¿Te imaginas un futuro en el que tengamos multitud de estaciones espaciales privadas en órbita? Si tenemos en cuenta el tiempo que ha hecho falta para poder construir algo como la Estación Espacial Internacional, seguramente creas que estamos todavía bastante lejos de ver una realidad así, pero quizá no falte tanto…
El mundo de los módulos hinchables
La compañía americana Bigelow está diseñando un módulo acoplable que permitirá aumentar la cantidad de espacio habitacional en la Estación Espacial Internacional. Tiene su origen en el concepto TransHab, en el que estuvo trabajando la NASA y que terminó abandonando hacia los 2000. En aquel momento, esta empresa adquirió la patente para poder seguir trabajando en el concepto de módulos hinchables.
Ahora mismo están enfrascados en la creación del módulo BEAM (Bigelow Expandable Activity Module), que será llevado a órbita por el cohete Falcon 9 de SpaceX, en la cápsula Dragon y se acoplará al Nodo 3 de la Estación Espacial Internacional una vez haya llegado a su destino. Una vez hinchado, el módulo tendrá una longitud de 4 metros y un diámetro de 3,2 metros. Pesa 1.360 kilogramos.
Es un prototipo (y no es el primero que fabrican) de un módulo bastante más grande, llamado BA 330 y con una longitud de 13,7 metros y un diámetro de 6,7, que podrá ser utilizado para crear estaciones espaciales individuales. Será más grande que el módulo Destiny de la Estación Espacial Internacional y tendrá capacidad para albergar a hasta seis astronautas. Bigelow, de hecho, está trabajando en una estación compuesta de dos módulos BA 330, a la que llaman Alpha Station, que podría ser puesta en órbita después de este año.
Un objetivo ambicioso
La compañía nunca ha ocultado cuál es su objetivo, y la verdad es que se puede decir que es bastante ambicioso. Bigelow quiere establecer estaciones espaciales privadas que puedan ser utilizadas con diferentes propósitos, desde la investigación al turismo, por parte de diferentes clientes (tanto compañías privadas como países) que tendrán la ventaja de necesitar un presupuesto mucho más reducido para poder llevar a cabo sus actividades. Por eso, podría abrir las puertas de la exploración espacial tripulada a países más pequeños que ahora mismo lo ven fuera de su alcance por no tener la capacidad económica de países mucho más grandes.
El módulo BEAM no será la primera visita al espacio de la compañía. Ya en 2006 y 2007 pusieron en órbita los módulos experimentales Génesis 1 y 2. Ambos son, también, un modelo a escala (la tercera parte de su tamaño) del módulo BA 330. Tienen 4,4 metros de largo y 2,5 de diámetro, es decir, sólo un poco más pequeños que el módulo BEAM. Ya no están en operación (sus operaciones finalizaron en 2009), pero continúan en órbita y está previsto que reentren en la atmósfera de la Tierra hacia 2020 por los efectos del deterioro orbital (algo que ya fue planteado así en el momento de su lanzamiento).
Ya tienen compañeros de negocios
Hay, por el momento (es posible que la lista haya cambiado), siete países que ya han expresado sus intenciones de utilizar las instalaciones en órbita de la compañía: Australia, Singapur, Reino Unido, Países Bajos, Japón, Dubai y los Emiratos Árabes Unidos. No sabemos qué coste tendrá utilizar sus instalaciones, pero en su momento Bigelow mencionó unos 25 millones de euros por astronauta para 30 días de estancia. Para poder llevar a sus clientes a su destino, la empresa recurrirá a las naves de SpaceX (la cápsula Dragon) y las naves de Boeing (la cápsula CST-100), con quienes ya tienen acuerdos de colaboración.
No tienen pensado quedarse solo en la órbita baja de la Tierra. La compañía ha expresado interés en establecer puestos avanzados en la Luna, que se compondrían de módulos BA-330 previamente conectados en el espacio, que serían enviados posteriormente a la superficie lunar. Una vez allí, serían recubiertos de polvo lunar para protegerlos de la radiación, las variaciones extremas de temperatura, y los impactos de micrometeoritos.
No son tan frágiles como podrías pensar
Es posible que estos módulos lunares sirvan para poder establecer bases lunares relativamente rápido (estos módulos ocupan mucho menos espacio que los tradicionales) y, por supuesto, serán muy útiles en futuras expediciones a Marte. Pero claro, al hilo de los micrometeoritos, es posible que te preguntes cómo se puede proteger algo tan frágil de esos impactos que, en el espacio, podrían poner en serio peligro la integridad de las instalaciones y del personal, ¿verdad?
Lo cierto es que los módulos no son tan frágiles como podríamos pensar por ser hinchables. Están hechos, entre otros materiales, de kevlar, que es el mismo material que se utiliza para los chalecos antibalas. Por extraño que pueda parecer, por su composición, estos módulos son más resistentes que los que hay en la Estación Espacial Internacional, que a menudo son descritos como módulos de aluminio de lata (evidentemente no es una descripción literal).
Una vez hinchados, estos módulos hinchables tienen una integridad estructural muy similar a la del cemento, así que son perfectamente resistentes contra los posibles impactos de micrometeoritos y labasura espacial que tanto abunda en la órbita de nuestro planeta. Quién sabe, quizá, en el futuro, este tipo de diseños sean los que nos acompañen en las misiones espaciales para permitirnos comenzar a poner nuestros pies en otros mundos y satélites del Sistema Solar, antes de poder comenzar a extraer el material local para construir todo lo que necesitemos para poder tener asentamientos humanos más allá de nuestro planeta…
Referencias: Space
Leído. Muy interesante, por cierto.
Mola!