Un equipo de científicos de la NASA ha publicado imágenes que combinan el espectro infrarrojo, del telescopio James Webb, con datos del observatorio Chandra, en rayos X. Se han apoyado en algunas de las imágenes más populares de los últimos meses, pero lo interesante está más allá de lo que se ve.

Los rayos X y el espectro infrarrojo ofrecen mucha información

Al margen de lo bonitas que puedan resultar las imágenes (como la que encabeza este artículo), combinar dos partes diferentes del espectro electromagnético resulta muy atractivo. Permite obtener más información sobre el funcionamiento interno de algunos de los fenómenos astrofísicos más complejos que se pueden observar en el universo. Las diferentes longitudes de onda de luz permiten obtener diferente información sobre los mecanismos del cosmos. Cada nuevo telescopio que entra en funcionamiento aporta algo nuevo.

El universo visto en rayos X y espectro infrarrojo

Tanto los telescopios espaciales como los terrestres ofrecen una nueva herramienta para estudiar procesos que, de otra manera, no se podrían detectar. Fijémonos en el telescopio James Webb, por ejemplo. Está centrado en la radiación infrarroja. Es la radiación emitida por objetos cálidos y es excelente a la hora de atravesar nubes de gas sin ser absorbida o dispersada. Esto permite observar el interior de densas nubes de polvo, como las que rodean a las estrellas recién nacidas. Algo que hemos visto en práctica en observaciones como la de los Pilares de la Creación.

En el extremo opuesto nos encontramos con el telescopio Chandra. Su especialidad es la región de rayos X del espectro electromagnético. Los rayos X son el producto de algunos de los fenómenos más energéticos del universo. Es el territorio de supernovas o púlsares. Esta región del espectro electromagnético permite entender, por tanto, cómo funcionan estos procesos de energía elevada. Ambos telescopios, por separado, están siendo fuente de noticias constante. En el caso de Chandra, desde hace ya unos cuantos años (se lanzó en 1999).

Combinando diferentes regiones del espectro electromagnético

En los últimos tiempos, la astronomía está viviendo una etapa muy atractiva. Cada vez es más habitual ver cómo se combina la información de diferentes regiones del espectro electromagnético sobre un mismo objeto o fenómeno. Esto permite obtener una imagen mucho más completa de lo que sería posible con solo uno de esos observatorios por separado. Así, nos encontramos con uno de los casos más recientes. Un grupo de científicos de NASA ha publicado algunas de las primeras imágenes del telescopio James Webb, con los datos de Chandra añadidos.

Todavía no han compartido sus resultados y publicado la investigación, pero es posible elucubrar sobre la información que obtendrán al realizar este proceso en la observación de galaxias. La radiación de rayos X permite entender en qué lugares de la galaxia hay procesos de alta energía en marcha. La radiación infrarroja permite determinar en qué lugares hay objetos cálidos oscurecidos por nubes de polvo. La imagen del párrafo anterior muestra el popular Quinteto de Stephan, que está compuesto por cinco galaxias.

De ellas, cuatro están interactuando entre sí. La quinta es solo miembro del grupo por la posición en la que se encuentra. Está a millones de años-luz del resto de las galaxias. Si nos fijamos en la imagen, veremos que, justo encima de las dos galaxias en el centro, hay una nube colorida. Es una onda de choque que ha sido desvelada gracias a las observaciones del telescopio Chandra. No habría sido observada de ninguna otra manera. Es un ejemplo de la importancia de realizar observaciones en diferentes partes del espectro electromagnético.

El papel de la astronomía multimensajera, más allá de rayos X y el espectro infrarrojo

Esto nos lleva, también, a hablar de la creciente popularidad de las ondas gravitacionales. Desde el descubrimiento de la primera, la astronomía ha ganado un nuevo sentido con el que poder estudiar el universo. Ahora es posible analizar y comprender qué sucede cuando dos agujeros negros chocan. Hasta la llegada de los detectores de ondas gravitacionales, solo se podía teorizar y elucubrar sobre cómo se desarrollan las colisiones de este tipo de objetos. Ahora, hay datos que permiten analizar exactamente cómo se han desarrollado.

Concepto artístico del observatorio de rayos X Chandra. Crédito: NASA/CXC/NGST

En ocasiones, se han detectado, también, ondas gravitacionales producidas por la colisión de estrellas de neutrones. Esto resulta particularmente interesante porque, a diferencia de los agujeros negros, podemos apuntar a esa misma región del firmamento con un telescopio para ver qué se observa. De esta manera, se combina la información ofrecida por el espectro electromagnético y las ondas gravitacionales. Permite entender mucho mejor cómo se desarrolla una colisión de estrellas de neutrones y obtener información que, de otra manera, pasaría desapercibida.

En los próximos años, sin duda alguna, veremos muchos más ejemplos de observaciones astronómicas que combinan datos de diferentes fuentes. Los telescopios recogen una enorme cantidad de información que, posteriormente, puede ser combinada para complementar otras observaciones. La llegada de James Webb ha supuesto una revolución para el estudio del espectro infrarrojo y de los objetos más lejanos en el universo. Eso no debe hacernos olvidar, sin embargo, que hay muchos otros telescopios y detectores en funcionamiento, recogiendo información muy importante…

Referencias: Universe Today