Probablemente hayas oído hablar del Cinturón de Kuiper muchas veces, pero es posible que la Nube de Oort te resulte algo más confusa. Ambas, en cualquier caso, están muy relacionadas con los cometas. Y en el caso del Cinturón de Kuiper, también está muy relacionado con los planetas enanos…
¿Qué es el Cinturón de Kuiper?
El Cinturón de Kuiper es la región más allá de Neptuno en la que, si no se hubiese formado este gigante gaseoso, o si las cosas hubieran sido diferentes, podrían haber dado lugar a un nuevo planeta durante la formación del Sistema Solar. Debido a la formación de Neptuno, sin embargo, estos objetos nunca pudieron llegar a unirse, así que se convirtieron en un cinturón de material estelar.
En 1951, el astrónomo Gerard Kuiper propuso que, más allá del último gigante gaseoso del Sistema Solar, el material celeste estaba demasiado separado como para poder formar un planeta. Predijo que, en su lugar, sólo habría una pequeña colección de objetos helados, y que, ocasionalmente, uno de estos objetos se acercaría al Sistema Solar, convirtiéndose en un cometa. La idea era muy buena, tenía sentido para los astrónomos, y explicaba por qué no había planetas grandes más allá de Neptuno. También resolvía otro enigma del Sistema Solar: ¿de dónde vienen los cometas? Los astrónomos daban por hecho que estaban ahí fuera, pero sólo tenían constancia de la existencia de Plutón (y algunos objetos helados entre las órbitas de Saturno y Urano).
Aunque inicialmente sólo conocíamos la existencia de Plutón en aquella región, los astrónomos ya se imaginaban que no era el único y daban por seguro que descubriríamos otros planetas tarde o temprano (recuerda, hasta hace sólo unos años, lo considerábamos un planeta más, en lugar de un planeta enano), pero durante décadas no lograron encontrar nada y la percepción era que se trataba de una región del espacio bastante vacía.
En 1992, tras años de exploración por medio de potentes telescopios, por fin pudimos confirmar la existencia de lo que, hasta ese momento, tenía mucho de hipótesis. Hoy sabemos que el Cinturón de Kuiper está bastante poblado, allí hemos encontrado más de mil objetos, y se sospecha que puede haber hasta 100.000 de más de 100 kilómetros de diámetro. Sin embargo, no estarán ahí para siempre. Con el paso del tiempo, los choques entre ellos provocarán que se vayan convirtiendo en polvo. Quizá en «solo» 100 millones de años no quede nada del Cinturón de Kuiper que conocemos hoy en día (a excepción de los planetas enanos más grandes).
Plutón no es el único planeta enano en aquella región, hay otros posibles candidatos: Quaoar, Makemake, Haumea, Orcus y Eris. Algunos de ellos hasta tienen sus propias lunas.
La sonda New Horizons llegará allí en tan sólo unos meses y mandará a la Tierra, por primera vez, imágenes de cerca de la superficie de Plutón. Además, para hacer las cosas aun más interesantes, parece que nuestro Sistema Solar no es único con una región así. Hay, al menos, nueve cinturones de restos helados (es decir, Cinturones de Kuiper) en otros tantos sistemas solares. Algunos son estrechos, como el del nuestro, mientras otros se extienden mucho más lejos. Los análisis por infrarrojos sugieren que hasta un 20% de las estrellas de la galaxia podrían tener uno.
¿Qué es la Nube de Oort?
La Nube de Oort es una gigantesca esfera, cuyo diámetro no está del todo claro. Aunque, en cualquier caso, parece claro que es muchísimo más grande que el Cinturón de Kuiper. Algunos astrónomos calculan que esta región comienza a unas 2.000 o 5.000 UA (unidad astronómica, que es la distancia que separa al Sol de la Tierra, 149.500.000 kilómetros) de distancia de nuestra estrella y termina a unas 50.000 UA, que sería el equivalente a casi un año luz. Otros astrónomos creen que su borde se extendería más allá de las 100.000 UA, en cuyo caso estaríamos hablando de que llega casi al borde del Sistema Solar. Para mantener la perspectiva en mente y puedas entender mejor de qué distancias estamos hablando respecto al Sol, ten en cuenta que Plutón está a una distancia media de 40 UA del Sol, Makemake a 45, y Eris a 68.
Aunque algunos de los cometas de nuestro Sistema Solar proceden del Cinturón de Kuiper, los científicos creen que la mayoría, en realidad, procede de esta distante Nube de Oort. De hecho, esta zona se compone de los mismos elementos que los cometas (la mayor parte de objetos están compuestos de amoníaco, agua y metano), y se cree que se forman cuando alguna estrella se acerca lo suficiente a esa región como para empujarlos hacia el interior del Sistema Solar (algo que creemos que pasó hace 70.000 años).
Estos cometas, de largo período orbital, inician entonces una interminable travesía hacia el Sol. Los cometas de período corto, es decir, que tienen órbitas de hasta 200 años de duración, proceden del Cinturón, mientras que los de período largo, cuyas órbitas pueden durar hasta miles de años (o millones, como es el caso del cometa C/1999 F1 del catálogo Catalina, que tiene un período orbital de 6 millones de años), proceden de la región de la Nube de Oort.
Por cierto, en esta norma, como en todo, hay excepciones. Es muy posible que mientras leías el párrafo anterior pensado en el cometa Halley y que, por su período corto de 75 años, hayas deducido que procede del cinturón de Kuiper. Sin embargo, no es así, se cree que en realidad procede de la Nube de Oort.
Los objetos transneptunianos
Todos los objetos más allá de Neptuno entran en la clasificación de los llamados objetos transneptunianos, es decir, objetos cuya órbita alrededor va más allá del Sol), independientemente de si se encuentran en el Cinturón de Kuiper o en la Nube de Oort. Como la Nube está muchísimo más lejos, apenas se ha podido explorar, y los astrónomos no han podido identificar objetos con el mismo grado de detalle que en el Cinturón de Kuiper. Es más, excepto por los cometas de período largo, los astrónomos sólo han encontrado cuatro cuerpos celestes que, por sus órbitas, podrían haber venido originalmente de allí. Por desgracia, no hay posibilidad de que podamos demostrar su existencia por observación directa en los próximos años, y es posible que pasen décadas antes de que mandemos alguna nave específicamente a esa región del Sistema Solar.
Tampoco cuentes con las Voyager 1 o 2 para explorar esa zona pronto. Todavía tardarán 300 años en llegar allí y los astrónomos calculan que necesitarán 30.000 años para atravesarla…
Lo del Makemake suena a japonés, jeje
En realidad, es el dios creador del mundo, según la mitología pascuense y el primer cuerpo celeste nombrado con el nombre de un dios polinesio.
Lo normal suele ser el emplear nombres de la mitología greco-romana, pero tales nombres empiezan ya a escasear y se está empezando a utilizar nombres de diferente índole, por ejemplo, nombres de dioses de la polinesia y de personajes de William Shakespeare y Alexander Pope, como las lunas de Neptuno.