Recientemente hablé de cómo era la astronomía en el Antiguo Egipto (a grandes rasgos, ya que analizarla en profundidad se iría mucho más allá del propósito de este blog), y no quería dejar escapar la oportunidad de echar un vistazo a cómo era la astronomía en el antiguo Japón (algo extremadamente interesante también porque, si bien todos conocemos en mayor o menor medida la historia de Egipto y buen número de anécdotas y detalles al respecto, no es tanto así con la civilización nipona).
Los japoneses y el cielo
Poco sabemos de la astronomía japonesa antigua (entre otras cosas porque la escritura se introdujo relativamente tarde en el país), pero desde el principio algo es evidente. Los japoneses han sentido especial predilección por la constelación de Orión, Con el nombre de Yotawashi Boshi (que se traduciría a algo parecido a «estrellas que atraviesan la noche», hasta donde he podido averiguar) los japoneses describían a todos aquellos astros que aparecían por el este con la puesta de sol, y se ponían con la llegada del amanecer, de entre las cuales destacaba, muy por encima de las demás, como no, Orión. No sólo en Japón, en casi todas las culturas, es muy fácil de reconocer (especialmente por su cinturón), e incluso hoy en día sigue llamando la atención de niños y adultos en las largas noches invernales.
A diferencia de otras culturas, los nipones no formaban asociaciones con las estrellas por medio de dioses, héroes o criaturas mitológicas que pudiesen identificar en las constelaciones, si no con iconos de conocimiento común o como símbolos de valores específicos de la cultura japonesa: no hay una interpretación única para los patrones de las estrellas que se pueda aplicar a todos los japoneses (en nuestro caso, por ejemplo, asociamos las constelaciones con formas, muchas veces de personajes mitológicos o relacionados con deidades), si no que hay objetos, acontecimientos, señales de temporadas, símbolos religiosos y hasta leyendas basadas en una región geográfica en particular para asignar los nombres de las constelaciones niponas.
El cielo y la mitología
Con el paso de los siglos, en las estrellas de Orión se han visto diferentes objetos que representan aspectos de la cultura japonesa. Los orígenes de estos objetos y cómo llegaron a ser representados en la bóveda celeste no están muy claros (entre otras cosas, muy probablemente porque la escritura no llegó a Japón hasta relativamente tarde, a principios del siglo 7 u 8, así que es difícil que haya mucha documentación al respecto), pero todos tienen características que los hacen únicos como iconos celestiales. La situación es tal, que aunque los atlas modernos indican el nombre de la constelación (Orión) escrito en katakana, los niños aprenden su nombre clásico tsuzumi boshi para buscar y encontrar la constelación en el firmamento.
El tambor japones tsuzumi, un instrumento típico de los dramas musicales de Kabuki y Nö, está representado en el firmamento en la constelación de Orión (bajo el nombre de Tsuzumi Boshi por el que lo conocen los niños). Las estrellas Betelgeuse y Bellatrix forman uno de los extremos, mientras Rígel y Saiph forman el otro. Las tres estrellas del cinturón representan la cuerda que se utiliza para unir todo en el medio.
El sonido del tsuzumi (que se usa no sólo en estas obras de teatro, si no también, por ejemplo, para indicar el inicio de un combate de sumo) se dice que invoca y obtiene la atención de deidades protectoras.
No es lo único que ven los japoneses en la constelación de Orión, también ven una figura bastante más agradable que la del cazador (que es el nombre de la constelación por el cual la conocemos en nuestra cultura). Cuando Orión está en el zenit, algunos japoneses lo llaman Sode Boshi (estrella de las mangas del kimono, más o menos). Las mangas de un kimono son largas, rectangulares, y llegan casi hasta el suelo. Por tanto, las estrellas de Orión parecen describir la imagen de una mujer que ha alzado su brazo, dejando que la manga de su kimono caiga hacia el suelo.
Pero hay otras historias relacionadas con otras constelaciones: Por ejemplo, hay una leyenda en la que unos hermanos se convierten en las estrellas de la cola de la constelación de Escorpio, y otra en la que siete hermanos se convierten en las siete estrellas de El Carro de la Osa Mayor.
Orión, como no podía ser de otra manera, tiene también su propia leyenda (por si las diversas denominaciones a través de objetos no fuesen importantes), en la que participan dos hermanas y está relacionada con el cinturón y la región M42. Según la leyenda, un día, dos hermanas caminaban por un sendero. La más joven seguía a su hermana mayor, portando un cubo de agua a hombros. Al ser perseguidas por un ogro, se encontraron con una cuerda que llevaba al cielo y decidieron treparla. Aunque lograron escapar, la hermana pequeña perdió un pie por un mordisco. Hoy en día, vemos el palo de bambú (al que llaman Take no Fushi y es el cinturón de Orión, como he mencionado un par de párrafos antes) con el que sigue llevando el cubo de agua mientras sigue a su hermana (la luna) a lo largo del cielo. El pie que todavía conserva (y que sería la región M42) se puede ver entre las dobleces de su kimono.
Como mínimo, hay que reconocerles a los japoneses que eso de los cuentos de hadas no es lo suyo…
Genji y Heike
Betelgeuse y Rigel tiene un significado especial en muchas prefecturas de Japón. Rigel a veces es llamada Genji Boshi (Boshi, como ya habrás intuido a estas alturas, es estrella en japonés) y Betelgeuse recibe el nombre de Heike Boshi. Estos nombres no son accidentales, hacen referencia a un período importante de la historia de Jaón y están relacionados con los colores aparentes de las dos estrellas, rojo y blanco (aunque en realidad Rigel tiene un ligero color azulado). En el inicio del período Heian (794-1192) Japón tenía una nueva capital en la ciudad de Kyoto, y seguía el intercambio que había comenzado con China varios siglos antes. Sin embargo, en esta época, los problemas políticos en China provocaron que no hubiese tantos intercambios y el país se sumiese en una de sus primeras etapas de aislamiento del resto del mundo. Aunque el emperador era el gobernante de facto de Japón, el poder estaba cayendo poco a poco en manos de las familias más poderosas.
La legendaria guerra (las Guerras Genpei, si te interesa un poco de historia) que terminó con el período de Heian tuvo lugar entre las familias de Taira (Heike) y Minamoto (Genji). El color de los Taira era el rojo, mientras el de los Minamoto era blanco. Al final, los Minamoto (Genji, es decir, la estrella Rigel) ganó la guerra y trasladó la capital a Kamakura (también dio inicio al periodo Kamakura). Esta guerra dio origen a muchas historias y leyendas que después se integrarían en las obras de drama Kabuki y Nö. Estas dos estrellas todavía hoy son vistas por los japoneses (en otra interpretación más de la constelación de Orión) como la representación de los dos ejércitos en enfrentamiento, separados por la llanura del cinturón de Orión.