Con la misión Pioneer 13, la NASA pudo detectar indicios de vida en Venus en 1978. Más concretamente, la presencia de fosfano, del que tanto se ha hablado en las últimas semanas. Un grupo de investigadores cree que, en realidad, ya fue detectado hace más de 4 décadas…

La NASA pudo detectar indicios de vida en Venus gracias al fosfano

Como en otras ocasiones, hay que comenzar diciendo que la probabilidad de que haya vida en Venus es tremendamente baja. Es cierto, sin embargo, que el fosfano es un indicio de posible vida. Podría ser el resultado de un proceso biológico. Pero, también, podría deberse a procesos no biológicos. El fosfano ha dado mucho que hablar desde septiembre, cuando se anunció su detección en las capas altas de la atmósfera del planeta. Pero queda mucho por entender, especialmente en cuanto a cuál es el proceso que provoca su formación.

La NASA pudo detectar indicios de vida en Venus en 1978
Venus, observado en luz ultravioleta en 1979. Crédito: NSSDC Photo Gallery

Lo que, seguramente, no esperaban muchos, era que un grupo de investigadores anunciase que la NASA, con la sonda Pioneer 13, pudo detectar indicios de vida en Venus en diciembre de 1978. Según han explicado, ya estaban familiarizados con las observaciones de las sondas cuando se produjo el anuncio de la detección de fosfano. Por lo que inmediatamente entendieron que era una buena idea echar un vistazo de nuevo a esos datos. A fin de cuentas, podría cambiar la impresión que se ha tenido siempre de Venus como un mundo inhóspito.

Tras encontrar los trabajos originales, de aquellas observaciones, los investigadores buscaron indicios de compuestos de fósforo. El resultado ha sido publicado en un estudio que, todavía, no ha pasado la revisión por pares. No aporta grandes novedades a lo que ya se sabe, pero sí permite reforzar la presencia de fosfano en la atmósfera. Los datos de 1978 proceden del instrumento Large Probe Neutral Mass Spectrometer (LNMS), fue una de las herramientas que descendió en la atmósfera de Venus como parte de la misión de Pioneer 13.

Los datos de Pioneer 13

La nave Pioneer 13 desplegó una sonda grande (el LNMS) en las nubes de Venus. Descendió con un paracaídas, recogiendo datos de las nubes del planeta. Envió la información de vuelta a la Tierra mientras seguía su descenso hacia un destino fatídico. Pioneer 13 también desplegó otras tres sondas pequeñas, que descendieron sin paracaídas alguno. El LNMS analizó la atmósfera y pasó esas muestras por un espectrómetro de masas. La técnica permite identificar compuestos desconocidos. En los años 70, los investigadores de aquel entonces analizaron los datos.

Pero no centraron su atención en los compuestos basados en fósforo, como el fosfano. Se centraron en otros elementos. Ahora, los investigadores han analizado toda esa información y la conclusión parece clara. Han encontrado señales que parecen encajar muy bien con la presencia de fosfano. Además, los investigadores también han observado átomos de fósforo en la atmósfera. En este caso, probablemente proceden de un gas mucho más pesado que el fosfano. En cualquier caso, el LNMS no se diseñó para buscar compuestos de fosfano.

Por lo que habría sido difícil que pudiese distinguir esas moléculas de otras que tuviesen una cantidad de masa similar. La muestra de Pioneer 13, sin embargo, contenía indicios de una molécula, presente en el gas, que tenía la misma masa que el fosfano. Además, en una cantidad que encaja con la que se describía en el hallazgo de septiembre. Los investigadores añaden que, en aquel entonces, los indicios probablemente no se tuvieron en cuenta porque no se pensaba que pudiese existir en la atmósfera. Ahora, la visión es diferente.

La sonda Pioneer 13 de la NASA habría permitido encontrar indicios de vida en el planeta

Los investigadores también han encontrado señales de otros elementos que no deberían existir de forma natural en las nubes de Venus. Compuestos como cloro, oxígeno y peróxido de hidrógeno. Podrían ser indicadores de entornos químicos que no se han descubierto hasta el momento. Quizá, incluso, sugieren que podría ser química favorable para la formación de la vida. Lo que hace falta es, como se ha dicho en las últimas semanas, centrar nuestra atención en la exploración de Venus. El planeta parece que tiene mucho que ofrecernos.

Recreación artística de la superficie de Venus. Crédito: ESA

Por ello, plantean que hace falta un modelo de investigación mucho más parecido al de Marte. La NASA y las agencias espaciales de Europa, India y Rusia tienen planeado visitar Venus en algún momento. Sin embargo, todos han sido proyectos más bien difusos, sin fechas concretas. Ahora hay una necesidad muy clara. Estudiar el planeta ayudará a comprender las fuentes de los compuestos que se puedan encontrar en las nubes. Algo que se podría llevar a cabo con algunos conceptos de misiones propuestos en las últimas décadas.

Por ejemplo, estableciendo una colonia de globos aerostáticos suspendidos en la atmósfera. Se encontrarían a la altura necesaria para que las condiciones fuesen lo más suave posibles. Desde allí, se podría llevar a cabo un estudio de las condiciones en el resto de la atmósfera y la superficie del planeta. Sea como fuere, está claro que, en las próximas semanas, meses y años, vamos a escuchar mucho sobre Venus. Se ha convertido en un lugar de lo más intrigante, porque podría tener la llave para entender la abundancia de vida en el cosmos…

Estudio

El estudio es R. Mogul, S. Limaye et al.; «Is Phosphine in the Mass Spectra from Venus’ Clouds?». Puede consultarse en arXiv, en este enlace.

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Referencias: Space