A lo largo del tiempo, la inclinación del eje de Saturno ha ido aumentando. Ahora, un grupo de investigadores han determinado que el efecto se debe al movimiento de sus satélites. No solo eso, en el futuro, el efecto va a ir a más, provocando que la inclinación sea cada vez mayor…

La inclinación del eje de Saturno y el impacto de Titán

En la Tierra tenemos el mejor ejemplo del impacto que tiene la presencia de un satélite. La Luna provoca mareas en nuestro planeta y, también desempeña un papel muy importante al estabilizar el eje de rotación. Es lógico suponer, por tanto, que el mismo efecto se podrá observar en otros casos, a lo largo del Sistema Solar. En este aspecto, Saturno resulta interesante porque la inclinación de su eje no es solo el producto de la presencia de sus muchos satélites, también se ve influido por una curiosa resonancia con Neptuno.

La inclinación del eje de Saturno se debe a sus satélites
Saturno (en color natural) fotografiado en su equinoccio de 2009. Crédito: NASA/JPL/Space Science Institute Image

Dos investigadores han explicado que la influencia de los satélites de Saturno puede explicar la inclinación de su eje de rotación. En el estudio, explican que se debe a la migración de sus lunas. Específicamente, parece que el mayor culpable sería su satélite más grande, Titán. En los últimos tiempos, se ha observado que tanto Titán como el resto de satélites se están alejando de Saturno mucho más rápido de lo que se creía.

Al tener en cuenta esta diferencia, con lo que se suponía inicialmente, los investigadores observaron que esto afecta a la inclinación del eje del planeta. A medida que los satélites se alejan, Saturno se inclina cada vez más. Aunque las cosas no siempre fueron así. Se cree que, durante sus primeras etapas, el eje de Saturno mostraba muy poca inclinación. Fue solo con el paso del tiempo, y con un cúmulo de circunstancias, cuando las cosas comenzaron a cambiar. No solo eso, el fenómeno será más pronunciado en el futuro.

La relación con Neptuno

Aproximadamente, se cree que durante los primeros 3000 millones de años, el eje de Saturno mostraba una inclinación mínima. Hace unos 1000 millones de años, el movimiento de los satélites desencadenó una resonancia que sigue activa en la actualidad. El eje de Saturno interactuó con la órbita de Neptuno y comenzó a inclinarse hasta alcanzar los 27º que muestra ahora. En comparación, hay que recordar que el eje de la Tierra está inclinado 23,5º. Sin la Luna, se cree que nuestro planeta se podría inclinar hasta 85º.

El hallazgo pone en duda los escenarios que se han planteado en ocasiones anteriores. Aunque se sabía de la existencia de esta resonancia, la sucesión de eventos no estaba especialmente clara. Se creía que debió ocurrir muy rápidamente. Después, a lo largo de 4000 millones de años, debido a un cambio en la órbita de Neptuno, Saturno se vio desestabilizado. A partir de ahí, el planeta habría entrado en un escenario estable. Su eje no habría variado de inclinación de forma significativa. Al menos, esa era la visión que se tenía.

Los investigadores muestran que es al revés. Se trata de un fenómeno mucho más reciente y, por si no fuera suficiente, Saturno sigue inclinándose. Estamos viendo solo un estado de todo el proceso. Calculan que, a lo largo de los próximos miles de millones de años, la inclinación de Saturno podría llegar a doblarse. Sin sus satélites tan cerca, parece que el planeta entraría en un comportamiento más caótico. Es un ejemplo que puede resultar útil por varios motivos. Por un lado, en comparación al comportamiento del eje terrestre. Por otro, en comparación a Júpiter…

El eje de Saturno no es el único que variará…

Los investigadores ya habían llegado, en el pasado, a una conclusión similar sobre el gigante joviano. Esperan que, en los próximos 5000 millones de años, su inclinación aumente de forma dramática. El mecanismo es exactamente el mismo que se ha descrito para Saturno. En este caso, los protagonistas serán sus cuatro satélites más grandes (Ganímedes, Ío, Europa y Calisto, popularmente conocidos como los satélites galileanos) y una resonancia con la órbita de Urano. Juntos provocarán que su eje pase de una inclinación de 3º a más de 30º.

Júpiter visto por la sonda Cassini. Crédito: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute – National Aeronautics and Space Administration

En el caso de los gigantes gaseosos, podemos considerarlo, hasta cierto punto, poco más que un aspecto interesante de la relación entre un planeta, sus satélites y el resto de objetos que componen el mismo sistema planetario. Especialmente si tenemos en cuenta que estamos hablando de un período de tiempo extremadamente largo en comparación al de una vida humana. La cuestión es mucho más interesante si pensamos en planetas que pudiesen estar habitados, en otros lugares de la Vía Láctea, y la necesidad de tener un satélite o no.

En el caso de la Tierra, se ha llegado a decir que, quizá, su eje no variaría tanto cómo se podría pensar sin la presencia de la Luna. El efecto combinado del resto de planetas podría ser suficiente para que las condiciones se mantuviesen suficientemente estables. O quizá no, y la Luna realmente es tan importante como se ha venido diciendo. Indirectamente, lo que este estudio sobre Saturno hace es resaltar la importancia de los satélites alrededor de un planeta. Quizá, realmente, otros mundos en otros lugares de la galaxia necesiten un satélite grande en comparación al planeta, como la Luna y la Tierra…

Estudio

El estudio sobre la inclinación del eje de Saturno es M. Saillenfest, G. Lari y G. Boué; «The large obliquity of Saturn explained by the fast migration of Titan». Publicado en la revista Nature Astronomy el 18 de enero de 2021. Puede consultarse en este enlace.

El estudio sobre la inclinación del eje de Júpiter es M. Saillenfest, G. Lari y A. Courtot; «The future large obliquity of Jupiter». Publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, publicado el 31 de julio de 2020. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys