¿Cuál es el origen del agua de nuestro planeta? Es una de las grandes preguntas de las últimas décadas, y ahora un estudio determina que podría haber estado aquí desde siempre. Es decir, la obtuvo el planeta durante su proceso de formación hace 4500 millones de años…
El origen del agua de la Tierra no sería asteroides y cometas
El agua de nuestro planeta es increíblemente importante para la vida, pero su origen nunca ha estado completamente claro. Siempre ha habido dos grandes posibilidades sobre la mesa. Por un lado, es posible que llegase a través de impactos de asteroides y cometas del espacio exterior. Por otro, podría haber estado presente en el planeta tras su formación. Un grupo de investigadores ha intentado determinar cuál de las dos posibilidades es la más acertada. Para ello, ha tenido que dirigir su atención a las rocas que podemos encontrar en la Luna.
La ventaja de que nuestro satélite no tenga placas tectónicas, ni procesos que renueven su superficie constantemente, es que preserva mucha información del pasado de este rincón de la galaxia. La Luna y la Tierra se formaron a la vez, a partir de una gran colisión de nuestro planeta, en las primeras etapas del Sistema Solar. Por lo que sus historias están muy unidas y es un buen lugar en el que comprender mejor por lo que ha pasado el planeta. A pesar de que la superficie de la Tierra está cubierta, en un 70%, por agua, es un lugar más bien seco.
Por extraño que pueda parecer, muchos otros objetos del Sistema Solar tienen más agua. La Luna es un lugar incluso más seco. Normalmente, se ha planteado que la escasez de elementos volátiles (como el agua) en ambos se debe a ese pasado violento, que provocó que se perdiesen. Pero, al analizar la composición química de las rocas lunares, lo que han observado los investigadores es que el sistema de la Tierra y la Luna ya tenía niveles bajos de elementos volátiles antes de que se produjese el impacto. No fue a consecuencia de ello, por tanto.
El papel del rubidio y el estroncio
Concretamente, los investigadores se fijaron en la cantidad de rubidio-87 (un isótopo del rubidio) que se calcula a partir de la presencia de estroncio-87. Así, se puede determinar la cantidad de rubidio presente en el sistema cuando se formaron la Tierra y la Luna. Lo que han observado los investigadores es que la cantidad de estroncio presente es baja, por lo que los objetos que colisionaron tenían que haber sido secos desde un principio. Además, pocos elementos volátiles podrían haberse añadido con el paso del tiempo.
Esto plantea dos escenarios, pero los investigadores consideran que solo uno es plausible. Por un lado, es posible que el planeta se formase con el agua que contiene., La otra opción es que en algún momento sufriese el impacto de un objeto que, básicamente, era agua pura y poco más. Eso eliminaría a cometas y asteroides como posibles fuentes de agua. Por lo que la única opción realmente convincente es que el planeta debió formarse con más o menos la cantidad de agua que contiene en la actualidad. Esto además, permite determinar otros aspectos.
Al poder acotar mejor cuál fue el origen del agua de la Tierra, también se puede entender mejor cuándo y cómo se debió producir la colisión que dio lugar a la formación de la Luna. Tuvo que ser producto de la colisión de dos objetos grandes que procedían del interior del Sistema Solar. Además, no pudo tener lugar antes de hace 4450 millones de años. Por lo que la ventana de formación de la Luna se reduce de una manera considerable. Es algo que resulta muy interesante porque nos da más información también sobre nuestro satélite…
El origen del agua de la Tierra también es una pista
Según explican los investigadores, solo había un puñado de materiales que podrían haberse combinado para formar la Tierra y la Luna. No eran materiales exóticos. Con toda probabilidad, se trataba de objetos grandes que se formaron más o menos en la misma región. Con el paso del tiempo, terminaron colisionando y se formó el sistema de la Tierra y la Luna. Esa colisión sucedería, aproximadamente, unos 100 millones de años después de que se formase el Sistema Solar. Es una historia que resulta muy interesante por lo que cuenta.
Nos permite ver cómo, a partir del estudio de la procedencia del agua de nuestro planeta, es posible reconstruir también la historia de la Tierra y la Luna y deducir en qué condiciones se debió formar. El estudio también resulta interesante por lo que plantea respecto a la importancia de cometas y asteroides que lleven agua a un planeta en las primeras etapas de su existencia. Puede que no sea un factor necesario o, por lo menos, no en todos los casos. De todos modos, el estudio es interesante en cuanto a lo que tiene que ver con nuestro planeta.
Con el paso del tiempo quizá se pueda determinar si los exoplanetas rocosos, en otros lugares de la Vía Láctea, en la zona habitable de sus estrellas, podrían tener una cantidad de agua similar a la de la Tierra gracias a su formación, o por el contrario es más frecuente que la reciban por medio de colisiones de asteroides y cometas. Sea como fuere, la Luna seguirá siendo un gran objeto de estudio. En sus rocas está almacenada la historia del Sistema Solar, de una manera que no es posible encontrar en la Tierra, porque su superficie sí se renueva constantemente…
Estudio
El estudio es L. Borg, G. Brennecka y T. Kruijer; «The origin of volatile elements in the Earth–Moon system». Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys