Un grupo de investigadores ha descubierto que las estrellas viejas, en las últimas etapas de su vida, pueden visitar sistemas recién nacidos. Es algo que, hasta ahora, no se pensaba que pudiese suceder, y que permite entender mejor las interacciones que se pueden desarrollar en esas primeras etapas…

Las estrellas viejas pueden visitar sistemas jóvenes (incluyendo la Tierra en su infancia)

Un grupo de investigadores ha encontrado una estrella en fase de rama asintótica gigante. Es una de las últimas etapas de la vida de una estrella. El hallazgo en sí no es sorprendente, se conocen muchas estrellas en esta etapa de su evolución. Hasta ahora, sin embargo, no se había observado ninguna que estuviese pasando por una región de formación de estrellas. La detección ha sido posible gracias a los datos de la sonda Gaia, que tiene como objetivo crear un mapa con la posición de miles de millones de estrellas en la galaxia.

Las estrellas viejas pueden visitar sistemas recién nacidos
La Nebulosa de la Laguna Crédito: ESO/VPHAS+ team

Hay que recordar que es en las regiones de formación de estrellas donde se forman estrellas como el Sol. En la última publicación de datos de Gaia, Data Release 3, contiene información sobre miles de millones de estrellas. Esto permite determinar, con gran precisión, la presencia de estrellas que no deberían estar en un lugar en particular. Es decir, astros que no se formaron en esa región y que, simplemente, están atravesándola. El equipo ya había encontrado estrellas infiltradas, pero eran mucho más jóvenes. Es la primera vez que encuentran una estrella vieja.

En trabajos anteriores, se ha observado que las estrellas en fase de rama asintótica gigante producen grandes cantidades de elementos químicos inestables. Concretamente el aluminio-26 y el hierro-60. Ambos fueron entregados al joven Sistema Solar en la época en la que los planetas estaban formándose. Se cree que, además, ambos fueron los principales agentes en el calentamiento interno de la Tierra en sus primeras etapas. La detección permite comprender mejor qué relación hay entre las estrellas más viejas y las más jóvenes.

La utilidad de las estrellas en sus últimas etapas de vida

Según cuentan los propios investigadores, hasta ahora había mucho escepticismo sobre si estas estrellas evolucionadas podrían encontrarse con estrellas jóvenes que están en pleno proceso de formación de planetas. Por lo que el hallazgo permite comprender mejor cuál es la relación y dinámica en los viajes de las estrellas. El hecho de que las estrellas en fase de rama asintótica gigante puedan visitar sistemas jóvenes, se obtiene una explicación sobre el aluminio-26 y el hierro-60 que permite evitar otras posibilidades.

Hasta ahora, lo que se planteaba es que ambos elementos procedían del viento estelar de estrellas muy masivas y de supernovas, pero puede que su presencia no sea necesaria para explicar cómo llegaron ambos elementos al Sistema Solar. Simplemente, es posible que llegasen gracias a la visita de estrellas viejas. El estudio es un ejemplo más de cómo los datos de la sonda Gaia permiten obtener una imagen mucho más completa sobre diferentes factores. No solo sobre la galaxia, y la distribución de estrellas en ella, también sobre sus relaciones.

Está ayudando a comprender cómo se forman las estrellas y, posteriormente, cómo se mueven por la galaxia. El descubrimiento de una estrella vieja, en las últimas etapas de su vida, cerca de estrellas que están en proceso de formación de planetas jóvenes es un ejemplo fantástico de cómo, analizando datos que pueden recogerse con otro propósito, se puede obtener multitud de información que resulta útil en otras ramas de la astronomía, como, en este caso, qué pudo suceder durante la infancia del Sistema Solar y cómo llegaron ciertos elementos.

Las estrellas, viejas o no, pueden visitar a otros sistemas a lo largo de su viaje

Hay que recordar que todas las estrellas orbitan en torno al centro de la Vía Láctea. Lo mismo sucede, naturalmente, en otras galaxias. El Sol tarda, aproximadamente, entre 225 y 250 millones de años en completar una vuelta alrededor del centro de la galaxia. El tiempo que tarda en completar esa órbita es lo que se conoce como un año galáctico. Teniendo en cuenta que tiene unos 4500 millones de años, podemos decir que el Sol tiene alrededor de 20 años galácticos. Algo que da una buena idea de lo grande que es la galaxia.

Las estrellas viejas pueden visitar sistemas recién nacidos
Concepto artístico de la estrella de Scholz vista desde la Tierra hace 70.000 años. Crédito: José A. Peñas/SINC

A fin de cuentas, en 4500 millones de años, solo ha completado 20 vueltas a su alrededor. En su movimiento por la galaxia, el Sol se encuentra con otras estrellas, de todo tipo. En los últimos años, se ha descubierto, por ejemplo, que el Sistema Solar recibió la visita de un sistema binario formado por dos enanas rojas. Se adentró en la Nube de Oort y el encuentro tuvo lugar hace unos 70 000 años. En el futuro, de hecho, otras estrellas llegarán a pasar a menos de 1 año-luz de nuestro astro. Por lo que hay multitud de casos de visitas de otras estrellas.

El estudio resulta interesante porque permite comprender que esas visitas también suceden en las regiones de formación de estrellas. Su interacción es una explicación de por qué los elementos como el aluminio-26 o el hierro-60 están en nuestro sistema. Además, sin necesidad de que se hubiese producido una supernova en el entorno de nuestro sistema hace miles de millones de años. En el futuro, sin duda, los datos de la sonda Gaia seguirán propiciando más hallazgos interesantes. ¿Qué otras sorpresas nos esperan entre la información que está recogiendo?

Estudio

El estudio es R. Parker y C. Schoettler; «Isotopic Enrichment of Planetary Systems from Asymptotic Giant Branch Stars». Publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters el 24 de julio de 2023. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys