Las fugas de aire siguen surgiendo en la Estación Espacial Internacional. El segmento Zvezda sigue experimentando problemas. Lo más importante es que, en cualquier caso, ni la tripulación ni la estación corren riesgo alguno. Pero no deja de ser una señal de que los componentes son cada vez más viejos…

Las fugas de aire no son preocupantes, al menos por ahora

En agosto de 2020, Rusia anunciaba que el módulo Zvezda tenía una fuga de aire. Aunque se llevaron a cabo las reparaciones necesarias, en noviembre de 2021 se encontró otro escape. Ahora, hace solo unos días, Rusia ha anunciado que, de nuevo, el módulo Zvezda vuelve a tener una filtración. Estas fugas de aire, sin embargo, no suponen un peligro ni para la tripulación ni para la estación. Así que no hay que preocuparse en ese sentido. Naturalmente, no se puede ignorar porque la situación podría ir a peor si no se ataja.

La expedición 63 y la tripulación de la misión Demo-2 en la Estación Espacial Internacional. De izquierda a derecha: Anatoly Ivanishin, Ivan Wagner y Chris Cassidy (Exp. 63); Bob Behnken y Doug Hurley (Demo-2). Crédito: NASA

Desde que se lanzase en 1998, la Estación Espacial Internacional ha sido un objeto familiar en el cielo nocturno. Con la cooperación entre Estados Unidos, Rusia, Canadá, Japón y la Agencia Espacial Europea, fue ampliándose y aumentando su capacidad. Desde entonces, ha orbitado alrededor de la Tierra, ofreciendo un entorno de microgravedad en el que se han llevado a cabo todo tipo de experimentos. A 400 kilómetros de altura, aproximadamente, completa una vuelta alrededor de nuestro planeta cada 90 minutos. 16 órbitas por día.

Curiosamente, la estación está formada por 16 módulos presurizados, que han permitido la realización de investigaciones en campos tan diversos como la biología, la física, la ingeniería o la astronomía. El módulo Zvezda (su nombre en ruso significa estrella) está entre los más antiguos. Fue el tercer módulo lanzado a la estación y es el responsable de proporcionar todos los sistemas de soporte vital. No es el único módulo que tiene está dedicado a esta función. El segmento orbital de Estados Unidos también aporta soporte vital y alojamiento.

Una estructura que ya tiene décadas

La estructura principal del módulo, sin embargo, fue fabricada a mediados de los años 80. Originalmente, iba a utilizarse en la estación rusa Mir. Está formado por un compartimento de trabajo cilíndrico, en el que la tripulación vive y trabaja y supone la parte principal del módulo. También hay un compartimento de transferencia más pequeño, esférico, en el extremo frontal, y una cámara de transferencia cilíndrica, en la parte trasera. Estas dos unidades de transferencia proporcionan la capacidad de conectar el módulo con otros de la estación.

La cámara de transferencia está rodeada por el compartimento de ensamblaje, que no está presurizado y es donde se encuentran propulsores, antenas, termómetros y tanques de combustible. Las autoridades rusas han explicado que los especialistas están vigilando la fuga en el módulo Zvezda. La tripulación, además, está trabajando de manera regular para localizar y arreglar las posibles fugas de aire. De momento, la seguridad de la tripulación y la estación está fuera de peligro. El inconveniente es que no es la única fuga que se ha producido.

En realidad, las autoridades han explicado que las fugas han aumentado. Sin embargo, sigue sin haber peligro alguno. Esto llega después de las fugas que se produjeron (y arreglaron) en 2020 y 2021. Además de fugas de aire, hay que recordar que también se han producido fugas de refrigerante. Estas tuvieron lugar en el radiador externo de repuesto. A esto hay que sumarle las fugas de refrigerante de una cápsula Soyuz, acoplada en la estación, e incluso de una cápsula Progress (que se utiliza para enviar suministros) en febrero de 2023.

Una estación cada vez más vieja

Algunas de estas fugas parecen ser producto de daños de pequeños micrometeoroides. Por otra parte, la estación es cada vez más vieja y las tareas de reparación y mantenimiento parecen llevar cada vez más tiempo. No sorprende que, por ello, ya haya planes para el futuro. La NASA espera mantener la Estación Espacial Internacional en funcionamiento hasta 2030. Pasado ese momento, se hundirá de manera controlada en el océano Pacífico (como ya sucediera con la estación Mir). Próximamente comenzará la construcción de la Plataforma Lunar Orbital.

Una cápsula Soyuz (izquierda) y una cápsula Progress (derecha), acopladas la Estación Espacial Internacional. Crédito: NASA

Esta estación, que estará en órbita alrededor de la Luna, ya cuenta con apoyos de otros países (además de Estados Unidos, que la construirá como parte del programa Artemisa). Rusia ya ha expresado su interés en seguir un camino diferente. No participará en esta estación, prefiriendo tener su propia estación o, como mínimo, en colaboración con China. Así que, en no mucho tiempo, veremos como un nuevo laboratorio orbital pasa a ser el centro de actividades de las diferentes tripulaciones que viajen al espacio. Pero, ¿y en el entorno de la Tierra?

En la órbita baja, donde se encuentra la estación, la intención de NASA es apoyarse en las diferentes estaciones espaciales privadas que se están proyectando. Es decir, la intención es que cada agencia (o compañía) contrate independientemente los servicios que puedan necesitar en esas estaciones. La compañía Axiom Space, por ejemplo, tiene previsto desplegar su propia estación a lo largo de esta década. La Estación Espacial Internacional, para bien o para mal, está cada vez más cerca de llegar al final de su funcionamiento, aunque todavía quedan algunos años…

Referencias: Universe Today