Algunos medios (incluso en castellano) ya han comenzado a hacerse eco de la emisión de un documental en el canal Science Channel (en Estados Unidos) en el que se habla de la extraña «música» que pudieron escuchar los astronautas de la misión Apolo 10. No es más que un bulo (que además parece resucitar de cuando en cuando)… pero, ¿de qué se trata?
El sonido existió
Es cierto que los astronautas de la misión Apolo 10 escucharon un extraño sonido que llegaron a describir como «música del espacio exterior». Pero, a decir verdad, ahí termina todo el misterio, aunque ahora se intente presentar como tal en este documental (que, seguramente a no muy tardar, estará disponible también en castellano en alguno de los canales que emiten este tipo de contenido en nuestro país), porque la explicación, sin alienígenas mediante, es conocida desde los años 70.
La historia viene a ser la siguiente: en las grabaciones de audio de la misión Apolo 10, el astronauta Gene Cernan (que pilotaba el módulo lunar) le pregunta a John Young (que pilotaba el módulo de mando) si puede oír «ese pitido». Cernan lo define como música y llega a decir que suena como «sonidos del espacio exterior. Poco después, los dos preguntan a Tom Stafford (que se encontraba en el módulo lunar con Cernan) si lo puede oír. Los tres coinciden en que es muy extraño, y Young dice que «tendremos que averiguarlo. Nadie nos va a creer».
El origen del sonido
El Apolo 10 fue lanzado en mayo de 1969 y preparó el camino para el Apolo 11, que fue lanzado en julio de ese mismo año, con el objetivo de poner a dos seres humanos en la superficie lunar. Los astronautas viajaron en un módulo de mando, y dos de los miembros de la tripulación también viajaron en el módulo lunar, que descendió a apenas quince kilómetros de altura sobre la superficie de nuestro satélite. El sonido resultó ser, simplemente, la interferencia producida entre las radios VHF que se encontraban en ambos vehículos (como podrás imaginar, en aquella época no se usaban señales digitales como hoy en día).
El astronauta Michael Collins (de la misión Apolo 11), escribió en su libro «Carrying the Fire», que los técnicos de la NASA le habían advertido sobre el sonido. En muchas publicaciones se hace referencia a ese pasaje del libro, en el que Collins dice «Si no hubiese sido advertido, me hubiese aterrorizado» (por no utilizar una palabra mucho más apropiada). El libro fue publicado en 1974, así que esto es algo conocido desde hace más de 40 años.
Una pequeña parte de conspiración
Algunos lo han intentado presentar como una especie de conspiración para ocultar un secreto. Resulta que las transmisiones del Apolo 10 no fueron publicadas hasta 2008, a pesar de que los documentos indicaban que serían desclasificadas en 1982; la agencia también publicó los archivos de audio en 2012. Pero no fueron sólo estos archivos en particular (los referentes al sonido que escucharon) si no todos los demás relacionados con la misión (algunos han intentado insinuar que todo había sido publicado antes de 2008 excepto estos documentos, algo que no es cierto). Es decir, no existía una intención por esconder este incidente en particular.
Así que es buena idea intentar evitar darle bombo a un supuesto incidente que no tiene ningún tipo de misterio. Por mucho que el programa del canal Science Channel se llame «NASA’s Unexplained Files» (que es, literalmente, los archivos de la NASA no explicados) y tenga el tono de una película de terror, incluya las imágenes bastante inestables de los vehículos, música y efectos de sonido que sólo intentan aumentar la tensión, y un narrador que no deja de referirse al sonido como «extremadamente inquietante», no hay nada que no esté explicado en este caso en particular.
Para intentar darle aun más dramatismo, el documental también se centra en el hecho de que el silbido se escuchó mientras los astronautas se encontraban en la cara oculta de la Luna, donde se perdía el contacto por radio, y visual, con el control de misión durante una hora (y era algo sabido y esperado por todos). En una voz grave, con esa música más propia de una película de terror, el narrador dice «durante esta hora, los astronautas están solos. Nadie en la Tierra puede oírles o verles», para añadirle más dramatismo. Pero en ningún momento llega a explicar por qué ese aislamiento puede ser un factor a tener en cuenta a la hora de explicar de dónde viene el sonido.
Los astronautas nunca lo mencionaron
En los archivos se puede escuchar que los astronautas estaban sorprendidos y sentían curiosidad por lo que oían, algo que, por otro lado, es una reacción lógica (especialmente si tenemos en cuenta que se encontraban a 380.000 kilómetros de distancia de su hogar). Hablaron de ello varias veces durante esa hora, pero en ningún momento se puede escuchar (ni leer en las transcripciones) que estuviesen preocupados o alarmados.
Quizá, lo realmente interesante es que decidieron no mencionar nada públicamente (aunque no está demasiado claro cuánto llegaron a discutir sobre este asunto con los ingenieros). Es muy posible que el motivo de su silencio fuese, sencillamente, que los tres hombres no querían dar la sensación de fragilidad mental. Si hubiese cualquier señal de que podían perder la confianza en sí mismos durante una misión, se quedarían en tierra permanentemente.
El documental llega a mencionar la explicación de la interferencia de radio, pero deja las últimas palabras sobre el asunto para el astronauta Alfred Worden, de la misión Apolo 15. Worden (y su tripulación) tiene el dudoso honor de habérsele prohibido volver a volar en una misión, después de que se descubriese que había vendido postales autografiadas que habían llevado con ellos en la nave.
Según el narrador, Worden no está de acuerdo con la teoría de la interferencia de radio, y dice en el documental: «la lógica me dice que si se grabó algo allí, tuvo que haber algo allí» (refiriéndose a la Luna). Y el documental termina con una mentira: «Hasta la fecha, el origen de los ruidos mencionados en las grabaciones de la misión Apolo 10 siguen siendo un misterio». Más allá de las palabras de Worden, el documental no ofrece ninguna evidencia ni dato que apoye esa teoría.
Así que, ya sabéis. Si os encontráis algo así en los próximos días, o semanas (y doy por hecho que terminará apareciendo más temprano que tarde en nuestro idioma), podéis responder con toda la tranquilidad del mundo que la supuesta música alienígena no era más que la interferencia provocada por dos radios VHF, y que los astronautas no le dieron importancia más allá de discutir varias veces sobre cuál podía ser el origen del mismo.
El vídeo en cuestión, por si os apetece verlo (la segunda parte es el primer vídeo que aparece al terminar éste):
Leído.