A pesar de ser una imagen muy popular, Venus nunca tuvo océanos. Al menos, eso es lo que plantea un nuevo modelo climático que se apoya en diferentes misiones. Es algo que permitirá seguir profundizando en cómo pudo ser el pasado de un planeta que quizá no fue tan parecido a la Tierra como se creía…

Venus nunca tuvo océanos… ¿o sí?

Gracias a los indicios de misiones como la sonda Magallanes, de NASA, la historia de Venus ha parecido estar bastante clara. Probablemente, hace unos 500 millones de años, se produjo un evento catastrófico que transformó toda su superficie. Ese fenómeno sería el que provocó que Venus sea un infierno hoy en día. A fin de cuentas, hay que recordar que tiene una atmósfera 92 veces más densa que la de la Tierra, está compuesta predominantemente por dióxido de carbono y tiene una temperatura tan alta como para derretir plomo.

Venus nunca tuvo océanos según un nuevo estudio
Venus, en color real, fotografiado por la sonda Mariner 10. Crédito: NASA

Pero ¿qué aspecto tenía Venus antes de ese fenómeno? Más concretamente, ¿había océanos o no? Es algo que se ha debatido durante mucho tiempo. La opinión mayoritaria es que la superficie del planeta estuvo cubierta por grandes cantidades de agua. Pero un nuevo estudio ha puesto esto en entredicho. Un equipo de investigadores francés ha desarrollado un escenario alternativo para explicar cómo Venus evolucionó hasta convertirse en lo que es hoy en día. Durante más de un siglo, la imagen de Venus ha cambiado notablemente.

Al principio, se creía que sus densas nubes, que ocultan la superficie, eran nubes de lluvia. Algo que hacía pensar que Venus podría estar cubierto de océanos. Sin embargo, en la década de los 60, gracias a diferentes misiones de la Unión Soviética y Estados Unidos, se comprendió que era un mundo muy diferente a lo creído. Es un lugar infernal con una temperatura elevadísima. Según los modelos de formación planetaria, Venus se originó en el disco protoplanetario, que orbitaba al Sol, hace unos 4500 millones de años…

La evolución del agua en Venus

Al igual que el resto de planetas rocosos (Mercurio, la Tierra y Marte), el proceso de acreción provocó que Venus quedase cubierto en magma durante gran parte de sus inicios. Con el paso del tiempo, la superficie se enfrió y solidificó hasta que el agua se pudo condensar en la atmósfera. Algo que permitió que pudiesen producirse lluvias. Este proceso permitió la formación de océanos, tanto en la Tierra como en Marte. De hecho, se cree que fue un mecanismo indispensable para que apareciese la vida en nuestro planeta hace unos 3700 millones de años.

Recreación artística de la superficie de Venus. Crédito: ESA

Marte no logró conservar ese agua, pero sí hay multitud de pistas de que una vez fluyó por su superficie. Se puede ver en forma de canales, depósitos de sedimentos y arcillas. Aunque Venus es muy diferente, también cabía la posibilidad de que, en el pasado, tuviese agua. Con esta intención, diferentes misiones, en los últimos años, han analizado su atmósfera. Como explican los investigadores, se han planteado dos escenarios principales. En el primero, Venus tenía océanos en la superficie, y ese fenómeno, hace 500 millones de años, los evaporó por completo.

En el otro, que se ve muy apoyado por los resultados de este estudio, los océanos nunca llegaron a estar presente en estado líquido. Solo eran vapor y, con el paso del tiempo, escaparon de la atmósfera con el paso del tiempo. Al crear un modelo del clima, en la antigüedad, de los planetas rocosos del Sistema Solar, los científicos tienen en cuenta un factor importante. Cómo interactuaban aquellas viejas atmósferas con la radiación del Sol. Hace unos 3700 millones de años, el Sol era un 30% más tenue que ahora.

El papel de la temperatura

Eso permitió que las atmósferas de Marte y la Tierra se enfriasen lo suficiente para permitir la formación de océanos en la superficie. Teniendo todo esto en mente, los investigadores simularon los climas de la Tierra y Venus en las primeras etapas de su evolución. Es decir, hace más de 4000 millones de años, cuando sus superficies todavía estaban fundidas. Para ello, crearon modelos avanzados de atmósferas en 3D. Es similar a los que se usan en la Tierra para simular su clima actual y cómo evolucionará en el futuro.

Después, estudiaron cómo evolucionaron la Tierra y Venus y si los océanos podrían formarse durante ese proceso. Así, vieron que las temperaturas en Venus no habrían sido lo suficientemente bajas como para que el vapor de agua se condensase. No hubiera sucedido antes del fenómeno catastrófico que modificó toda su superficie. Esa bajada de temperaturas solo habría sido posible si la superficie hubiese estado protegida por una gran cobertura de nubes. Según explican, las nubes fueron un factor importante para evitar la formación de océanos en Venus.

Las nubes, explican, se formaron principalmente en el hemisferio nocturno del planeta. La ausencia de nubes en el hemisferio iluminado reduce su albedo (es decir, aumenta la cantidad de radiación absorbida por el planeta). La presencia de nubes de gran altura, en el hemisferio nocturno, aumentaron el efecto invernadero notablemente. Los dos efectos combinados produjeron un calentamiento muy intento de la joven atmósfera de Venus. Fue esto lo que provocó que no se pudiesen formar los océanos. Pero este estudio va contra lo visto en otros recientes…

¿Por qué este estudio plantea que Venus nunca tuvo océanos?

En estudios recientes, uno de 2014, y otro de 2019, se mostraba que las nubes. En ambos se mostraba que las nubes se formarían principalmente en el hemisferio iluminado. Algo que produciría una bajada y estabilización de temperaturas, hasta el punto de permitir que el agua se condensase para permitir la lluvia. Sin embargo, el modelo climático utilizado en este estudio indica que las nubes deberían haberse formado en el hemisferio nocturno. Allí no serían capaces de proteger la superficie. Ese cambio tiene consecuencias dramáticas.

Concepto artístico del aterrizador DAVINCI. Crédito: NASA/GSFC

Según este modelo climático, la cobertura de nubes en Venus habría ayudado a mantener una temperatura alta en la superficie, al causar un efecto invernadero que atrapó el calor en la densa atmósfera del planeta. Esa temperatura habría impedido la caída de lluvia y, por tanto, que los océanos nunca hubiesen llegado a formarse en el hemisferio iluminado. Los resultados suponen un desafío a la idea que siempre se ha tenido de que Venus fue, durante mucho tiempo, un planeta similar a la Tierra. Quizá, se llegó a plantear, pudo albergar vida.

La parte positiva es que, en el futuro, se han planteado diferentes misiones que seguirán explorando la atmósfera y la superficie de Venus. Se trata de misiones como EnVision, de la Agencia Espacial Europea, VERITAS y DAVINCI+ por parte de la NASA y la misión Venera-D por parte de Roscosmos, la agencia espacial rusa. Estas misiones se lanzarán entre 2026 y principios de la década de 2030. Seguirán profundizando en el estudio de Venus y, si todo sale según lo esperado, se podrá comprender mejor si, realmente, alguna vez llegó a haber agua…

Estudio

El estudio es M. Turbet, E. Bolmont, G. Chaverot et al.; «Day–night cloud asymmetry prevents early oceans on Venus but not on Earth». Publicado en la revista Nature el 13 de octubre de 2021. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Universe Today