La NASA ha establecido contacto con la sonda Voyager 2 por primera vez desde marzo de 2020, tras el período de reparación, y mejora, que se utiliza para comunicarse con la nave. Es una muestra de lo robustas y duraderas que están siendo las sondas en la misión más larga de la agencia…

El contacto con la sonda Voyager 2 fue perfecto

El 29 de octubre, los operadores de la misión Voyager 2 enviaron una serie de comandos a la sonda, con el objetivo de restablecer el contacto tras más de medio año de silencio. En este tiempo, la nave ha estado viajando sin asistencia de ningún tipo, mientras se llevaban a cabo reparaciones y mejoras en la antena de radio, de 70 metros, que se utiliza para comunicarse con la sonda. Tras recibir los comandos, la nave devolvió una señal de confirmación y llevó a cabo las instrucciones recibidas sin ningún problema, según han explicado.

Este es el complejo de comunicación de Madrid, de la Red del Espacio Profundo. Está en Robledo de Chavela. Crédito: Wikimedia Commons/Malopez 21

La comunicación para restablecer contacto con Voyager 2 fue, en realidad, una prueba del nuevo hardware que se ha instalado en la Estación Espacial Profunda 43, el único lugar capaz de enviar comandos a la nave, que se encuentra en Canberra, Australia. Es parte de la Red de Espacio Profundo de la NASA, un conjunto de antenas de radio, distribuidas por todo el mundo, en Australia, España y Estados Unidos, para comunicarse con las naves que se encuentran más allá de la Luna. Aun así, en este tiempo se ha mantenido el contacto.

Porque los operadores de la misión han seguido recibiendo datos de estado y ciencia de la misión. Simplemente no podían enviar comandos durante las tareas de actualización. Entre las mejoras, se han incorporado dos nuevos transmisores de radio. Uno de ellos, el usado para comunicarse con la sonda, no había sido reemplazado en 47 años. Además, han aprovechado para mejorar el sistema de refrigeración, alimentación y otros sistemas electrónicos necesarios para que los transmisores funcionen a pleno rendimiento.

Todavía no está plenamente operativo

De momento, esta secuencia solo ha sido un paso más antes de que la antena vuelva a entrar en funcionamiento. Tras establecer contacto con Voyager 2, debería volver a entrar en funcionamiento ya en febrero de 2021. Según han explicado, el trabajo ha sido complejo ya que ha afectado a toda la estructura de la antena. Desde el pedestal, a nivel del suelo, hasta los receptores en la parte central, que se extienden por encima del plato. Por el momento, todo va según lo previsto y no debería haber ningún contratiempo en los próximos meses.

La Red de Espacio Profundo, por la ubicación de sus antenas, permite que casi cualquier nave, con una línea de visión con la Tierra, pueda comunicarse con al menos una de ellas en cualquier momento. Voyager 2 es una de esas pocas excepciones. Para poder acercarse a Tritón, el satélite de Neptuno, en 1989, la nave tuvo que volar sobre el polo norte del planeta. Esa trayectoria la envió hacia el sur, respecto al plano de los planetas, y se aleja en esa dirección desde entonces. Ahora, a más de 18 000 millones de kilómetros, solo tiene línea de visión con la antena de Australia.

Está tan al sur que, simplemente, no puede ver las antenas del hemisferio norte. La Estación Espacial Profunda 43 es la única del hemisferio sur que tiene un transmisor lo suficientemente potente, y la frecuencia adecuada, para poder enviar comandos a la nave. Voyager 1, que se mueve más rápido que Voyager 2, tomó un rumbo diferente más allá de Saturno y puede comunicarse con las dos antenas del hemisferio norte. Los comandos se envían en una frecuencia de radio conocida como banda S, y los datos se reciben en la banda X.

Las reparaciones también ayudarán a otras misiones

A pesar de que la Estación Espacial Profunda 43 estaba fuera de servicio, las tres antenas de 34 metros que tiene la instalación de Canberra son capaces de trabajar conjuntamente para recibir las señales que Voyager 2 envía a la Tierra. La sonda está estudiando la región más allá de la heliosfera, la burbuja protectora de partículas y campos magnéticos creada por el Sol, que rodea gran parte del Sistema Solar. La Estación Espacial Profunda 43 entró en funcionamiento en 1972, cinco años antes del lanzamiento de ambas sondas, y solo medía 64 metros en aquel entonces.

Ilustración de la posición de las sondas Voyager en el espacio interestelar, lejos de la heliosfera. Crédito: NASA/JPL-Caltech

Según han explicado, solo hay otras dos antenas similares en el mundo. Por eso, no es conveniente que esté fuera de servicio durante mucho tiempo. La NASA ha decidido que era necesario mejorarlas para seguir en funcionamiento en las misiones actuales y futuras. Además, tendrá el beneficio añadido de ayudar a otras misiones, como el róver Perseverance, que aterrizará en Marte el 18 de febrero de 2021. La red de comunicación también será una pieza clave en las misiones de exploración hacia la Luna y al planeta rojo en los próximos años.

Será una de las muchas piezas importantes en el programa Artemisa, que permitirá a la NASA enviar una misión tripulada a la Luna, de nuevo, en 2024. Además, lo más interesante, es que la sonda Voyager 2 parece seguir en buen estado. Todavía le quedan unos años de funcionamiento, en los que seguirá permitiendo, junto a Voyager 1, conocer cada vez mejor la región del espacio más allá de la influencia del Sol. Todo eso, gracias a que tenemos la capacidad de recibir datos de naves que están a más de 18 000 millones de kilómetros…

Referencias: Phys