Un grupo de investigadores sugiere, en un nuevo estudio, que Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre. Desde su descubrimiento, a finales de 2017, este objeto ha dado mucho que hablar. Pero, ¿es realmente posible que estemos ante una nave alienígena?
Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre… pero no falta el sensacionalismo
A decir verdad, no falta el toque toque sensacionalista en el enfoque que se ha dado a la noticia en muchos medios. Parecería, si se leen los artículos de según qué páginas (en todos los idiomas, no solo en castellano) que el principal foco de los investigadores es la idea de que Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre. En realidad, no es así. Esa consideración no aparece hasta el final del estudio.
Pero vayamos por partes para entender cómo hemos terminado aquí. ¿Cuál es el razonamiento de los astrónomos para plantear que Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre? En resumidas cuentas, Oumuamua fue detectado al acercarse al Sol a finales de 2017. Su trayectoria y su velocidad indicaban que su origen era, con toda probabilidad, otra estrella. Pero ya en aquel momento se llegó a jugar con la idea de si podría ser una nave extraterrestre.
Lo cierto es que iniciativas como Breakthrough Listen, que están dedicadas a buscar señales de vida extraterrestre en torno a otras estrellas, examinaron Oumuamua en busca de posibles indicios. No se detectó nada. Oumuamua era una roca más. Muy interesante, por ser el primer objeto interestelar detectado, pero solo una roca más. Aun así, desde su hallazgo ha habido varias incógnitas en el aire, que ahora se han vuelto aun más complejas.
El comportamiento de Oumuamua es poco común
Cuando Oumuamua fue descubierto, ya estaba abandonando el Sistema Solar. Ya había pasado muy cerca del Sol y ahora se encuentra en una trayectoria que lo llevará a otras estrellas. A medida que se aleja, cabría esperar que su velocidad disminuyese. Sin embargo, se ha detectado una pequeña aceleración. En global, Oumuamua sigue frenando su velocidad, pero lo hace más lentamente de lo que cabría esperar.
¿Cómo es posible? Hay una explicación posible y que no es nueva. Hay un tipo de objetos que experimenta ese tipo de aceleración muy a menudo y que nos son completamente familiares: los cometas. En su caso, la evaporación del material del cometa es lo que provoca que acelere en su recorrido. Las observaciones de Oumamua no indican que se trate de un cometa activo. Es decir, esa aceleración no podría deberse a la evaporación de material.
¿Qué posibilidad nos queda? Quizá sea un objeto extremadamente fino. Uno que, además, podría sobrevivir al viaje interestelar y recorrer distancias de miles de años-luz. Bajo esta premisa, Abraham Loeb y Shmuel Bialy han publicado un estudio en el que hacen diferentes consideraciones. Entre ellas, la posibilidad de que Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre. Desde su descubrimiento, sabemos que Oumuamua muestra una variación de brillo muy pronunciada…
Entendiendo lo que sabemos de Oumuamua
Esa variación sugiere que podría tener una proporción de 5:1. Es decir, ser 5 veces más largo que ancho. Esa proporción indica que sería un objeto muy elongado. Muy alargado y muy achatado. No encaja con la forma de los asteroides y cometas observados en el Sistema Solar. También hay que tener en cuenta que, originalmente, se sugirió que podría medir 230 x 35 metros. Mucho más grande que lo que se sugiere ahora.
La posibilidad de que la aceleración de Oumuamua se deba a la evaporación de material (como si fuese un cometa) no encaja con lo observado. Su giro y velocidad serían diferentes. Además, cabe preguntarse, ¿por qué no mostró ese comportamiento cuando estaba más cerca del Sol? Debería haberlo hecho. Hay otra posible explicación natural. La presión ejercida por los fotones del Sol, algo que conocemos como presión de radiación. Pero para que sea efectiva, debería ser un objeto muy fino.
Según los cálculos de Loeb y Bialy, debería tener un espesor entre 0,3 y 0,9 mm. Algo que difiere considerablemente del tamaño sugerido inicialmente. Aunque hay que recordar que Oumuamua nunca fue observado en detalle. Estaba lo suficientemente lejos para verlo ya solo como un punto de luz. Se hicieron cálculos en función de algunos parámetros habituales. Por ejemplo, se calculó que solo refleja el 10% de la luz que recibe. Si resultase reflejar más luz, podría ser mucho más pequeño.
No conocemos muchas cosas de Oumuamua
Hay muchas cosas de Oumuamua que no sabemos y que, simplemente, se dedujeron con los datos disponibles. La información es más bien limitada en ese sentido. Por eso, la sugerencia de que podría tener un espesor de tan solo 0,3 a 0,9 milímetros no es descabellada. Basta cambiar algunos factores para obtener un objeto muy diferente al que se había sugerido inicialmente, porque hay demasiadas incertidumbres.
Los astrónomos han usado un punto de partida diferente pero que también es válido. Si lo que ha provocado que Oumuamua acelere su velocidad no es la evaporación de material (como sucedería en un cometa) solo queda la presión de la radiación. Para que la presión de la radiación sea efectiva, hace falta que la distribución entre la masa del objeto, y el espacio que ocupa, sea inferior a una cantidad muy pequeña. A partir de este razonamiento, obtienen que el espesor tendría que estar en 0,3 a 0,9 mm.
Esto nos lleva a una pregunta importante. ¿Podría un objeto tan fino sobrevivir al viaje a través del medio interestelar? A pesar de que estaríamos ante un objeto extremadamente fino, los cálculos de Loeb y Bialy muestran que sí, sería posible realizar un viaje interestelar sin que ese objeto pierda una parte importante de su masa. Podría recorrer una buena parte de la galaxia. Esto, a su vez, también permite refinar el tamaño del objeto.
La travesía de Oumuamua a través del medio interestelar
Todo esto es importante para entender por qué se sugiere que Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre. En el medio interestelar hay gas y polvo. Las colisiones (aunque muy poco frecuentes) podrían frenarlo. Sin embargo, Loeb y Bialy calculan que el objeto recorrería 32 000 años-luz antes de que esa ralentización fuese perceptible. Para ponerlo en perspectiva, el Sistema Solar está, aproximadamente, a 25 000 años-luz del centro de la Vía Láctea.
Generalmente, las colisiones con los pequeños granos del medio interestelar, a velocidades muy altas, provocarán que se formen cráteres por el fundido y evaporación del material del objeto. Pero la frecuencia de los impactos es muy baja. Por lo que habría tiempo más que suficiente para permitir que ese material fundido se vuelva a solidificar antes de que suceda la próxima colisión. Es decir, los impactos en el medio interestelar solo deformarían a Oumuamua, pero no provocarían que pierda masa.
En el estudio hay diferentes cálculos sobre qué impacto tendría en el movimiento de Oumuamua las colisiones con partículas. También han tenido en cuenta, incluso, las colisiones con rayos cósmicos, concluyendo que no le afectarían especialmente. Otro factor a tener en cuenta es el estrés que tendría que soportar el material del objeto, ejercido por su propio movimiento y por la gravedad. Las observaciones de Oumuamua mostraron que tardaba entre 6 y 8 horas en completar una vuelta sobre sí mismo.
Oumuamua podría sobrevivir al viaje
El mayor estrés que podría soportar se produciría si el lado más grande del objeto es perpendicular al eje de rotación. Pero, incluso en este escenario, la cifra que obtienen los investigadores es mucho más baja del límite. En definitiva, por raro que pueda parecer, un objeto extremadamente fino podría completar un viaje entre estrellas. Con el tiempo, terminaría llegando a otros lugares de la galaxia. Pero, ¿ante qué tipo de objeto nos encontramos?
Los astrónomos descartan que se trate de un cometa. Por tanto, la única explicación posible de esa aceleración es la presión de radiación. Para ello, es necesario que Oumuamua sean un objeto muy fino, de entre 0,3 y 0,9 milímetros de espesor, que podría viajar por toda la galaxia. Algo que encaja muy bien con la idea de que Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre. Para ello, debería tener una cantidad de masa muy baja en relación al área que ocupa.
Las observaciones que se hicieron en su momento no eran suficientemente potentes para poder verlo en detalle. Solo se veía un punto de luz, así que solo se puede especular sobre su naturaleza. Al haber mucha incertidumbre, es difícil acotar la forma exacta del objeto. No tendría por qué ser una lámina fina. Podría ser una hoja curvada o, incluso, un cono que esté hueco por dentro, por sugerir otras posibilidades.
Oumuamua parece muy diferente a lo que conocemos
Los objetos que conocemos en el Sistema Solar, incluyendo a cometas y asteroides, tienen una cantidad de masa, en relación al área que ocupan, mucho mayor que lo que debería tener Oumuamua para que la presión de radiación sea lo que haya provocado su aceleración. En ese caso, es posible que Oumuamua sea un nuevo tipo de objeto formado por material interestelar y muy, muy fino. Su origen podría ser natural, a través de algún proceso desconocido, que tenga lugar en el medio interestelar o en discos protoplanetarios.
Quizá Oumuamua se formase en el espacio entre estrellas, de alguna manera que todavía no conocemos. Podría ser, también, sea material expulsado del disco protoplanetario que rodea a una estrella recién formada. Si no es un origen natural, solo nos queda la posibilidad de que su origen sea artificial. Si es así, Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre. Quizá sea un viejo artefacto de una civilización avanzada, que ha vagado por el espacio interestelar.
La idea no es una fantasía. Nosotros mismos hemos creado velas solares que tienen unas dimensiones parecidas. IKAROS, desarrollada en Japón, es uno de esos ejemplos. Otro, que se quiere realizar en el futuro, es el de Breakthrough Starshot, para viajar a Alfa Centauri. Nuestra propia tecnología, por tanto, nos da ejemplos de algo que podría ser perfectamente viable. No solo eso, los investigadores sugieren que Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre… de muchas.
Las velas solares como medio de transporte
Loeb y Byali sugieren que las velas solares podrían ser usadas como medio de transporte de cargamento entre planetas e incluso entre diferentes estrellas. La idea de que pueda ser un viejo artefacto de una civilización extraterrestre, que ya no está operativo, encajaría con lo que cabría esperar de un objeto que ha sido expulsado de su sistema solar. Podría, incluso explicar algunos de los detalles de Oumuamua.
Las observaciones realizadas indicaron que podría ser un objeto que refleje gran cantidad de luz. Por otro lado, también se apreció que su superficie parecía tener un color rojizo, señal de que debería tener una superficie rica en compuestos orgánicos. Algo que sí es frecuente en los cometas (y ciertos tipos de asteroides) que podemos encontrar en el Sistema Solar. Esto no lo hace incompatible con ser un objeto artificial. El viaje entre estrellas podría recubrir su superficie con esos compuestos.
Bajo esa capa rojiza podría ocultarse la superficie artificial de una vela solar. Quizá estuviese operativa en algún momento pasado. Suponiendo que, realmente, su origen pudiese ser artificial. Pero hay una posibilidad aun más exótica (definida así por ellos mismos). Puede que Oumuamua sea una sonda completamente funcional que haya sido enviada de manera intencionada al vecindario del Sistema Solar por parte de una civilización alienígena.
Una trayectoria intencionada
Su razonamiento en este caso, aunque puede parecer extravagante, tiene también una base. Si se supone que su origen es natural, y por tanto su trayectoria es aleatoria, se deduce que la cantidad de objetos como Oumuamua, en el medio interestelar, debería ser realmente alta. Muy superior a lo que cabría esperar. Pero eso desaparece si se piensa que no es aleatoria. El problema es que ya no podemos observar Oumuamua con la tecnología de la que disponemos.
Por lo que no es posible comprender mejor sus propiedades ni descifrar cuál podría ser su origen. No tenemos forma de saber si Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre o alguna otra cosa. La única posibilidad, en este sentido, es analizar otros objetos del mismo tipo. A fin de cuentas, cabe suponer que tarde o temprano se detectarán otros objetos de origen interestelar. Eso sin pensar, además, en el hecho de que el Sol ha debido capturar multitud de objetos interestelares a lo largo de su existencia y estarían atrapados en el Sistema Solar.
Con instrumentos más potentes, será posible detectar esos objetos. Además, los investigadores sugieren que se debería hacer una búsqueda de velas solares y señales tecnológicas dentro del propio Sistema Solar, sin importar que Oumuamua sea de origen natural o artificial. En resumen, es posible que Oumuamua sea un objeto mucho más fino y pequeño de lo que se planteó originalmente.
Falta información para saber si Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre
Eso permitiría explicar por qué, ahora que se está alejando del Sistema Solar, no ha frenado como se cabría esperar. Por desgracia, no hay suficientes datos para concluir su naturaleza. ¿Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre? Lo más lógico es suponer que su origen es natural. Por tanto, podría haberse formado en el medio interestelar o proceder de un disco protoplanetario. Es un extremo que no se puede afirmar con total seguridad.
A fin de cuentas, no conocemos procesos naturales que puedan dar lugar a un objeto tan fino como Oumuamua. Aunque no quiere decir que no puedan formarse de forma natural. La otra posibilidad es que sea de origen artificial, con lo que ello supondría. Si fuese así, sin importar si se trata de un objeto operativo o un vestigio de una vieja civilización, nos demostraría, sin género de duda, que la vida existe (o existió) en otros lugares de la galaxia.
Cuando se detectó originalmente, en 2017, ya estaba abandonando el Sistema Solar. Un año después, se encuentra aún más lejos, por lo que alcanzarlo sería francamente difícil. La esperanza, por tanto, es esperar encontrar otros objetos similares para estudiarlos. En cualquier caso, la búsqueda de vida extraterrestre es una misión de largo recorrido. Apenas llevamos dos décadas descubriendo exoplanetas y queda mucho por delante.
Descubriremos más objetos como Oumuamua
Hay muchos descubrimientos que hacer. Oumuamua no será ni el primero ni el último. Tarde o temprano, descubriremos otro objeto que nos hará preguntarnos cuál es su origen, de dónde procede… En cuestión de tiempo, daremos con algún planeta, alguna señal, que nos hará preguntarnos si, finalmente, estamos ante vida extraterrestre. Puede que pasen décadas o siglos, pero tendremos la respuesta tarde o temprano.
No sabremos, seguramente, si Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre. Parece que esa pregunta está destinada a convertirse en uno de los enigmas de la astronomía moderna. Junto a otros ejemplos como el de la señal Wow!. Todavía queda un rayo de esperanza. Los científicos seguirán intentando determinar si Oumuamua podría ser una vela solar extraterrestre. Lo más probable, es que sea de origen natural, pero no deja de ser una posibilidad intrigante…
El estudio es Shmuel Bialy y Abraham Loeb; “Could Solar Radiation Pressure Explain ‘Oumuamua’s Peculiar Acceleration?”. El trabajo ha sido publicado, por ahora, en la popular plataforma arXiv. Puede ser consultado en este enlace.
Referencias: arXiv
Muy buen artículo, Alex!