China está dando los primeros pasos para plantear la construcción de una estación de investigación lunar. Aunque se trata de los primeros pasos, ya tienen algunos criterios definidos. En el futuro, otras naciones, como Estados Unidos, también seguirán esos mismos pasos…

Una estación de investigación lunar china

China está avanzando a pasos agigantados en su exploración de la Luna. En los últimos años, hemos visto como el programa Chang’e ha logrado algunos hitos muy destacables. La misión Chang’e 4 llevó consigo el róver Yutu 2. Se convirtió en el primer róver en posarse en la cara oculta de nuestro satélite. La NASA ha conseguido un éxito importante con el primer lanzamiento del programa Artemisa. La misión Artemisa I ya se ha llevado a cabo y supone establecer los cimientos para llevar a cabo la misión Artemisa II, en 2024.

La construcción de una estación de investigación lunar china
El rover Yutu, de la misión Chang’e 3. Crédito: CASC/China Ministry of Defense

En esa misión, por fin, veremos de nuevo a seres humanos viajar alrededor del satélite. El gran colofón, aunque el programa continuará posteriormente, será Artemisa III, que supondrá el regreso de seres humanos a la superficie. Mientras tanto, el gigante asiático no se ha dormido en los laureles. En estos momentos, China está buscando tomar la iniciativa en la construcción de una estación de investigación lunar. El primer paso, para conseguirlo, es identificar en qué lugar debería instalarse. Con este objetivo, se ha publicado un nuevo estudio.

La solución que plantea no supone una gran revelación. Concluyen que el mejor lugar es el polo sur del satélite. Es algo que se viene planteando en los últimos años desde otros lugares del mundo. Hay muchas ventajas en cuanto a la instalación de una base lunar en el polo sur. Además, cumple con muchos de los requisitos que los investigadores chinos establecieron al desarrollar su criterio para identificar posibles lugares de aterrizaje. En esencia, todo se reduce a dos grandes focos de atención: limitaciones científicas y de ingeniería.

Las limitaciones para tener en cuenta

Entre las consideraciones en cuanto a ingeniería, se repara en aspectos como la iluminación que recibe un lugar. Su pendiente general, y la facilidad con la que los exploradores podrían acceder a otras partes del paisaje lunar. Los límites científicos, en los que se centra este estudio en particular, incluyen consideraciones como la exposición de agua congelada, la abundancia de hidrógeno y también la temperatura. El polo sur, desde esta perspectiva, parece el lugar ideal. Es un terreno relativamente llano y su temperatura es adecuada en algunos lugares.

La temperatura, en las zonas con sombra permanente en algunos cráteres, es muy constante. Además, esos cráteres, con toda probabilidad, albergan la mayor cantidad de depósitos de agua congelada en la Luna. Por ello, el acceso a estos lugares es una prioridad extremadamente alta para cualquier base permanente. A todo esto, hay que sumarle otro aspecto importante. El polo sur lunar es, también, una de las cuencas de impacto más antiguas del satélite. Se trata de la Cuenca Aitken-Polo Sur. Su estudio permitiría obtener muchas respuestas.

Especialmente en lo relativo a la formación de la Luna y, por extensión, del Sistema Solar. Es algo que se podría contestar analizando el suelo de la cuenca. Sin embargo, esto no es suficiente para que China pueda establecer una estación de investigación lunar. Por ello, plantean enviar más exploradores robóticos. Supone la continuación del programa Chang’e, que recientemente ha traído nuevas muestras de material lunar. Las primeras desde el programa Luna, de la extinta Unión Soviética, que trajeron varias durante el programa Luna.

El programa Chang’e será un gran apoyo para establecer la futura estación de investigación lunar de China

Así, la siguiente misión del programa será Chang’e 6. El objetivo es traer muestras de material lunar específicamente desde el polo sur lunar. La información que proporcionen esas muestras proporcionará una mejor comprensión de los posibles lugares de aterrizaje que se designen. Posteriormente, Chang’e 7 realizará un estudio detallado de la región del polo sur. Chang’e 8, por su parte, servirá como misión de validación. Permitirá poner a prueba algunas de las tecnologías que serán esenciales en la construcción de una base allí.

La Luna, vista desde el módulo lunar de Apolo 13. Crédito: NASA

Al final del programa, la Agencia Espacial China debería tener suficiente información para poder avanzar. Su intención es crear un plan para lanzar una base de investigación lunar con cooperación internacional. Si todo va bien, con esa información, China podrá incorporar algunas de esas lecciones, aprendidas en la Luna, a lo que vivimos en la Tierra. Al margen de la publicación del estudio, la maniobra, y el interés de China, no resultan particularmente sorprendentes. Desde hace unos años, hay mucha atención puesta en la presencia humana en la Luna.

Sin embargo, habrá que esperar hasta la década de 2030 para que se materialice en estructuras concretas. En los próximos años, al menos en teoría, deberíamos ver avances solo en el aspecto teórico y, quizá, algunas misiones preliminares robotizadas, que pongan a prueba los procesos de construcción necesarios. Si se cumplen los plazos, la década de 2030 será cuando, finalmente, veamos las primeras bases lunares. Una gran pregunta es… ¿quién lo conseguirá primero? ¿Estados Unidos, China? ¿Europa? En no mucho tiempo lo sabremos…

Estudio

El estudio es T. Hu, Z. Yang, M. Li et al.; «Possible sites for a Chinese international lunar research station in the lunar south polar region». Publicado en la revista Planetary and Space Science el 27 de diciembre de 2022. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Universe Today