Puede que uno de los mejores lugares para buscar vida, en la Vía Láctea, sea en planetas en torno a enanas blancas. Los cadáveres de estrellas, con masas similares a la del Sol, que podrían ofrecer condiciones estables durante mucho tiempo. Un grupo de investigadores cree que pueden ser muy interesantes…

La presencia de vida en exoplanetas en torno a enanas blancas

Un grupo de investigadores ha publicado un estudio en el que analizan la posibilidad de que la vida pueda surgir en los exoplanetas que orbiten alrededor de enanas blancas. Creen que podría ser la mejor oportunidad para encontrar vida. Sin embargo, habrá que esperar a la llegada de los telescopios de próxima generación, como el telescopio James Webb, para comprobar si esas sospechas resultan ser ciertas. No es la primera vez que se piensa en estos cadáveres estelares como lugares en los que poder encontrar vida.

¿Podría surgir la vida en torno a enanas blancas?
En este concepto artístico, un pequeño objeto rocoso es destruido mientras orbita alrededor de una enana blanca. Se desintegrará poco a poco, dejando tras de sí un rastro de material que terminará precipitándose sobre la estrella. Crédito: CfA/Mark A. Garlick

No dejan de ser intrigantes, especialmente, según explican los investigadores, para buscar planetas similares a la Tierra. Una enana blanca ya no realiza fusión de elementos, pero sigue brillando en una escala de tiempo gigantesca. Son estables durante miles de millones de años y se enfrían de una manera muy lenta. De hecho, ninguna enana blanca se ha enfriado tanto como para convertirse en una enana negra (es decir, para dejar de emitir calor). Literalmente, el universo no es lo suficientemente viejo como para que eso haya sucedido.

Por tanto, la vida tendría un entorno estable, durante miles de millones de años, en el que podría evolucionar sin tener que preocuparse de la actividad de su estrella. Ni llamaradas estelares ni nada similar… Esto no quiere decir, sin embargo, que sean objetos ideales. Por un lado, las enanas blancas son pequeñas, con tamaños comparables al de nuestro planeta. Esto es una ventaja desde el punto de vista de los telescopios. Al ser tan pequeñas, es fácil estudiar los planetas que pueda tener a su alrededor. Pero… detectar esos planetas puede ser complicado.

El estudio de mundos en torno a estrellas moribundas

Los investigadores han investigado cómo podrían utilizarse los telescopios, tanto espaciales como terrestres, para buscar vida en torno a enanas blancas. Se han centrado en el análisis espectral de esos mundos rocosos, y en qué podrían buscar los telescopios que se lanzarán próximamente. En el caso de las estrellas similares al Sol, el método de tránsito es el más provechoso. Se analiza su brillo en busca de caídas, provocadas por el paso de un objeto entre la estrella y nosotros. Algo que podría deberse a la presencia de un planeta.

En el caso de las enanas blancas, no es tan simple. Al ser muy pequeñas, es difícil poder observar el tránsito de un planeta. Es menos probable, de hecho, que un planeta pase entre esa estrella tan pequeña y nuestro planeta. Pero, aun así, es posible detectarlos de otras maneras, como se ha observado en los últimos años. En 2015, un grupo de investigadores descubrió un planetesimal desintegrándose en torno a una enana blanca. Unos años después, en 2019, se presentaron evidencias de posibles planetas orbitando alrededor de una enana blanca.

En otro estudio de 2019, se calculaba que hay 1, de cada 10 000, planetas gigantes que podrían ser detectados a través de la espectroscopia (es decir, analizando la luz procedente de la estrella), en órbitas cercanas a las enanas blancas. Pero la detección de estos mundos es muy complicada. En diciembre de 2019, un grupo de investigadores descubrió un planeta similar a Neptuno orbitando una enana blanca. Sin embargo, se trata de un planeta que estaba siendo lentamente destruido por el cadáver estelar. Es decir, no es excesivamente útil (en este caso).

Debería haber más descubrimientos en el futuro

Parece lógico suponer, en cualquier caso, que tarde o temprano se descubrirán mundos similares a la Tierra en torno a enanas blancas. Cuando llegue ese momento, se querrá descubrir si poseen una atmósfera y, quizá, incluso si pudiese haber señales de vida. Es ahí donde este estudio podría resultar muy interesante. El primer paso, sea como fuere, es detectar esos planetas y que estén en la zona habitable de la enana blanca. Tras detectar algo así, habrá que analizarlo para poder ver si tiene una atmósfera y cuál es su composición.

La Tierra brillante y carbonizada del futuro lejano, con el Sol ya bien entrado en su fase de gigante roja. Crédito: Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0.

Los investigadores esperan que, una vez suceda eso, en esas observaciones se pueda recurrir a su estudio para determinar si podría haber algún tipo de vida en torno a enanas blancas. También hay que recordar que no todas las enanas blancas son iguales. Con el paso del tiempo se enfrían y, lógicamente, no se formaron todas a la vez. Por ello, los investigadores han tenido en cuenta sus características en torno a tres temperaturas diferentes, centrándose en las franjas de 6000, 5000 y 4000 K, para analizar la evolución de los exoplanetas a medida que se enfrían las enanas blancas.

En el estudio, la atención se centra en las señales creadas por la presencia de metano, óxido nitroso y ozono. Detectarlos no es sencillo y podría haber falsos positivos. Sin embargo, los investigadores entienden que su estudio permite expandir las bases de datos para encontrar señales de posible vida en estos exoplanetas. Todo esto muy interesante, pero hay una pregunta de fondo que es difícil ignorar… ¿Es realmente posible que la vida pueda aparecer en torno a enanas blancas? No hay que olvidar que son cadáveres estelares…

¿Puede aparecer la vida en torno a enanas blancas?

Es necesario tener en cuenta que una enana blanca es un cadáver estelar. Dicho de otra manera, es el resultado de la muerte de una estrella, tras un proceso bastante violento. Basta echar un vistazo a la evolución futura del Sol y del Sistema Solar. Antes de convertirse en enana blanca, la estrella pasa por la fase de gigante roja. En ella, pierde mucha masa y se expande enormemente. En el caso del Sol, eso provocará que destruya a Mercurio, Venus y quizá también la Tierra. No está claro que la vida pueda sobrevivir a un proceso así (aunque se ha planteado).

Concepto artístico de restos planetarios alrededor de la enana blanca SDSS J122859.93+104032.9. Crédito: University of Warwick/Mark Garlick

Es posible que un planeta pueda sobrevivir a la muerte de su estrella. Lo que no va a suceder, se mire por donde se mire, es que ese planeta se mantenga en la zona habitable durante toda la historia de su sistema planetario. Habría que considerar dos posibilidades diferentes. Por un lado, que la vida, simplemente, sea capaz de sobrevivir entre fases, algo que solo se antoja posible para civilizaciones avanzadas. Por otro lado, que la vida pueda volver a resurgir, cuando ya se haya entrado en la fase de enana blanca, en los mundos supervivientes.

La idea no es completamente descabellada, porque, ya en la fase de enana blanca, estos objetos se vuelven muy estables. Las condiciones en los planetas a su alrededor no variarán. La duda, sin embargo, es si un planeta, que no era habitable anteriormente, podría desarrollar esas características en la fase de enana blanca. Sea como fuere, el estudio sirve para recordar que hay muchas posibilidades que considerar. La búsqueda de vida no tiene por qué restringirse a estrellas en su secuencia principal. A fin de cuenta, ¿quién sabe dónde podríamos encontrarla?

Estudio

El estudio es T. Kozakis, Z. Lin y L. Kaltenegger; «High-resolution Spectra and Biosignatures of Earth-like Planets Transiting White Dwarfs». Publicado el 30 de abril en la revista The Astrophysical Journal Letters. Puede ser consultado en la plataforma arXiv.

Referencias: Universe Today