Un impactador oscuro perforó nuestra galaxia hace millones de años. Lo más llamativo de toda esta historia, es que en realidad no está completamente claro qué es exactamente ese impactador. Puede que se trate de materia oscura…
El desconcertante impactador oscuro
Por extraño que pueda parecer, no está claro qué es ese impactador oscuro que ha creado un agujero en la Vía Láctea. Pero una hipótesis es que podría no estar compuesto de materia ordinaria. Aunque no se ha detectado nada con ayuda de nuestros telescopios, parece estar ahí fuera. Según Ana Bonaca, la investigadora que ha descubierto las huellas del impactador, parece ser una densa acumulación de algo. Sus evidencias fueron presentadas el 15 de abril en una conferencia en Denver. Pero, ¿en qué consisten exactamente?
GD-1 es una de las corrientes estelares más grandes de nuestra galaxia. Una corriente estar es una línea de estrellas que se mueve a lo largo de una galaxia. Generalmente, son el resultado de pequeñas agrupaciones de astros que han chocado con la galaxia. En este caso, específicamente, GD-1 parece ser los restos de un cúmulo globular que chocó con nuestra galaxia hace mucho tiempo. Esta corriente es la que ha permitido a Bonaca comprender que hay un impactador oscuro en algún lugar de la galaxia. Porque el aspecto de GD-1 no es normal…
En condiciones normales, la corriente debería ser una única línea, estirada por la gravedad de nuestra galaxia. En esa corriente, debería haber un hueco, en el lugar en el que estaba el cúmulo globular originalmente, antes de que las estrellas se dispersasen en dos direcciones. Pero GD-1 tiene otro hueco, que además presenta un borde irregular. Como si algo, hace no mucho tiempo, lo hubiese atravesado y hubiese arrastrado algunas estrellas consigo tras su paso. Ese algo, el impactador oscuro, tendría una enorme gravedad.
Sin pistas a la vista
Lo más desconcertante es que, según la propia Bonaca, no hay ningún objeto luminoso que parezca encajar. Es mucho más masivo que el Sol, por poner un ejemplo. Aproximadamente, la investigadora calcula que debería tener una masa de un millón de veces la de nuestra estrella. Por tanto, no podría ser una estrella, ya que nunca son tan masivas. En todo caso, sería un agujero negro supermasivo, como el que podríamos encontrar en el centro de la Vía Láctea. Pero ese escenario tampoco resulta demasiado convincente…
No es que sea imposible que haya otro agujero negro supermasivo. Pero, de una forma u otra, a estas alturas tendríamos serias sospechas de su presencia. Bien por la radiación de un disco de acreción a su alrededor, o por algún otro mecanismo. Además, la mayoría de galaxias grandes parece que solo tiene un agujero negro supermasivo en su centro. Cabe suponer que la Vía Láctea no es una excepción a esta regla. Esto solo nos deja con una posibilidad sobre la mesa.
Podría tratarse de una gran agrupación de materia oscura. Aunque, como dice la propia investigadora, no quiere decir que el objeto esté realmente hecho de materia oscura. Puede que sea algún objeto luminoso que está en otra parte de la galaxia. Aunque esa idea se antoja complicada si tenemos en cuenta que debería tener un diámetro de entre 30 y 65 años-luz. Es decir, aproximadamente el tamaño de un cúmulo globular. Sin embargo, la posibilidad de que sea un objeto luminoso no es descartable, porque faltan muchos datos en este asunto…
El misterio del impactador oscuro
A fin de cuentas, los investigadores no saben a qué velocidad se movía. Puede que viajase muy rápido y que, por tanto, no tuviese tanta masa como cabría esperar, o moverse más lentamente y tener mucha más masa de lo esperado. Sin la respuesta a esa pregunta, es difícil poder saber exactmente cuál de las dos opciones es la correcta. También cabe la posibilidad de que realmente estemos ante un objeto hecho de materia oscura. Sería un hecho fascinante. A fin de cuentas, todavía no está claro qué es la materia oscura y todo hallazgo es positivo.
Su presencia, como seguramente sepas, solo se deduce de forma indirecta. Si nos ceñimos únicamente a la masa visible, encontramos que el universo no debería ser como lo conocemos. Las galaxias, por poner un ejemplo, no tendrían la masa suficiente para mantenerse unidas por su propia gravedad. Tiene que haber algo más, la materia oscura, que aporta gravedad extra y permite que se mantengan unidas. En ese sentido, no hay dudas. Un asunto completamente diferente es cuál es la composición de esa materia oscura. Sigue siendo un gran enigma.
Los intentos de detectarla, por ahora, no han dado resultados. Así que este estudio es interesante porque podría ofrecer más información para intentar comprender qué es lo que compone la materia oscura. Eso, claro está, suponiendo que la hipótesis de Bocana sea correcta. Si realmente estamos ante una evidencia de que la materia oscura es real, también podemos deducir alguna de sus propiedades. Porque, como predicen muchas hipótesis, sería grumosa. Es decir, estaría concentrada en regiones irregulares a lo largo de las galaxias.
Un descubrimiento que necesita tiempo
Si la hipótesis es correcta, por tanto, la materia oscura estaría distribuida de una manera similar a la de la materia ordinaria, que vemos concentrada en estrellas o nebulosas. Pero hay otras propuestas. Algunas incluso plantean que la materia oscura no existe. En su lugar, plantean que la materia funciona de una manera diferente a lo que creemos. Sea como fuere, este estudio está de momento en una fase muy preliminar. Todavía no ha pasado la revisión de pares. Por lo que, por ahora, es recomendable esperar a ver cómo se desarrolla.
Para poder realizar esta observación, la investigadora se ha apoyado en la misión Gaia. Es una misión de la Agencia Espacial Europea que tiene como objetivo analizar miles de millones de estrellas de nuestra galaxia, y sus movimientos en el firmamento. Es el mejor catálogo para las estrellas que parecen formar parte de la corriente estelar GD-1. Con ayuda del MMT (por las siglas en inglés de Multi Mirror Telescope), estudió que estrellas se movían hacia la Tierra y cuáles se alejan. De esta manera, podía determinar cuáles forman parte de GD-1.
Así se ha obtenido la imagen más precisa de GD-1, mostrando ese segundo hueco, su entorno y una región que no había sido vista anteriormente en esta corriente estela. Pero, por ahora, no hay más información sobre ese posible impactador oscuro. El objetivo de Bonaca es continuar realizando observaciones en otros lugares de la galaxia, esperando encontrar señales de algún otro impactador oscuro. Con el tiempo, puede que sea capaz de crear un mapa de la distribución de la materia oscura en la Vía Láctea. Pero por ahora solo es el comienzo…
Referencias: Space
Leído, tío!