¿Es posible enviar una tripulación a Venus? Últimamente están surgiendo comentarios que plantean que se debería realizar alguna misión tripulada al segundo planeta del Sistema Solar. Sin embargo, por sus condiciones, enviar a seres humanos a explorar el infierno que es Venus, no sería nada fácil…

Las dificultades para enviar una tripulación a Venus

Venus es definido, a menudo, como el hermano malvado de la Tierra. Se formó más cerca del Sol y, desde el principio, ha seguido un camino muy diferente al de nuestro planeta. Está en un efecto invernadero desencadenado. Es decir, el calor queda completamente atrapado. Tiene una densa atmósfera rica en dióxido de carbono, carece de campo magnético y su superficie es tan cálida que puede fundir plomo. En la próxima década, hay misiones planeadas para estudiar cómo y por qué se desarrolló así la evolución de Venus.

La dificultad de enviar una tripulación a Venus
Recreación artística de la superficie de Venus. Crédito: ESA

El planeta tiene un diámetro ligeramente inferior al de la Tierra y su órbita es más cercana al Sol. Por lo que, si alguna vez tuvo agua en su superficie, se debió evaporar poco después de su formación, sirviendo como arranque el efecto invernadero. Las erupciones volcánicas tempranas, y mantenidas a lo largo del tiempo, crearon llanuras de lava y aumentaron el dióxido de carbono en la atmósfera.

Así, se produce el efecto invernadero desencadenado. Provocó que su temperatura pasase de ser ligeramente superior a la de la Tierra a rondar los 475 ºC de la actualidad. El planeta tiene un año más corto que en la Tierra (225 días) pero una rotación mucho más larga (243 días) y además en dirección retrógrada. Es decir, en dirección opuesta a la de la Tierra. Su baja rotación está relacionada con la ausencia de un campo magnético. Algo que provoca una pérdida constante de la atmósfera. Además, esa atmósfera muestra superrotación.

Las curiosidades del infierno de Venus

La superrotación indica, en realidad, que la atmósfera rota más rápido que el propio planeta. Las imágenes de muchas misiones han permitido ver patrones en forma de V en las nubes. Esas nubes están compuestas, además, por gotas de ácido sulfúrico. A pesar de las duras condiciones, algunos científicos han especulado que las nubes de Venus podrían, en algunas altitudes, albergar condiciones habitables. Las mediciones recientes han mostrado la presencia de fosfano, una posible señal de vida, porque en la Tierra es producto de microbios.

Sin embargo, esa detección ha sido puesta en duda con mucha intensidad. Hacen falta más mediciones y experimentos para entender de dónde procede. Todo lo que sabemos de Venus ha sido recogido por las sondas que lo han visitado en las últimas décadas. Entre 1970 y 1982, por ejemplo, las sondas Venera 7 a 14, de la Unión Soviética, fueron capaces de aterrizar en su superficie. Sobrevivieron hasta dos horas, enviando imágenes y datos de vuelta a la Tierra. Esto no ha evitado que queden preguntas pendientes de respuesta.

Cosas como por qué Venus ha evolucionado de una manera tan diferente. Algo útil para entender qué planetas, en torno a otras estrellas, podrían tener vida. La próxima década promete ser interesante para el estudio de Venus. La NASA ha elegido las misiones Veritas y Davinci+, que se lanzarán en 2028 y 2030. La Agencia Espacial Europea ha seleccionado la misión EnVision, que se lanzará a principios de la década de 2030. Son misiones no tripuladas que nos darán más información del entorno de Venus y de su evolución.

Los planes de las misiones no tripuladas

Veritas creará un mapa de la superficie de Venus, para determinar su historia geológica, la composición de sus rocas y la importancia del agua en sus inicios. Davinci+ incluye un orbitador y una pequeña sonda que descenderá por la atmósfera, midiendo su composición. También estudiará la formación y evolución del planeta para determinar si, en algún momento, tuvo un océano. EnVision estudiará la superficie, subsuelo y los gases más escasos en la atmósfera. Usará un radar para crear un mapa de su superficie con la mejor resolución hasta la fecha.

Concepto artístico del aterrizador DAVINCI. Crédito: NASA/GSFC

La India también tiene planeada su propia misión, Shukrayaan-1. Rusia está trabajando en la misión Venera-D. Así que, llegados a este punto, podríamos preguntarnos si es necesario enviar una tripulación a Venus. Curiosamente, la idea no es nueva. Ya se sugirió a finales de la década de los 60. La idea era utilizar una cápsula Apolo para realizar un sobrevuelo tripulado. La idea se descartó con el fin del programa Apolo. Ahora, el programa Artemisa va a realizar un sobrevuelo de la Luna, y se han planteado nuevas ideas.

Se ha comenzado a ver estudios, y alguna que otra conferencia, centrándose en este asunto. La idea sería enviar una tripulación a Venus y regresar a la Tierra. Esto permitiría a los científicos probar las técnicas de viaje en el espacio profundo. Cosas como trabajar con una misión tripulada con un retraso importante en las comunicaciones con la Tierra. Serviría como preparación para realizar misiones más complejas en Marte. Sin embargo, la tripulación no podría aterrizar ni investigar la atmósfera de Venus. Las condiciones son demasiado duras.

¿Qué haría una tripulación en Venus?

Los investigadores que apoyan esta idea plantean que se podría utilizar la gravedad de Venus para modificar el rumbo de la nave hacia Venus. Permitiría ahorrar tiempo y energía en comparación a viajar directamente de la Tierra a Marte. Algo debido a que, en este último caso, haría falta que ambos planetas estén alineados. Así que habría que esperar al momento adecuado para ir y regresar. Por otro lado, una misión tripulada a Marte será muy compleja, por lo que viajar directamente desde la Tierra es deseable, al ser un diseño de misión más simple.

Concepto artístico de la sonda de la misión DAVINCI en la superficie de Venus. Crédito: NASA

Enviar una tripulación a un planeta que pudiese tener vida microbiana tampoco quiere decir que vayamos a encontrarlos. Podríamos, incluso, contaminar la atmósfera antes de encontrar vida. Las sondas no tripuladas son mucho mejores para ese fin. Además, habría que enfrentarse a los problemas por las llamaradas solares y la proximidad al Sol. Con un sobrevuelo, solo se podrían recoger unas pocas horas de datos. Así que sería algo extremadamente caro que no añadiría grandes cosas a los estudios planeados actualmente.

También ha habido estudios más exóticos, planteando enviar aviones tripulados a la atmósfera de Venus. Sin embargo, este tipo de conceptos están todavía muy lejos de poder convertirse en realidad. Por ahora, solo estamos realizando exploración de la órbita baja de la Tierra. El programa Artemisa permitirá expandir esas misiones tripuladas. El gran objetivo, ahora mismo, es conseguir enviar una tripulación a Marte. Por lo que parece que, al menos en los próximos años (y quizá toda la próxima década), Venus tendrá que esperar…

Referencias: The Conversation