La estrella más cercana al Sol no deja de captar nuestra atención. O, más concretamente, conocer el sistema planetario de Próxima Centauri. Porque hay motivos para sospechar que Próxima b podría no ser el único exoplaneta alrededor de esta enana roja…
El sistema planetario de Próxima Centauri
Hagamos una breve recapitulación. Como quizá sepas, Próxima Centauri es una enana roja a unos 4,24 años-luz de distancia de la Tierra. Es la estrella más cercana a nuestro Sistema Solar. Allí encontramos, en 2016, la presencia de un exoplaneta: Próxima b. Pero lejos de darse por satisfecha, la comunidad científica ha continuado analizando el sistema. No solo porque falten datos sobre el planeta, sino para ver si podría haber más habitantes.
De ser así, sería muy interesante conocer todo lo que podamos sobre el sistema planetario de Próxima Centauri. A fin de cuentas, no vamos a encontrar ninguno, más cercano, que podamos estudiar con el mismo nivel de detalle que nos ofrece. En este marco, es donde nos encontramos con la noticia que nos ocupa. El radiotelescopio ALMA ha detectado una región de polvo alrededor de Próxima Centauri.
Esta observación nos desvela el brillo que procede de una región fría. Está a una distancia de entre una y cuatro veces la que separa a la Tierra del Sol. Además, por los datos obtenidos, los investigadores deducen que podría haber un cinturón exterior de polvo que podría indicar la presencia del sistema planetario de Próxima Centauri. A fin de cuentas, la estructura es muy similar a la de los cinturones del Sistema Solar. La expectativa es, por tanto, que estén hechos de roca y hielo.
Un sistema complejo
La noticia es muy significativa por varios motivos. La presencia de polvo alrededor de la estrella es la primera señal de que podría haber un sistema planetario. Es decir, no se trata de un único planeta alrededor de la estrella más cercana al Sol. Parece que, en su lugar, podría ser algo mucho más complejo. Además, de ser así, nos permitiría obtener información que ahora mismo es muy difícil de determinar, como la inclinación del sistema.
Estos cinturones de polvo son los restos del material que, en el momento de su formación, no se congregaron en objetos más grandes, como planetas. Las partículas de roca y hielo de este tipo de cinturones suelen variar de tamaño. Desde pequeños granos, de apenas un milímetro de tamaño, a objetos considerablemente más grandes, asteroides de varios kilómetros de diámetro. Es decir, los cimientos de la formación de planetas.
Este polvo parece estar en un cinturón que se extiende varios cientos de millones de kilómetros desde Próxima Centauri. Tiene una masa total equivalente a la centésima parte de la de la Tierra. La estimación de los investigadores es que tiene una temperatura aproximada de -230ºC. Es decir, más o menos, se trata de una región que muestra una temperatura muy similar a la del Cinturón de Kuiper aquí, en la región exterior del Sistema Solar.
El origen de los cinturones de polvo
Además, es posible que haya otro cinturón de polvo, todavía más frío, unas diez veces más lejos de Próxima Centauri. En ese caso, su naturaleza es muy intrigante. Se encuentra en un entorno muy frío, lejos de una estrella que es más tenue y fría que el Sol. En cualquier caso, no hay que olvidar que ambos cinturones se encuentran mucho más lejos de la estrella de lo que está Próxima b, que orbita a apenas 4 millones de kilómetros de su astro.
La presencia de estos cinturones apunta a que el sistema planetario de Proxima Centauri podría ser complejo. Puede tratarse de un lugar con una historia compleja de formación de objetos que hayan terminado desencadenando en la presencia de esos cinturones de polvo. Los astrónomos sospechan que podría haber más planetas alrededor de Próxima Centauri, pero es un extremo que de momento no se ha llegado a confirmar.
Todo esto además, junto al estudio de discos protoplanetarios de estrellas jóvenes, puede permitirnos obtener mucha información sobre el proceso de formación de planetas. No solo será interesante en la búsqueda de mundos más allá de nuestra estrella. Nos podría permitir, quizá, descubrir también cómo fueron los procesos que, hace 4.600 millones de años, llevaron a la formación de la Tierra y el Sistema Solar en su conjunto.
La utilidad de un sistema planetario
Por último, quiero hacer un breve inciso sobre la utilidad del sistema planetario de Próxima Centauri. Como he mencionado, hay algunos detalles sobre Próxima b que todavía no conocemos. Por ejemplo, existe cierta incertidumbre sobre su masa. Todo se debe a que no sabemos, exactamente, con qué inclinación estamos viendo el sistema. Es decir, respecto a nuestra perspectiva, ¿tiene una inclinación de 20º? ¿40º?
Puede parecer una mera anécdota, pero determinar esa inclinación nos ayudará a acotar muchísimo mejor la información de Próxima b. Además, se ha mencionado, en este estudio, la posibilidad de que pueda haber un planeta, todavía no detectado, bastante masivo. Se trataría de un objeto similar a Saturno (por su masa), con una temperatura de unos 1000 Kelvin. Sin embargo, no se ha podido determinar su presencia.
Porque un planeta de estas características tendría un impacto gravitatorio tangible en la estrella. Sería algo que se podría deducir observando el movimiento que describe la estrella, vista desde la Tierra. Sin embargo, no es el caso. Así que cabe la posibilidad de que, simplemente, se deba a un artefacto. Es decir, un fallo del equipo usado para la medición. Al menos, una cosa está clara, no debemos dejar de prestar atención a la estrella más cercana al Sistema Solar…
El estudio es Anglada et al.; «ALMA Discovery of Dust Belts Around Proxima Centauri,». Ha sido aceptado para su publicación en la revista Astrophysical Journal Letters y puede ser consultado ya en este enlace, en arXiv.
Referencias: Centauri Dreams, Phys.org
Como siempre, tus artículos son muy buenos, Alex. Me gustaría conocer, este año, el planetario de Madrid.