Un nuevo estudio muestra que algunos planetas pueden encoger. El proceso es algo que, seguramente, muchas personas habrán imaginado en algún momento como simple curiosidad. Un gigante gaseoso, en las condiciones adecuadas, puede perder su atmósfera y dejar solo el núcleo rocoso…

Algunos planetas pueden encoger y en muy poco tiempo

Durante mucho tiempo, se ha planteado que algunos planetas, en las condiciones apropiadas, pueden encoger de una forma muy notable. Pasarían de ser planetas gigantes hasta convertirse en supertierras. Es decir, planetas rocosos algo más masivos que la Tierra. Lo más sorprendente es que un nuevo estudio apunta a que el proceso podría suceder en muy poco tiempo, en la escala cósmica, claro está. Apenas 1000 millones de años serían suficientes para que se pase de un planeta gigante a una supertierra. En realidad, sería un planeta devastado…

Algunos planetas pueden encoger y perder su atmósfera
Concepto artístico del exoplaneta rocoso HD 85512 b, una supertierra. Crédito: NASA

El mecanismo es sencillo de entender, pero es necesario tener presente que no todos los planetas gigantes se verán sujetos a él. Los planetas más grandes del Sistema Solar, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, están formados por gases y hielos, respectivamente. Bajo sus capas de hidrógeno, helio, agua, amoniaco… se esconden, seguramente, núcleos rocosos. Esta configuración es estable de forma indefinida, a menos que algo arranque esas capas. Algo que le podría pasar a un planeta demasiado cerca de su estrella.

Así, se ha planteado que un minineptuno (un gigante helado, pero no tan masivo como Neptuno) estuviese cerca de su estrella, y recibiese la suficiente radiación), llegaría un momento en el que terminaría perdiendo su atmósfera. Tras de sí solo quedaría el núcleo rocoso. Encajaría con la descripción de una supertierra, aunque en realidad, podríamos decir que lo que se preservarían serían los restos de un viejo planeta mucho más masivo. En cualquier caso, lo interesante es que se ha podido limitar el tiempo necesario para esa conversión.

Un proceso que parecía difícil de estimar

No se sabía, hasta ahora, si ese proceso podría ser más lento o rápido. Era posible que, simplemente, el universo no fuese lo suficientemente viejo para que un planeta, en las condiciones apropiadas, hubiese pasado de minineptuno a supertierra. El hallazgo de que solo hacen falta unos 1000 millones de años cambia el planteamiento y lo hace muy intrigante. Todo esto ha sido posible gracias a la combinación de dos observaciones diferentes. Por un lado, la observación del telescopio Kepler, que descubrió miles de exoplanetas.

Entre ellos, naturalmente, había un buen puñado de supertierras y minineptunos. En el segundo caso, la misión Gaia, que está creando un mapa tridimensional de la Vía Láctea, ha analizado muchas de esas estrellas, permitiendo obtener datos muy precisos de sus propiedades. Algo que, a su vez, ha permitido determinar sus edades. Los investigadores explican en su estudio que han observado una proporción llamativa. Se han fijado en estrellas con planetas grandes cerca (en una región donde se recibe 150 veces la energía que recibe la Tierra del Sol).

De esas estrellas, las más antiguas suelen tener mundos más pequeños. Las más jóvenes es más probable que tengan un minineptuno más grande. Las más viejas, por otro lado, es más probable que tengan una supertierra más pequeña. El hallazgo resulta interesante porque constata algo que ya se sospechaba. En condiciones apropiadas, los planetas también evolucionan, por decirlo así. Los planetas gigantes, que estén lo suficientemente cerca de su estrella, se transformarán tarde o temprano, en función de su masa y condiciones.

Solo algunos planetas gigantes se verían afectados

Hay que tener presente, de todos modos, que lo importante aquí es tener claro que no todos los planetas gigantes pasarán por esa transición. Hay mundos que, a lo largo de su historia, nunca llegarán a estar lo suficientemente cerca de su estrella como para que cambien. Pero sí permite sospechar que, por ejemplo, que algunos júpiteres calientes que estén muy cerca de sus estrellas, tarde o temprano, perderán su atmósfera hasta convertirse en planetas rocosos. En cualquier caso, no estarían en la zona habitable, ya que esta se encuentra más lejos.

Concepto artístico de un Júpiter caliente. Crédito: ESA/C. Carreau

Por lo que, en el fondo, es especialmente importante para entender cómo evolucionan los planetas. No afecta de una forma significativa a la búsqueda de vida. Y, de todos modos, no es el único mecanismo que puede provocar cambios en los planetas alrededor de una estrella. No en vano, en la recta final de la vida del Sol, Mercurio y Venus serán destruidos durante la expansión de la estrella en fase de gigante roja. Es posible que la Tierra también, aunque podría llegar a sobrevivir por muy poco (y se convertiría en el planeta más cercano al Sol).

Del mismo modo, en la fase de enana blanca, los planetas que han sobrevivido a la fase de gigante roja pueden terminar siendo destruidos por la gravedad del cadáver estelar, en función de dónde se encuentren. Las supernovas, por otro lado, son también capaces de desencadenar un gran nivel de destrucción en sus sistemas planetarios. Sea como fuere, es interesante confirmar que sí, que un planeta gigante puede perder su atmósfera por completo. Y, por otro lado, que el proceso puede suceder mucho más rápido de lo que se pensaba…

Referencias: Universe Today