La infancia de la Vía Láctea podría comprenderse mejor gracias al descubrimiento de una galaxia lejana, que parece ser una versión más joven de nuestro hogar en el universo. Es una gran oportunidad para entender mejor cómo fueron sus primeras etapas y cómo llegó a su estado actual…
La infancia de la Vía Láctea vista en la galaxia Bengala…
La galaxia ha sido denominada Bengala por los autores del estudio en el que explican sus hallazgos. Se encuentra en medio de un sistema de cúmulos globulares y galaxias satélite, que parece estar absorbiendo a medida que crece. El descubrimiento ha sido posible gracias al telescopio James Webb. Los primeros datos recogidos por el nuevo observatorio espacial de la NASA han servido para encontrar esta curiosa galaxia. El nombre de la galaxia (Sparkler, en inglés) se debe al hecho de estar rodeada por alrededor de una docena de cúmulos globulares.
Esta lejana galaxia es una ventana al estudio de la historia de la formación de la Vía Láctea. Hay que recordar que los cúmulos globulares son enormes, y densas, agrupaciones de estrellas, formadas por, incluso, millones de astros. En estos momentos, se calcula que la Vía Láctea alberga alrededor de 200 cúmulos de este tipo. La galaxia Bengala está en la dirección de la constelación de Volans (el pez volador), visible en el hemisferio sur celeste. No es un objeto ni mucho menos cercano. Se ha detectado con un desplazamiento al rojo de 1,38.
El desplazamiento al rojo, representado con la letra z, indica cuánto se ha estirado la luz de un objeto, en su viaje hasta nosotros, por efecto de la expansión del universo. Un 1,38 implica que estamos viendo la galaxia tal y como era hace unos 9000 millones de años. Es decir, algo más de 4000 millones de años después del Big Bang. El hallazgo ha tenido una dosis de fortuna, ya que ha sido posible gracias a la ayuda de una lente gravitacional. Un objeto masivo que, a medio camino entre la Tierra y esa galaxia, ha ampliado su imagen.
Un objeto de estudio muy intrigante
Cabe recordar que la lente gravitacional tiene el efecto de ampliar la luz de un objeto más lejano. Esto sucede porque la luz, en su viaje hasta nosotros, se ve ampliada y distorsionada por el objeto intermedio, funcionando como una gran lupa cósmica. Los investigadores han examinado la edad y distribución de metalicidad de una docena de cúmulos globulares que rodean la galaxia. Es decir, han determinado cuál es la proporción de metales (elementos más allá del hidrógeno y el helio) presentes en los cúmulos globulares estudiados.
Han concluido que se parecen a las versiones jóvenes de los cúmulos globulares alrededor de la Vía Láctea. Algunos tienen una edad de formación muy antigua y son ricos en metales. Algo similar a los cúmulos que se ven en el bulbo de nuestra galaxia. Por ello, lo más probable es que sean cúmulos globulares. De ellos, un par parecen tener una edad intermedia y su metalicidad es baja. Estos cúmulos están asociados con una galaxia satélite que está siendo devorada por la galaxia Bengala. Algo que también recuerda a nuestra propia galaxia.
En este caso, Bengala parece estar absorbiendo tanto la galaxia satélite como los cúmulos globulares que posee. Es algo que la Vía Láctea, hace miles de millones de años, debió hacer de una manera similar. Una diferencia importante, sin embargo, es que tiene apenas el 3% de la masa de nuestra galaxia. Con el paso del tiempo (en la escala cósmica) se espera que crezca hasta alcanzar una masa más parecida a la de la Vía Láctea en el presente. Todo esto, además, se deriva de datos que no son tan profundos como los investigadores desearían.
Más observaciones para entender la infancia de la Vía Láctea
Han explicado que necesitarán más tiempo de observación, y en mayor profundidad, para detectar más cúmulos y satélites alrededor de esa galaxia lejana. Aun con todo, explican que parece que se está observando, de primera mano, la construcción de una galaxia a medida que acumula su masa. Lo hace partiendo del estado de una galaxia enana (que son tremendamente abundantes en el cosmos) y un puñado de cúmulos globulares. Así, añaden, es una oportunidad única para estudiar la formación de ambos objetos.
Por un lado, permite estudiar la infancia de la Vía Láctea y comprender mejor cómo llegó a su estado actual. Por otro lado, es una gran oportunidad para estudiar los cúmulos globulares. Todo en un momento en el que el universo tenía la tercera parte de su edad actual. El origen de los cúmulos globulares, como explican los investigadores, es un misterio sin resolver desde hace tiempo. Por lo que, comprensiblemente, están deseando utilizar el telescopio James Webb de nuevo para observar la galaxia Bengala. Es una ventana al pasado muy útil.
Así, podrán ver cómo eran los cúmulos globulares en su infancia. Por último, hay que recordar que no se debe confundir a los cúmulos globulares con los cúmulos abiertos. Estos últimos están compuestos por muchas menos estrellas y solo sobreviven durante un breve período de tiempo. Tras los primeros millones de años de vida, las estrellas que los componen terminan viajando en direcciones independientes. Habrá que prestar mucha atención al estudio de esta galaxia, porque promete dejar muchas pistas interesantes en el futuro.
Estudio
El estudio es D. Forbes, A. Romanowsky; «Reconstructing the genesis of a globular cluster system at a look-back time of 9.1 Gyr with the JWST». Publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters, el 26 de diciembre de 2022. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys