Un equipo de investigadores ha descubierto un asteroide, en la órbita de Marte, que podría ser un fragmento de la Luna. Su composición es muy similar a la de nuestro satélite, y podría tratarse del producto de una colisión que sucedió hace miles de millones de años en esta región del Sistema Solar…

La utilidad de los asteroides troyanos

El hallazgo de lo que parece ser un fragmento de la Luna alrededor de Marte no debería resultar sorprendente, aunque desde luego sí muy interesante. El estudio que han publicado los investigadores, además, implica que podríamos encontrar, también, fragmentos de la Tierra, expulsados hace miles de millones de años, en la órbita de otros objetos del Sistema Solar. Todo ha sido posible gracias al estudio de los asteroides troyanos. Objetos que comparten la misma órbita de un planeta, y que generalmente se encuentran en los puntos de Lagrange.

Marte podría tener un fragmento de la Luna en su órbita
Ilustración de Marte y asteroides troyanos en los puntos de Lagrange L4 y L5. Crédito: Armagh Observatory

El ejemplo más claro, sin duda, es el de Júpiter. El planeta más grande del Sistema Solar tiene a su alrededor miles de asteroides, quizá incluso hasta un millón. Más cerca del Sol, se han encontrado apenas un puñado de asteroides troyanos de Marte. Un equipo de investigadores se ha dedicado, precisamente, a estudiar estos últimos en un intento por entender qué nos pueden contar sobre las primeras etapas de los mundos rocosos del Sistema Solar. Además de intentar determinar cómo poder encontrar troyanos en la órbita de nuestro planeta.

Por raro que parezca, es mucho más fácil encontrar asteroides troyanos de Marte que de la Tierra. Porque, si los hay, siempre están relativamente cerca del Sol, desde nuestra perspectiva, haciendo que sea difícil observarlos. Hace una década, se descubrió el troyano 2010 TK7, gracias al telescopio WISE de la NASA. Sin embargo, un estudio posterior reveló que en realidad era simplemente un objeto de visita. Procedía del cinturón de asteroides y no era un vestigio de la época en la que se formó nuestro planeta.

Un fragmento de la Luna en torno a Marte

Un troyano, por tanto, es un tipo de asteroide que sigue al planeta en su órbita, suelen encontrarse 60º por delante y detrás del planeta. En el caso de los troyanos de Marte, los investigadores utilizaron la herramienta X-SHOOTER, instalado en el Telescopio Muy Grande, del Observatorio Austral Europeo en Chile. X-SHOOTER observa la superficie del asteroide y cómo refleja la luz del Sol en diferentes regiones del espectro electromagnético. Después, se compara con otros objetos del Sistema Solar para determinar su composición.

De esa forma, esperaban determinar si era similar a la Tierra, o era un fragmento de carbono rico en agua, típico de regiones más allá de la órbita de Júpiter. Uno de los troyanos observados fue el asteroide 1998 VF31. Su espectro, en una medición inicial, sugería una composición similar a la de las condritas, un tipo de meteorito muy común. Pero la capacidad de observación del Telescopio Muy Grande, muy superior, permitía recoger más datos de lo que se consiguió inicialmente. Así, descubrieron que el espectro no encajaba bien.

No había ningún tipo de meteorito o asteroide que se le pareciese. Así que expandieron su análisis para incluir el espectro de otros tipos de superficies. El que mejor encajó resultó ser el de la Luna. Es posible que, en realidad, se trate de un meteorito común que simplemente haya adquirido características similares a las de nuestro satélite, como producto de miles de millones de años de exposición a la radiación solar. Pero no es menos cierto que su origen, realmente, podría ser nuestro satélite y alguna colisión sufrida en el pasado…

¿Qué valor tiene detectar un posible fragmento de la Luna?

En las primeras épocas del Sistema Solar, el espacio entre los planetas, recién formados, estaba repleto de restos. Las colisiones eran muy comunes. Los asteroides grandes (los planetesimales, precursores de los planetas) chocaban constantemente con la Luna y los planetas rocosos. Por lo que no es descabellado que alguno de esos fragmentos saliese despedido y terminase en la órbita de Marte, cuando el planeta todavía estaba terminando de formarse. Otra posibilidad es que, en realidad, el fragmento procesa del propio planeta rojo.

Esta imagen de la atmósfera de Marte fue tomada por la sonda Viking 1 en junio de 1976. Crédito: NASA/Viking 1

Su espectro, según explican los investigadores, es rico en piroxeno, un mineral que se encuentra en la capa exterior y la corteza de objetos de tamaño planetario. Marte, al igual que la Luna y la Tierra, sufrió muchos impactos en sus primeras etapas. Por lo que podría haberse desprendido de allí. Lo más importante, en realidad, es que, si se trata de un fragmento de la Luna, también puede ser una pista sobre los troyanos de la Tierra, si es que existen. El mismo equipo de investigadores descubrió un mecanismo, que podría ser útil, hace algún tiempo.

La radiación solar puede provocar que los asteroides troyanos de Marte abandonen su órbita. En el caso de la Tierra, ese mecanismo provocaría que se conviertan en asteroides cercanos a nuestro planeta. Por lo que podrían detectarse al determinar que su composición es poco común. Algo que se podría conseguir detectar con los observatorios que entrarán en funcionamiento próximamente, como el Observatorio Vera Rubin. Puede que, en el camino, un objeto alrededor de Marte nos haya dicho como conocer mejor la historia de nuestro hogar…

Estudio

El estudio es A. Christou, G. Borisov, A. Dell’Oro et al.; «Composition and origin of L5 Trojan asteroids of Mars: Insights from spectroscopy». Puede ser consultado en arXiv.

Referencias: Phys