¿Podríamos llevar a cabo cultivos en la superficie de Marte, limitándonos a utilizar un invernadero? Un grupo de investigadores ha explicado que, en principio, no bastará. Aunque aprovechar la luz del Sol resulta una idea de lo más lógica, en el planeta rojo sería contraproducente…

La necesidad de tener nuestros propios cultivos en Marte

Si pensamos en el futuro de la exploración espacial, uno de los escenarios que más a menudo nos encontramos es el de la presencia permanente en Marte. La idea de tener una población en otro planeta del Sistema Solar, autosostenible y, hasta cierto punto, independiente de la de la Tierra, resulta tremendamente fascinante. En términos más prácticos, sin embargo, es necesario pensar en los diferentes retos que debemos considerar para una tarea de estas dimensiones. Necesitamos que el asentamiento sea autosuficiente.

Los cultivos en Marte tendrán que estar protegidos
Imagen de la película Marte (The Martian) en la que Mark Watney intenta cultivar vegetales en el planeta rojo. Crédito: Twentieth Century Fox Film Corporation

No solo habrá que conseguir agua de forma local. También será necesario poder alimentar a los residentes de esa futura base permanente. Así que será necesario, tarde o temprano, mantener cultivos en Marte. La idea más lógica, probablemente, es la de recurrir a un invernadero en la superficie. Así se puede aprovechar al máximo la luz del Sol. La idea está presente en el mundo de la ciencia ficción y también se ha planteado como posible solución real. Pero hay que tener en cuenta diferentes factores, como el impacto de los rayos cósmicos.

La radiación procedente de rayos cósmicos es muy elevada en la superficie de Marte. Por ello, un grupo de investigadores ha estado analizando el efecto de la radiación cósmica en el crecimiento de plantas en la superficie de Marte. La conclusión es que, del mismo modo que sucede con los seres humanos, será necesario protegerlas de los rayos cósmicos. Por lo que la opción de aprovechar la luz del Sol pierde atractivo. En su investigación, han analizado el efecto de la radiación gamma, tal y como fue medida por el róver Curiosity, en los berros hortelanos y el centeno.

El impacto de la radiación

La radiación de Marte es mucho más alta que la de la Tierra. El experimento fue llevado a cabo con medidas de seguridad muy estrictas. Los investigadores pudieron ver algunos de los efectos de la radiación. Desde hojas marrones a un crecimiento menor del esperado. No solo eso, la cosecha fue mala y de menor cantidad que aquella que no había sido sometida a esa cantidad de radiación. Algo que, por otro lado, no les resulta del todo sorprendente. Ya se sospechaba que la radiación afectaría al crecimiento de las plantas de forma negativa.

Ahora tienen la confirmación de que es así. Para imitar las condiciones de Marte, los investigadores recurrieron a cinco fuentes de cobalto 60, creadas expresamente para el experimento. Fueron colocadas sobre las plantas para crear un campo de radiación comparable al del planeta rojo. Las plantas recibieron la radiación de forma constante durante 28 días y, acto seguido, fueron cosechadas. Según explican, crear un campo de radiación uniforme es complicado. De ahí que utilizasen cinco fuentes, para garantizar que todas las plantas recibían la misma cantidad.

De otro modo, los resultados del experimento podrían verse distorsionados por cantidades de radiación desiguales. Además, solo utilizaron radiación gamma. En Marte, la radiación de los rayos cósmicos está formada por radiación alfa, beta, gamma y ultravioleta. Por lo que hay ciertas diferencias con las condiciones en el mundo real. La cantidad de radiación recibida, sin embargo, sí que se aproxima a la que recibe Marte. Lo que queda claro es que no hay dudas al respecto. Los cultivos en Marte necesitarán condiciones especiales.

Proteger los cultivos también podría tener su parte positiva

Del mismo modo que a los seres humanos, será necesario proteger los cultivos que se realicen en el planeta rojo. Una posibilidad es hacer crecer las plantas bajo la superficie, en una cúpula a la que no llegue la mayor parte de la radiación. Los seres humanos también estarían protegidos por esa estructura. Evidentemente, a la hora de cultivar plantas, la complicación es mayor que si se hiciese en un invernadero. Pero tiene sus ventajas, porque se pueden controlar todos los aspectos del proceso de crecimiento de las plantas utilizadas.

Concepto artístico de una base en Marte. En este caso, la zona de horticultura está bajo tierra. Crédito: NASA Ames Research Center

Por medio de la luz LED es posible regular el proceso. De hecho, añaden los investigadores, este es el motivo por el que decidieron llevar a cabo sus experimentos en un búnker, de la guerra fría, bajo tierra en Arnhem, cerca de Wageningen. El entorno estaba completamente bajo su control. Sea como fuere, la investigación es interesante en cuanto a que confirma que no basta con crear un invernadero en la superficie de Marte. Será necesario tomar más precauciones a la hora de intentar obtener cultivos en el planeta rojo. Pero no es una idea nueva.

Ya a finales del siglo pasado, cuando se pensaba en la posibilidad de colonizar Marte en algún momento, se pensaba en la necesidad de cultivar bajo la superficie. Estamos lejos, todavía, de pensar en obtener nuestros propios recursos en la superficie del planeta rojo. En estos momentos, más allá de la primera misión tripulada, no hay plan alguno, oficial, de establecer una base en la superficie marciana. Pero a partir de la década de 2030, si esa primera misión tripulada va bien, los planes podrían cambiar, y este tipo de estudios sirven como primeros pasos en ese camino…

Referencias: Phys