El Sol ha entrado en un nuevo ciclo. Se trata del ciclo solar 25 y es parte de la actividad rutinaria de nuestra estrella. En los próximos años nos acercaremos a un nuevo máximo solar, y desde la NASA se ha querido explicar qué podemos esperar en el futuro y qué impacto tendrá en nuestras vidas…

El ciclo solar 25 es solo uno más en la actividad normal del Sol

El Sol es una estrella que funciona de manera muy regular. Se encuentra en la fase de secuencia principal, fusionando en helio el hidrógeno que acumuló durante su formación. Aunque nuestra estrella es perfectamente estable, está regida por un ciclo de actividad, de 11 años (aproximadamente), en los que su actividad aumenta y disminuye en forma de manchas y llamaradas solares. Es importante entender cómo funciona nuestro astro, y en qué punto de su actividad se encuentra, para determinar qué consecuencias puede tener en nuestro entorno.

El ciclo solar 25 ya ha dado comienzo
Imagen del Sol sin ninguna mancha solar. Crédito: NASA

Por este motivo, la NASA celebró, el martes 15 de septiembre, un panel en el que comentaron sus expectativas y analizaron lo que nos espera en los próximos años. El aumento de actividad solar, ahora que hemos dejado atrás el mínimo, afectará a nuestras vidas. Especialmente a la tecnología que usamos en el planeta, así como a los astronautas que se encuentra en el espacio. Tanto la agencia espacial, como NOAA y otros organismos estadounidenses, trabajan conjuntamente para preparar al país frente a los inconvenientes que puede plantear el clima espacial.

Lo más importante, en este contexto, es cómo puede afectar a cosas como el programa Artemisa. El primer paso, para asegurar que los riesgos son mínimos, es analizar el entorno de la Tierra. Eso permitirá entender cómo reducir la exposición de los astronautas a la radiación del espacio. Cuando la plataforma Lunar Gateway esté en funcionamiento, se llevarán a cabos dos investigaciones. Estarán dedicadas a estudiar la meteorología espacial y analizar la radiación en el entorno de la Luna, para prepararse debidamente.

La importancia de la meteorología espacial

El objetivo es que, idealmente, llegará un momento en el que será posible predecir las condiciones en nuestro entorno. Meteorología espacial, si queremos decirlo así, de la misma forma que la meteorología tradicional nos dice qué tiempo podemos esperar en nuestra localidad al día siguiente. Parte de la preparación necesaria para que todo llegue a buen puerto, es entender cómo funcionan los ciclos solares. Para determinar que ya ha comenzado el ciclo solar 25, el grupo de expertos ha consultado los datos mensuales de manchas solares.

Están disponibles en el World Data Center for the Sunspot Index and Long-Term Solar Observations (que se traduce aproximadamente como Centro mundial de datos para el índice solar y las observaciones solares a largo plazo). Se encuentra en el Observatorio Real de Bruselas, en Bélgica. Su misión es registrar la cantidad de manchas solares en el Sol, y determinar los máximos y mínimos. Más especialmente, en este caso, interesa la pequeña cantidad de manchas solares que indica la transición del final de un ciclo al inicio del siguiente.

Son, según explican los expertos en actividad solar, un preludio de lo que nos espera en el futuro. La única forma de determinar el comportamiento de nuestra estrella, de todos modos, es analizar su comportamiento general a lo largo de un buen puñado de meses, para encontrar el momento de transición. El mínimo solar ya ha pasado. Ahora, se espera que el máximo del ciclo solar 25 se produzca hacia julio de 2025. La previsión, según han explicado, es que debería ser un ciclo solar tan intenso como el que acaba de finalizar.

¿Qué podemos esperar del próximo ciclo solar?

El ciclo solar 24 fue tranquilo. Es decir, su nivel de actividad fue algo inferior a lo habitual. Por lo que el ciclo solar 25 debería ser idéntico. Sin embargo, eso no quiere decir que no haya riesgos. La posibilidad de una gran tormenta solar, como el evento Carrington siempre existe. En el día a día, de todos modos, podemos esperar verlo traducido en tormentas solares que podrían provocar auroras más lejos de las latitudes habituales. Es raro (por poco frecuente) que podamos vivir una gran tormenta solar que afecte a nuestro planeta.

Pero, si fuese así, es necesario poder anticipar cuándo podría suceder. Es algo que con el paso del tiempo se podrá refinar cada vez mejor, gracias al estudio del Sol con misiones como la sonda solar Parker. En 2024, la NOAA (siglas de Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, en inglés) pondrá en órbita el satélite Space Weather Follow-On L-1 con el que se buscarán señales de posibles tormentas solares futuras. A medida que nuestra tecnología sigue creciendo, y nuestra presencia en el espacio, misiones como esa serán cada vez más importantes.

Una tormenta solar suficientemente potente podría dejar fuera de funcionamiento, si no están debidamente protegidos, satélites que sean esenciales en nuestro día a día. Del mismo modo, sin llegar a alcanzar el nivel de intensidad de una tormenta como la del evento Carrington, no debemos olvidar que una tormenta solar puede provocar apagones como el que vivió la región de Quebec en 1989. De ahí la importancia de entender cómo funcionan los ciclos solares. Por un lado, para seguir descubriendo cómo se comporta el Sol. Por otro, para asegurar nuestro bienestar, en la Tierra y en el espacio…

Referencias: Phys