Esta semana, en el podcast, en Un viaje por la Vía Láctea 1×13, hablamos de los agujeros negros. Los objetos más extremos del universo son un asunto de lo más interesante. Además, en YouTube, hablamos de la basura espacial, el síndrome de Kessler y el problema que supone para la exploración espacial…
Un viaje por la Vía Láctea 1×13: los agujeros negros
En Un viaje por la Vía Láctea 1×13 hablamos de los agujeros negros. Especialmente de los de masa estelar (producto de la muerte de las estrellas más masivas). Hablamos de las particularidades de estos objetos tan extremos. Desde el planteamiento de su existencia, y las hipótesis que se han sugerido a lo largo del tiempo, hasta sus características. Desde el horizonte de sucesos a la ergosfera, sin olvidarnos de la singularidad o de la esfera de fotones. Los agujeros negros son objetos tremendamente fascinantes por su efecto en el espacio-tiempo.
Además, hablamos de los tipos de agujeros negros planteados teóricamente. Porque se habla de agujeros negros estáticos (sin ningún tipo de rotación) o en movimiento. Así como con más o menos carga eléctrica. Lo que sí tienen en común, todos esos modelos, es la presencia de masa. Aunque es imposible determinar cuál es la historia de ese agujero negro antes de su formación. Imaginemos que, hipotéticamente, estuviese formado por materia exótica. No habría manera alguna de saberlo porque esa información desaparece.
Los agujeros negros son un campo lo suficientemente complejo como para que, en este caso, haya sido necesario dividir la información en dos programas. La próxima entrega de Un viaje por la Vía Láctea, de hecho, seguirá abordando este campo, al hablar de diferentes aspectos, como la paradoja de la información. Sea como fuere, Un viaje por la Vía Láctea 1×13 ya está disponible para todos los mecenas de Astrobitácora en iVoox. Puede escucharse en su aplicación de iOS o Android, así como en la web, en este enlace, y aquí mismo:
YouTube: La basura espacial
Como cada semana, además, hablamos de un nuevo tema en YouTube. En esta ocasión, centramos la atención en la basura espacial. Se ha hablado mucho, en estos días, de la prueba llevada a cabo por Rusia. Su ejército lanzó un misil antisatélites contra un viejo satélite lanzado en la época de la Unión Soviética. Ya no estaba operativo y, por tanto, no suponía una pérdida significativa. Sin embargo, al no haber ningún tipo de aviso previo, fue una sorpresa para todo el mundo. No solo eso, se generó una nube de restos considerable.
Por si no fuese suficiente, puso en peligro a la Estación Espacial Internacional durante las primeras 24 horas. La tripulación tuvo que refugiarse en sus respectivas cápsulas. Aunque es un procedimiento habitual, cuando existe la posibilidad de colisión con basura espacial, no es habitual que suceda de forma tan repentina. En la prueba se generaron miles de fragmentos que, ahora, se convierten en posibles fuentes de colisiones. No solo eso, se ha planteado que, a la larga, con el aumento de basura espacial, podríamos encontrarnos ante un escenario nefasto.
Es lo que se conoce como el síndrome de Kessler. Algo que provocaría que la órbita baja de la Tierra fuese completamente inutilizable. No habría manera alguna de poder establecer una órbita en esa región. Por lo que, tarde o temprano, será necesario pensar en cómo minimizar el problema que supone la basura espacial, o la exploración espacial, y la colonización del entorno de nuestro planeta, será imposible. Como siempre, puedes ver el vídeo en el canal de YouTube, en este enlace, o, si lo prefieres, al principio de este artículo.