Hasta el momento, siempre hemos creído que es necesario que una estrella tenga cierto nivel de metalicidad (cantidad de elementos más pesados que el hidrógeno y el helio) para que pueda haber planetas rocosos en su sistema. Ahora, un grupo de astrónomos ha anunciado que han encontrado un planeta rocoso alrededor de una estrella con una metalicidad extremadamente baja…

Los planetas como la Tierra pueden ser más comunes de lo que se pensó inicialmente

Los planetas similares a Neptuno como el de esta imagen, mostrado orbitando la estrella Gliese 436, pueden ser capaces de formarse alrededor de estrellas que contengan menos metal de lo que se creía anteriormente. Crédito: NASA

Los planetas similares a Neptuno como el de esta imagen, mostrado orbitando la estrella Gliese 436, pueden ser capaces de formarse alrededor de estrellas que contengan menos metal de lo que se creía anteriormente.
Crédito: NASA

El descubrimiento de la estrella, llamada HD175607, y su planeta, de un tamaño similar al de Neptuno, a 147 años-luz de distancia de nuestro planeta, fue realizado por un equipo de astrónomos liderado por Annelies Mortier, una investigadora de exoplanetas en la Universidad de Saint Andrews, en el Reino Unido.

La estrella es una enana amarilla, con 0,74 veces la masa del Sol, y contiene menos elementos pesados que cualquier otra estrella, de este tipo, que tenga planetas rocosos. Por ejemplo, la proporción de hierro respecto al hidrógeno es sólo un 23% de la del Sol. De este descubrimiento, a bote pronto, podemos concluir que la cantidad de planetas como la Tierra podría ser mayor de lo que creíamos hasta ahora, porque se descartaban aquellas estrellas que, creíamos, no debían tener la cantidad suficiente de metales como para permitir su formación.

La metalicidad de las estrellas

Una imagen del Sol, una estrella de clase G. Crédito: NASA

Una imagen del Sol. Usamos a nuestra estrella como el patrón de medición de muchos aspectos de las estrellas del Universo, incluida la metalicidad.
Crédito: NASA

Para crear planetas es necesario que haya elementos más pesados que el hidrógeno y el helio. En la jerga astronómica, todos esos elementos son considerados metales, aunque incluyan elementos como el oxígeno, el silicio o el carbono. Los astrónomos pueden medir la metalicidad de una estrella (que no es más que la proporción de elementos más pesados presentes, en relación al hidrógeno) observando la longitud de la onda de luz que emite la estrella, y comparando su contenido metálico con las regiones que le rodean de la galaxia. La metalicidad de la estrella también nos indica qué había en la nube de polvo y gas de la que nació.

Por lo general, los investigadores se están centrando en las estrellas con metalicidad más alta porque, al menos por lo que sabemos hasta ahora, es más probable que tengan planetas gigantes como Júpiter, que podría ser un requisito imprescindible para que tengamos un sistema solar como el nuestro, especialmente si son responsables de algo como el Grand Tack. El problema estriba en que, sabemos qué estrellas pueden formar planetas como Júpiter, pero para planetas que tengan un tamaño similar al de Neptuno (o inferior), todavía no tenemos claro cual es la relación entre la metalicidad y su formación, así que se está analizando cuánto se puede bajar en la metalicidad de la estrella y seguir encontrando planetas como Neptuno o la Tierra.

Qué sabemos del planeta en torno a HD175607

Una luna extrasolar que fuese habitable nos plantearía una pregunta incógnita quizá incluso más interesante... Crédito: CBC11/Wikipedia

En realidad, no es imprescindible que encontremos planetas como la Tierra. Las lunas alrededor de planetas gigantes, como la de esta imagen, podrían ser habitables.
Crédito: CBC11/Wikipedia

Ya hemos comentado que la estrella es una enana amarilla, más pequeña que el Sol. Del planeta sabemos que, para descubrirlo, han sido necesarios meses de observación a lo largo de nueve años. Orbita a una tercera parte de la distancia que separa a Mercurio del Sol y completa su órbita en 29 días. Es mucho más masivo que nuestro planeta (entre 7,8 y 10,8 veces la masa de la Tierra), lo que le coloca en unas dos terceras partes de la masa de Neptuno (que tiene 17 veces la masa de nuestro planeta). Por su cercanía, sabemos que el planeta no está en la zona habitable de su estrella, así que no hace falta elucubrar sobre si podría tener vida en su superficie (y si estuviese en la zona habitable, sería demasiado masivo para poder albergar vida, al menos tal y como la conocemos).

Es decir, lo importante en realidad no es tanto qué sabemos del planeta, si no el hecho de que podamos plantearnos qué estrellas podrían ser más apropiadas para albergar planetas similares a la Tierra. Algo así como un juego de parejas que nos permita relacionar qué tipos de planetas puede haber alrededor de qué tipos de estrellas según su metalicidad.

Este descubrimiento también permitirá refinar los modelos de formación de planetas. Actualmente, muchos científicos creen que los planetas se forman cuando los objetos más pequeños se van agrupando en objetos más grandes. En un estudio de 2012 se calcularon las estimaciones sobre cuánto hierro (y otros elementos pesados) deberían estar presentes para formar planetas, y los nuevos descubrimientos, como éste, nos servirán para saber si esas estimaciones eran correctas.

El estudio fue aceptado para su publicación en Astronomy & Astrophysics en noviembre.

En busca de otras Tierras

Réplica (a tamaño real) del telescopio James Webb Space Telescope. Crédito: NASA/Chris Gunn

Réplica (a tamaño real) del telescopio James Webb Space Telescope.
Crédito: NASA/Chris Gunn

De momento es difícil saber si puede haber otros planetas como la Tierra en torno a estrellas que tengan una metalicidad más baja que el Sol. El universo es tan sumamente grande que parece que la respuesta, seguramente, es sí. Otra cosa es si podríamos detectarla con nuestros instrumentos. En general, puede decirse que todavía estamos empezando a entender cómo son otros sistemas planetarios. A fin de cuentas, hace sólo unas semanas, me hice eco de un estudio que estimaba que el 92% de planetas como el nuestro todavía están por formarse, y no estamos tampoco demasiado seguros de hasta qué punto es común nuestro Sistema Solar (ni de si su composición es realmente importante para el desarrollo de la vida).

En cualquier caso, nos ayuda a entender mejor dónde es más probable que podamos encontrar planetas rocosos más pequeños y nos permitirá refinar mejor la búsqueda de posibles objetivos en los que poner la atención cuando se hayan lanzado los futuros telescopios (como el James Webb Space Telescope, que será lanzado en octubre del año 2018). Eso sin contar con todos los descubrimientos que están por llegar, desde ahora hasta el momento de su lanzamiento.

Referencias: Space