La NASA busca construir un gran telescopio lunar, aprovechando cómo va a cambiar la relación del ser humano con nuestro único satélite natural. En su cara oculta, lejos de la interferencia procedente de la Tierra, las condiciones son ideales para explorar el universo de una manera que no es posible en nuestro planeta.

La utilidad de un gran telescopio lunar

Como parte del programa Artemisa, la NASA espera establecer todas las infraestructuras necesarias para crear un programa de exploración lunar y desarrollo sostenido. Esto incluye cosas como la Plataforma Lunar Orbital (Lunar Gateway) que permitirá viajar de manera regular de y hacia la superficie, y el Campamento Base de Artemisa. Permitirá a los astronautas permanecer allí durante hasta dos meses. Otras agencias espaciales también están planeando crear instalaciones para aprovechar la tranquilidad del entorno lunar. Esto incluye ideas como los telescopios de alta resolución.

La NASA busca construir un gran telescopio lunar
Concepto artístico de telescopios en cráteres lunares. Crédito: NASA

Como parte del programa NIAC (NASA Innovative Advance Concepts), un equipo del Centro de Vuelo Espacial Goddard (de NASA) ha planteado un diseño para un Interferómetro de imagen óptica de larga base (LBI, por sus siglas en inglés) para la observación en la longitud de onda visible y ultravioleta. Recibe el nombre de Artemis-enabled Stellar Imager (AeSI) y plantea la creación de un telescopio que funcionaría en la cara oculta de la Luna. Desde allí, podrá tomar imágenes de superficies estelares y sus entornos. Algo muy atractivo.

En su propuesta, explican que el regreso a la Luna por parte de NASA ofrece oportunidades muy atractivas para la investigación científica. Entre ellas está la capacidad de crear observatorios que aprovechen ese entorno al máximo, tanto por su silencio en el espectro de radio, como el hecho de tener períodos de oscuridad muy largos. Gracias a que nuestro satélite está en rotación síncrona, un hemisferio apunta siempre a la Tierra y su día tiene una duración de 14 días. Esto quiere decir que el día lunar tiene dos semanas de luz y dos de oscuridad.

Las características de la Luna la convierten en un lugar ideal para la ciencia

Al mismo tiempo, el entorno sin aire permite que cualquier observación con un telescopio óptico esté libre de las interferencias atmosféricas. Esto hace que la cara oculta de la Luna sea un entorno perfecto para la interferometría de alta resolución. Es un método en el que varios telescopios recogen luz, en busca de patrones de interferencia. Los astrónomos extraen los datos de estos patrones para crear una imagen detallada de objetos celestes que son difíciles de ver con telescopios convencionales. Esta técnica ya ha dado grandes resultados.

Es la que permitió que el Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT), una red global de radiotelescopios, pudiese tomar la primera imagen de un agujero negro al observar la galaxia M87. Según el equipo, un interferómetro lunar tiene un gran potencial científico y podría construirse de manera gradual, para limitar los costes de construcción. Sería capaz de observar la superficie de las estrellas, sondear los discos de acreción interiores, que rodean a estrellas recién nacidas y agujeros negros, y comenzar el viaje técnico hacia la observación de la superficie y meteorología de exoplanetas.

La instalación completa de un gran telescopio lunar será grande y cara, pero no necesita comenzar de esa manera. Las tecnologías necesarias se pueden desarrollar y probar con dos o tres telescopios pequeños de base corta, explica el equipo. Una vez esa tecnología esté diseñada, se puede pasar a telescopios más grandes. Cada mejora se puede realizar con un impacto mínimo al resto del sistema. Pese a estas ventajas, el equipo destaca que en estudios anteriores, sobre interferómetros espaciales, la atención se ha centrado principalmente en diseños espaciales.

Telescopios espaciales o en la superficie lunar

En esos trabajos, se concluía que era mejor crear un observatorio espacial que un telescopio lunar, principalmente por la falta de infraestructura humana en la superficie de la Luna, que pudiese proporcionar energía y mantenimiento. Sin embargo, con el programa Artemisa, la situación es diferente. Se espera construir hábitats en superficie, sistemas de transporte, perforación y energía en los próximos años. Por lo que es un buen momento para investigar la posibilidad de construir interferómetros lunares y los avances que podrían propiciar con sus observaciones.

La Tierra y la Luna vistas desde la cápsula Orión. Crédito: NASA

Permitirían estudiar la actividad magnética estelar, el núcleo de galaxias activas y la dinámica de fenómenos cosmológicos en escalas muy diferentes. El diseño y construcción de una instalación así también tendrá que resolver algunas dudas en cuanto a ingeniería. Cosas como el tamaño óptimo de los espejos o la mejor configuración del telescopio. También se espera crear un plan sobre el mantenimiento y expansión de las instalaciones, a lo largo del tiempo, con la ayuda de soporte humano y robótico. Si se convierte en realidad, sería algo tremendo.

Se espera poder realizar misiones de observación de agujeros negros (como el EHT), buscar biofirmas, observar exoplanetas rocosos… Además de que, si se construye una gran infraestructura en la Luna, el equipo cree que se generará un gran interés público. Algo que invitará a la gente a soñar de nuevo y recordar que el ser humano puede hacer cosas grandes. Por ahora, sin embargo, no es menos cierto que estamos ante un proyecto que se encuentra en sus primeras fases. Queda mucho para ver si se convierte en realidad…

Referencias: Universe Today