la imagen de este párrafo podemos ver la nave Hayabusa-2 en la derecha. La superficie de Ryugu aparece en la parte inferior. Sin embargo, la imagen no tiene una calidad excesiva porque está demasiado iluminada. Además, está borrosa por el movimiento del rover. En este caso, sin embargo, lo importante no es la calidad de la imagen. Sino el hecho de que, por primera vez, tenemos dos rovers en la superficie de un asteroide.
Un sistema de movimiento especial
La segunda imagen (la que acompaña este párrafo) fue tomada por el rover B. En esta solo podemos observar la superficie de Ryugu. Por suerte, la imagen tiene una mejor iluminación, permitiéndonos apreciar mejor la superficie del asteroide. También se puede observar un trazo de luz en la parte superior derecha. Probablemente sea la luz del Sol reflejándose en el interior de la cámara de MINERVA-II1 B.
El 22 de septiembre, los rovers tocaron la superficie de Ryugu. Se convirtieron, así, en los primeros en posarse sobre un asteroide. Lo más interesante es que estos rovers tienen poco que ver con Curiosity y otras máquinas similares que hemos enviado a Marte. No tienen ruedas, por lo que no se desplazan de una manera tradicional. Ryugu tiene una gravedad demasiado baja. Así que en lugar de ser algo así como coches, tienen un aspecto muy diferente.
Los rovers son pequeños cilindros. Apenas tienen 17 centímetros de diámetro y 7 de altura. Pesan algo más de un kilo. Cada rover tiene un pequeño motor que ha sido colocado en una posición ligeramente descentrada. De esa manera, cada vez que el motor se mueve, el rover reacciona desplazándose en la dirección contraria. Algo que provoca que salte sobre la superficie. Un segundo motor permite controlar la dirección en la que se producirá el movimiento para controlarlo.
La imagen de Ryugu
La imagen que acompaña este párrafo fue tomada por el rover A, precisamente, durante uno de esos saltos en la superficie de Ryugu. Fue hecha mientras se movía de un lugar a otro. Aunque no muestra demasiados detalles, sí permite ver que la superficie de Ryugu está repleta de pequeñas piedras y rocas. El asteroide no es una roca sólida. Al contrario, parece una gigantesca amalgama de piedras y rocas unidas por su propia gravedad.
Probablemente, su aspecto se deba a muchas colisiones, a poca velocidad, con otros asteroides a lo largo del tiempo. Se cree que la gran mayoría de pequeños asteroides tienen un aspecto similar a este Por eso, el estudio de Ryugu podría ser muy útil. Es, además, un asteroide cercano a la Tierra. Está clasificado como un objeto potencialmente peligroso. Algo que, sin embargo, no quiere decir que vaya a chocar con nuestro planeta.
Hay que tener claro qué es un objeto potencialmente peligroso. Quiere decir que tiene la capacidad de acercarse mucho a la Tierra. Por tanto, cabe la posibilidad de que en algún momento se produzca un impacto. Cualquier objeto (de un cierto tamaño) que se acerque a menos de 7,5 millones de kilómetros de nuestro planeta es clasificado como un objeto potencialmente peligroso. Pero no se espera ningún impacto en el próximo siglo.
Entendiendo la amenaza de los asteroides
El estudio de Ryugu puede ser útil para entender, también, como reaccionar en caso de posible impacto en el futuro. El primer paso es evidente. ¿De qué tipo de asteroide se trataría? ¿Estaría formado principalmente por hierro? ¿o sería una gigantesca roca? También cabe la posibilidad de que, como Ryugu, no sea más que un montón de pequeños fragmentos. No es una pregunta menor, porque indica cómo interaccionaría, por ejemplo, con la atmósfera.
Del mismo modo, no tendría el mismo impacto estrellar una nave contra un asteroide (para desviar su órbita) si es de un material u otro. Si es rico en hierro, probablemente no tendría ningún impacto significativo. Si es de pedruscos y rocas, quizá ni siquiera llegue a impactar en la superficie, o se desintegraría tanto en la atmósfera que no debería ni preocuparnos el hecho de que uno pudiese colisionar. Son muchas variables.
Sea como fuere, la misión de la Agencia Espacial Japonesa en el asteroide Ryugu está entrando ahora en una fase muy interesante. Ya hay dos rovers MINERVAII-1 en su superficie, que acaban de comenzar a explorarlo. Pero no serán los únicos. En las próximas semanas, está previsto que Hayabusa-2 despliegue otros dos rovers más. Así que en las próximas semanas, y meses, podemos esperar oír muchas cosas sobre este pequeño asteroide…
Referencias: Bad Astronomy
Leído, tío!