El pequeño satélite Mimas, de Saturno, tiene un océano bajo su superficie. O, por lo menos, hay muchos motivos para pensar que debería ser así. Algo que resulta muy intrigante porque podría obligar a cambiar nuestra perspectiva respecto a la definición de habitabilidad y dónde encontrar vida…

Mimas podría tener un océano bajo su superficie, como otros satélites…

El océano oculto bajo la superficie de Mimas, un diminuto satélite de Saturno, resulta de lo más intrigante. Podría tener las condiciones necesarias para que haya vida. El hallazgo es tan sorprendente que cambia la definición de qué podría ser un satélite oceánico. En última instancia, se plantea que podría llegar a redefinir la búsqueda de vida extraterrestre en los diferentes satélites del Sistema Solar. Mimas es popularmente comparada con la Estrella de la Muerte, de Star Wars, porque tiene un gran cráter que recuerda al aspecto de la popular estación espacial.

Mimas tiene un océano bajo la superficie
Esta imagen de Saturno y sus anillos fue creada a partir de imágenes tomadas por la sonda Cassini en 2013. Crédito: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute/G. Ugarkovic

A primera vista, Mimas no parece el tipo de objeto que se esperaría que pueda albergar un océano. De hecho, ni siquiera parece capaz de albergar un gran océano de agua en estado líquido. El equipo de investigadores responsable del descubrimiento calcula que el océano está a entre 20 y 30 kilómetros bajo la corteza de Mimas. También cree que se trata de un océano relativamente joven, porque debió formarse hace entre 2 y 25 millones de años. Además, a pesar de haber estado oculto durante millones de años, es un océano considerable.

Parece que ocupa, como mínimo, la mitad del volumen del satélite. El gran hallazgo, explican los investigadores, es el descubrimiento de condiciones habitables en un objeto del Sistema Solar que nunca se hubiera esperado que tuviese agua en estado líquido. Es algo que resulta muy interesante. Este hallazgo hace, también, que Mimas sea incluso más parecido a otro satélite de Saturno, Encélado. De este último, se sabe desde hace un tiempo que tiene un océano bajo su superficie. Ambos satélites están a una distancia parecida de Saturno.

Una diferencia clave entre Encélado y Mimas

Además, ambos tienen un tamaño parecido. Encélado mide alrededor de 500 kilómetros, mientras que Mimas ronda los 400. Una diferencia clave entre ambos satélites, sin embargo, es que el océano de Encélado llega a romper su superficie. En ocasiones, emite enormes columnas de material. En el caso del océano de Mimas, todavía no ha logrado atravesar su corteza. Esto quiere decir que, aunque Cassini pudo atravesar las columnas de Encélado (confirmando su presencia e incluso moléculas complejas), no pudo realizar esa detección en Mimas.

En este sentido, los investigadores destacan que es sorprendente que no se haya visto nada. El espesor de la corteza de Mimas es suficiente para mantener el océano sin que llegue a emitir señales de su existencia durante millones de años. Por eso, la sonda Cassini no encontró señales de actividad en su superficie. A pesar de ello, la nave, que pasó 13 años en la órbita de Saturno antes de estrellarse intencionadamente en su atmósfera, ha sido clave para poder realizar este descubrimiento. Las primeras pistas de la existencia de este océano estaban, precisamente, en sus datos.

Encontraron esas señales al estudiar una división en los anillos de Saturno, conocida como la división de Cassini. En 2010, se buscaba entender si un cambio en la órbita de Mimas podía haber provocado la formación de la división. Los investigadores vieron un extraño cambio en la rotación y órbita del satélite. Así determinaron, en 2014, que este fenómeno podía deberse a un núcleo sólido deformado o, quizá, por la existencia de un océano bajo su superficie. Algo que permitiría que las capas exteriores oscilasen con independencia del núcleo.

El océano de Mimas es inmenso

La respuesta llegó cuando los investigadores crearon un modelo del movimiento de Mimas. Determinaron que un núcleo sólido solo podía explicar las observaciones si estuviese deformado como una tortita. Esto no encajaba con lo que se veía y, además, su órbita desde 2014 ha seguido cambiando, apoyando la hipótesis del océano global. El equipo ha sido capaz de determinar que el océano solo puede tener unos millones de años, también, por su órbita. Lo más sorprendente es que el océano debe ocupar, como mínimo, el 50% de su volumen.

Concepto artístico de la sonda Cassini entrando en la órbita de Saturno. Crédito: NASA

Es una cantidad de agua enorme para un satélite tan pequeño. Ese agua parece estar en fricción con el núcleo rocoso, generando calor en el proceso. Esta interacción también da lugar a la aparición de química muy intrigante. Se cree que las interacciones entre la roca y el agua tuvieron un papel clave en la vida de la Tierra. Por lo que este proceso en Mimas es muy atractivo. Mimas es un objeto tremendamente frío, sin actividad geológica, por lo que nunca se hubiera esperado ningún tipo de actividad geofísica en su interior, como el contacto entre agua y roca.

En el futuro, a los investigadores les gustaría enviar una nave a la superficie del satélite (o de Encélado). Sin embargo, la misión Orbilander, de NASA (para estudiar Encélado) está proyectada para despegar en 2038 y llegar a su destino en 2050. Por lo que queda mucho tiempo. Mientras tanto, Mimas seguirá bajo estudio desde la Tierra, para entender cómo ha evolucionado su temperatura, así como el efecto de Mimas en los anillos de Saturno (que ayudaría a determinar mejor la edad del océano). ¿Qué otros descubrimientos nos esperan?

Estudio

El estudio es V. Lainey, N. Rambaux, G. Tobie; «A recently formed ocean inside Saturn’s moon Mimas». Publicado en la revista Nature el 7 de febrero de 2024. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Space