¿Cómo sería una civilización marciana? La ciencia ficción ha examinado a lo largo de las décadas las diferentes colonias que podrían surgir en Marte. Poco a poco, nos estamos acercando al momento en que un humano, de verdad, pondrá sus pies en el planeta rojo…

Nota: Esta serie de dos artículos es la traducción (casi literal) de un ensayo, publicado por Nick Nielsen en el popular blog Centauri Dreams.

Las misiones a Marte

Imagen de Marte terraformado, imaginado por SpaceX.
Crédito: SpaceX

Supongamos que una, o varias, misiones a gran escala a Marte tienen lugar en las próximas décadas. Quizá las primeras misiones sean visitas científicas, de semanas o meses de duración, y después Marte quede vacío de nuevo. Incluso si simplemente se trata de unos pocos individuos de visita temporal, el ambiente de camaradería único de esas misiones iniciales a Marte será el primer nexo de una sociedad marciana.

Más allá de la exploración pasajera de una misión científica, la visión de muchos planificadores de misiones en Marte incluye asentamientos. Si esos planes se llevan a cabo, querrá decir que, eventualmente, habrá una gran cantidad de humanos viviendo y trabajando en el planeta rojo. Puede que veamos una amalgama de asentamientos y misiones científicas temporales, conviviendo a lo largo del tiempo. Cada una persiguiendo sus propias fines a su manera. Algunos de esos primeros exploradores puede que decidan volver o permanecer. Sus vidas se verán tocadas y cambiadas irrevocablemente por su encuentro inicial con Marte.

En el caso de una presencia humana permanente, esos números crecerán. Eventualmente, esos pobladores se volverán autosuficientes. Aunque no declaren su independencia de manera formal, a efectos prácticos lo serán. Será una sucesión de circunstancias. Con el paso del tiempo, en algún momento, tendremos que reconocer que existe una civilización marciana. Pero, ¿en qué momento llegaría ese reconocimiento? ¿cuál sería su característica definitoria?

Una perspectiva marciana

Una puesta de Sol en Marte.
Crédito: NASA’s Mars Exploration Rover

En el clásico de ciencia ficción Planeta prohibido (de 1956), hay una impactante escena al principio. En ella, dos personajes charlan sobre el color del cielo. Uno de ellos dice creo que uno podría acostumbrarse y llegar a amarlo. ¿Los pobladores marcianos se acostumbrarán al cielo rojo de Marte y les gustará? Tanto si es así como si no, ese cielo rojo será una parte inseparable de la vida en Marte, tanto como la tierra roja bajo sus pies.

Serán aspectos que colectivamente, junto a otros factores, darán forma a una perspectiva exclusivamente marciana. De ahí surgirá una civilización diferente a la nuestra. Una civilización del planeta rojo. Su perspectiva estará definida por factores comunes con la civilización terrestre (como el hecho de ser humanos) así como factores que no serán compartidos con la civilización terrestre. A saber, la vida bajo un firmamento rojo, ser capaz de ver la Tierra en el cielo nocturno, tener que utilizar un traje de presión en el exterior, etcétera… Aquellas cosas que sean comunes con la vida terrestre pasarán desapercibidas. Sin embargo, las diferencias serán muy prominentes en las mentes de los pobladores marcianos porque será lo que llame la diferencia contra un fondo de similitudes desapercibidas.

Una sociedad diferente

Concepto artístico de un explorador en la superficie de Marte.
Crédito: Alberto Vangelista

El propio Marte, su gravedad, su clima, sus estaciones, la duración de su día y la frialdad del Sol en el cielo… Son solo algunos de los aspectos a los que habrá que adaptarse para poder vivir en Marte. Todo ello contribuirá a definir la vida social de las comunidades que se establezcan allí. Un ser humano que experimente lo que es la vida en el planeta rojo tendrá, en consecuencia, una perspectiva marciana.

El orgullo de estar entre los primeros habitantes de Marte se mezclará, a partes iguales, con la añoranza del hogar. Cada aspecto de la psicología moral humana se encontrará en conflicto entre lo nuevo y lo viejo. De esa dialéctica emergerá una visión única de marte. Esa perspectiva del planeta rojo que impregnará el resto de aspectos de la vida social, desde la introspección más intima a los debates más públicos sobre el tipo de sociedad que los marcianos deberán construir para sí mismos.

A medida que construyan su infraestructura económica, nacerá una superestructura intelectual paralela al entorno construido. Ambas, infraestructura y superestructura, se verán inseparablemente unidas en el proyecto central de la civilización marciana. Al principio, sencillamente, se tratará de desarrollar una presencia humana en Marte que sea autosuficiente. Tras ese objetivo inicial, es imposible saber cuál será el siguiente paso del proyecto central.

Una historia de dos planetas: la civilización terrestre y la civilización marciana

La Tierra y Marte
Crédito: Centauri Dreams

La civilización terrestre ya ha pasado por muchas fases de desarrollo. Se podría plantear que, al menos, algunas de esas civilizaciones ya han alcanzado la madurez. Pero una civilización recién nacida en Marte, aunque heredera de las tradiciones de las civilizaciones terrestres, se enfrentará a un desafío completamente nuevo. La civilización marciana será nueva. Como tal, comenzará su desarrollo social desde el momento de su concepción. No será una civilización madura, apoyada en instituciones establecidas tiempo atrás. En su lugar, será necesario experimentar tanto en la creación de instituciones como en la búsqueda de maneras de vivir en Marte.

Cuando una civilización se origina en una época histórica en particular, esa época histórica se ve expresada en la propia civilización. De esa manera, la civilización de la antigüedad clásica expresaba el mundo de la antigua cuenca del Mediterráneo. La civilización del Islam medieval expresaba el mundo de la Arabia del séptimo siglo. La de la revolución industrial expresaba la Ilustración del norte de Europa. La civilización marciana, que surgiese en el siglo veintiuno, emergería en un contexto radicalmente diferente al de las demás. Por tanto, expresaría un mundo radicalmente diferente al de las civilizaciones del pasado. La civilización marciana, por tanto, podría ser una nueva civilización en más de un sentido. Sería una civilización de novo.

Una civilización de novo

Tablilla babilonia que recoge la observación del cometa Halley hacia el 22-28 de septiembre del año 164 a.C.

Nick Nielsen explica que lleva algún tiempo queriendo hablar sobre la posibilidad de que él llama una civilización de novo. Es decir, civilizaciones recién constituidas, pero que son completamente distintas de aquellas con las que comenzó la civilización en la Tierra. Las primeras civilizaciones del mundo (las de Asia Occidental, Mesoaméricana, Peruviana, China e India) son, como mínimo, civilizaciones de novo. Surgieron como algo completamente nuevo en la historia del planeta. Estas civilizaciones originales podrían ser consideradas fundadoras. Ya que fueron las que dieron paso a la llegada de todas las posteriores.

Como descendientes de estas civilizaciones fundadoras, hubo una cantidad mayor o menos de sucesores. Depende de los principios que adoptemos para separar y contar las diferentes civilizaciones. Ya sea a partir de modificaciones como la difusión de ideas, por medio de la especiación alopátrica y otros mecanismos. Al identificar una civilización de novo como una civilización nueva, diferente a ese grupo de fundadores, Nick Nielsen sugiere que podría nacer una civilización nueva a partir de una base nueva de una civilización ya existente. Sería el caso de la que surgiese en el planeta rojo. Estaría basada en una ya existente, pero se originaría en un entorno y contexto totalmente desconocidos hasta ese momento.

La civilización de Bizancio

Tapicería (de lana y seda con hilos de oro y plata) que muestra la construcción de Constantinopla. Dirigida por Constantino.
Crédito: Trabajo de Filippe Maëcht y Hans Taye (Comans-La Planche tapestry factory, France). Composición de Peter Paul Rubens.

El mejor ejemplo que puede ofrecer el autor es el de Bizancio. El Imperio Bizantino siempre ha sido identificado como una entidad propia; creada entre la fundación de Constantinopla por Constantino I, en el lugar de la antigua ciudad griega de Bizancio, en el año 330; y el reinado de Justiniano durante el siglo seis. Constantino no escatimó en detalles para adornar su nueva capital cristiana. La dotó de arte y esculturas que habían sido saqueadas de ciudades mucho más antiguas. Incluso se importó un proletariado urbano para poblar la nueva ciudad.

Eventualmente, con el griego como lengua y la ortodoxia en su cristiandad, Constantinopla y la distintiva civilización bizantina sobre la que presidía la ciudad, heredaron las tradiciones de la civilización romana. A medida que la ciudad creció en influencia no hubo una ruptura de comercio o comunicación que aislase la región. Cuando el último emperador legal del Imperio Romano de Occidente, Rómulo Augústulo entregó el control de Roma al rey bárbaro Odoacro, la insignia imperial fue enviada a Constantinopla para mantenerla a salvo. Por tanto, Bizancio, todavía en conexión con su civilización fundadora, se convirtió en algo diferente a Roma, aun cuando se identificaba a sí misma como una civilización romana.

Una civilización marciana inevitable

Concepto artístico de una colonia en Marte.
Crédito: NASA/Pat Rawlings

No es descabellado pensar que pasará lo mismo con una civilización marciana. Se convertirá en algo diferente a pesar de que se identificará a sí misma con todos los elementos esenciales de una civilización terrestre. La presión de selección en ambas civilizaciones se encargará de hacer el resto. Llegará un momento en el que ambas civilizaciones serán muy distintas. Sin embargo, habrá comercio, comunicación e incluso conflictos entre la Tierra y Marte. La civilización del planeta rojo emergerá como una civilización de novo. Incluso en la ausencia de una ruptura entre Marte y la Tierra, la transferencia de parte de la civilización terrestre a una población humana en Marte será suficiente para establecer las bases que den lugar a la fundación de una nueva civilización, aunque no fuese lo que se tenía planeado…

La segunda parte de este artículo está disponible aquí.

Fuente: Centauri Dreams