El descubrimiento de un meteorito, de 4600 millones de años, podría ser clave para entender cuál fue el origen de la vida en la Tierra. Se trata de una roca que pertenece a la época del nacimiento del Sistema Solar, y su estudio puede ayudar a entender qué permitió que la vida apareciese en nuestro planeta…

Un meteorito más antiguo que la Tierra puede ayudar a entender nuestro origen

Un grupo de investigadores ha analizado un fragmento de roca encontrado en Gloucestershire (Inglaterra). Se trata de un meteorito de 4600 millones de años, que podría ser clave para entender cuál fue el origen de la vida en nuestro planeta. Han determinado que ha debido llegar a la Tierra desde algún lugar del cinturón de asteroides. Según se ha explicado desde la universidad de Loughborough, donde se están llevando a cabo los análisis, se está trabajando en determinar su estructura y su composición.

Un meteorito para entender el origen de la vida
El meteorito que está siendo estudiado. Crédito: Loughborough University

Algo que permitirá, con un poco de suerte, responder algunas preguntas sobre el origen del Sistema Solar y, quizá, incluso sobre el origen de la vida. Con este propósito en mente, los investigadores están recurriendo a técnicas como la microscopia electrónica, con la que analizar las características de la superficie en una escala de micrones y nanómetros. O la espectroscopia vibracional y la difracción de rayos X, que proporcionan información detallada sobre su estructura química y diversos aspectos como su cristalinidad o las interacciones moleculares.

Todo ello permite determinar la estructura y composición del meteorito. Se trata de un fragmento tremendamente delicado. Parece una amalgama de polvo y partículas apenas ligado. Lo más interesante es que parece que nunca experimentó las violentas colisiones típicas en los restos de las primeras etapas del Sistema Solar. Algo que sucedía cuando esas partículas chocaban entre ellas, como parte del proceso que permitió la formación de los planetas y satélites que podemos observar en nuestro pequeño rincón de la Vía Láctea.

Un fragmento intacto desde tiempos inmemoriales

¿Por qué estamos ante un meteorito que podría ser vital para entender el origen de la vida en nuestro planeta? La estructura interna del meteorito es frágil y está a duras penas unida. Es porosa y está repleta de fisuras y fracturas, según han explicado los investigadores. No parece haber experimentado metamorfosis térmica alguna. O lo que es lo mismo, ha permanecido más allá de la órbita de Marte inalterado desde el principio. Es anterior a la formación de los planetas. Por lo que ofrece la oportunidad de estudiar el pasado más antiguo del Sistema Solar.

La mayor parte del meteorito está compuesto por minerales como el olivino y filosilicatos, con la presencia de otros minerales incrustados en forma de cóndrulos. Esos minerales, por ejemplo, pueden ser magnetita o calcita. La composición, sin embargo, es diferente a lo que se puede encontrar en la Tierra. No se parece a los meteoritos que se han encontrado y podría contener química desconocida hasta ahora, o una estructura física que no se había observado en los meteoritos que se han recogido hasta ahora. Es una roca de lo más curiosa.

Se trata de un ejemplo poco frecuente de una condrita carbonácea. Es un tipo de meteorito que, a menudo, contiene material biológico. Menos del 5% de los meteoritos que caen en nuestro planeta pertenecen a este tipo. Si se identifican compuestos orgánicos en este meteorito, serviría para apoyar la idea de que los primeros meteoritos ya transportaban aminoácidos, es decir, los bloques de la vida. Por lo que la Tierra los habría recibido gracias al impacto de aquellas rocas, hace miles de millones de años, en la superficie del planeta.

Podría ser un paso muy importante

A fin de cuentas, los aminoácidos están presentes en todos los organismos vivos del planeta. Si se puede identificar, y confirmar, su presencia en una roca que es anterior al nacimiento de la Tierra, se estaría dando un paso muy importante hacia comprender cómo comenzó la vida. También servirá para entender cómo era el Sistema Solar antes de que se formasen los planetas. Las posibilidades, a raíz de esa confirmación, son aún más intrigantes. Si los aminoácidos fueron entregados en meteoritos en la Tierra, también lo fueron en otros lugares del Sistema Solar.

Concepto artístico de Marte poco después de su formación, con agua líquida en su superficie. Crédito: NASA/GSFC

Es decir, la idea de que Marte pudiese haber tenido vida hace miles de millones de años, cuando era un lugar mucho más parecido a nuestro planeta, cobraría mucha fuerza. Tuvo que disponer, al igual que nuestro planeta, de la receta necesaria para que apareciese. Si se estudia el planeta rojo y se determina que, sin embargo, nunca llegó a haber vida en Marte, entonces habrá que preguntarse por qué. ¿Qué pudo provocar que la Tierra si desarrollase vida pero Marte, sin embargo, en unas condiciones muy similares, no lo consiguiese?

Del mismo modo, si la vida hubiese aparecido allí también, habría que entender cómo desapareció, a menos que pudiese haber sobrevivido, en el presente, bajo la superficie. Podemos llevarnos esa pregunta incluso más lejos. ¿Qué hay de Encélado y Europa? Los satélites de Saturno y Júpiter, respectivamente, que podrían tener las condiciones necesarias para la aparición de la vida en los océanos que ocultan bajo su superficie. ¿Los meteoritos también podrían haber sido clave para propiciarlo? Son preguntas que se pueden responder gracias al estudio de rocas como esta…

Referencias: Phys