La detección de tránsitos anómalos podría permitir dar con la presencia de alguna civilización que exista en la Vía Láctea. A lo largo de los años, los telescopios han recogido muchos datos sobre exoplanetas. Un grupo de investigadores de Breakthrough Listen ha decidido analizar datos para ver qué encontraban…

Los tránsitos anómalos permitirían deducir la presencia de una civilización

Los telescopios llevan años recogiendo grandes cantidades de datos sobre los exoplanetas. Uno de los conjuntos de datos más comunes son lo que conocemos como tránsitos. Es el fenómeno que se produce cuando un planeta, desde nuestra perspectiva, pasa por delante de su estrella. Esto provoca un pequeño oscurecimiento de la luz del astro. La mayoría de exoplanetas se han descubierto con este método, pero en los datos podría haber otros detalles interesantes. Por ejemplo, ¿y si el tránsito no encajase con la física newtoniana?

La búsqueda de tránsitos anómalos
Curva de luz del tránsito del exoplaneta LHS 475b. Crédito: NASA, ESA, CSA, L. Hustak (STScI), K. Stevenson, J. Lustig-Yaeger et al.

Una posible respuesta es que podría haber una inteligencia tras esa discrepancia. Esto es lo que ha querido responder un grupo de investigadores de Breakthrough Listen. No han centrado su atención en los tránsitos en sí mismos, si no en lo que se conoce como la curva de luz. En ese gráfico se monitoriza el brillo de la estrella a lo largo del tiempo. Los tránsitos, generalmente, se identifican por una caída perceptible en la curva de luz de la estrella. Pero cómo se ve afectada, esa curva de luz, por un planeta, puede variar de diferentes maneras.

Por ejemplo, la trayectoria puede variar a lo largo de la superficie de la estrella, o suceder a una velocidad más baja en el segundo paso. Ese tipo de anomalías son las que llaman la atención. Una civilización tecnológicamente avanzada podría modificar la curva de luz de su planeta por medio de algún proyecto de ingeniería a escala planetaria. Incluso, el propio planeta podría ser un proyecto de ingeniería. Es lo que contemplan conceptos como el del planeta de Birch u otras estructuras megalíticas. ¿Cómo se podría determinar su naturaleza?

La curva de luz puede proporcionar mucha información

La manera de averiguarlo sería intentar determinar si hay alguna curva de luz que no se pueda explicar por medio de fenómenos físicos. Por ahora, los investigadores han analizado las curvas de luz recogidas por el telescopio Kepler y no han encontrado esas curvas de luz extrañas. En realidad, no quiere decir que no hubiese tránsitos raros. 228 sistemas exoplanetarios tenían una señal anómala. De ellos, diez sistemas no podían encajar en el modelo que habían desarrollado los investigadores. Así que les quedaban 218 posibles candidatos, que deberían comprobar manualmente.

Para hacerlo más manejable, los investigadores separaron esas señales anómalas en tres categorías diferentes. Tránsitos que parecían no tener lugar cuando deberían, tránsitos que eran más profundos de lo esperado (es decir, con una mayor caída de la curva de luz) o tránsitos con una variación en su frecuencia importante. Es decir, el planeta iba o más rápido o lento que cuando se observó por primera vez. El estudio se centra en detallar estos 218 sistemas anómalos. Pero la conclusión sigue siendo la misma que ya hemos mencionado.

No hay ningún tránsito analizado en el que pueda determinar claramente que pudo ser producto de algo que se pueda considerar tecnológico. Es decir, no se ha detectado señal alguna de tecnofirmas. Por otro lado, todavía estamos en una fase temprana. Aunque se han descubierto más de 5000 exoplanetas, hay miles de millones en la galaxia. Así que no es suficiente para decir, con toda seguridad, que no existe estrella alguna que pueda tener una estructura gigante a su alrededor, que sea consecuencia de alguna civilización muy avanzada.

No faltarán datos para buscar tránsitos anómalos

Lo más interesante es que, en el futuro, no faltarán los datos para realizar más análisis de este tipo. Los telescopios que se dediquen a la búsqueda de tránsitos van a seguir recogiendo datos en los próximos años. Habrá mucho material que analizar, con técnicas como las que se han desarrollado en este estudio. La posibilidad de detectar una estructura alienígena, en torno a otra estrella, seguramente sea pequeña, pero con una cantidad de mundos cada vez más grande que observar, quizá en algún lugar haya algún gran descubrimiento.

Concepto artístico de una esfera de Dyson. Crédito: Levy Wang

Lo más importante es que la búsqueda de vida extraterrestre inteligente es una tarea que requiere de mucha paciencia. La galaxia podría tener otras civilizaciones y, simplemente, no estar especialmente cerca de nosotros o, también, que no se estén observando los sistemas adecuados. Aunque la cifra de 5000 exoplanetas puede parecer enorme, es apenas un grano de arena en el conjunto de nuestra galaxia. Esto, por supuesto, sin entrar en el hecho de que ni siquiera está claro cuál es la abundancia de vida inteligente más allá del Sistema Solar.

Hay mucho trabajo por hacer en este campo, en general. La búsqueda de vida extraterrestre, sea inteligente o no, es una de las grandes campañas de la astronomía moderna. Misiones como Europa Clipper o JUICE ayudarán a entender mejor si podría haber vida microbiana en otros lugares del Sistema Solar. Proyectos como Breakthrough Listen, por su parte, intentarán captar señales de posibles civilizaciones. Es cuestión de tiempo, y de mejor tecnología, que se termine dando con una respuesta sobre la abundancia de vida lejos de nuestra estrella…

Estudio

El estudio es A. Zuckerman, J. Davenport, S. Croft et al.; «The Breakthrough Listen Search for Intelligent Life: Detection and Characterization of Anomalous Transits in Kepler Lightcurves». Está disponible para su consulta en arXiv, en este enlace.

Referencias: Universe Today