La estrella HD 65907 es una estrella aparentemente resucitada. Resulta de lo más curiosa porque, en un primer vistazo parece una estrella joven. Sin embargo, al analizarla con mucha más calma, se detecta que se trata de una estrella mucho más vieja. Por lo que todo indica que, de alguna manera, ha rejuvenecido…
Una estrella resucitada… pero ¿cómo?
Hay diferentes métodos a los que se puede recurrir para medir la edad de una estrella. Uno se basa en el brillo y temperatura del astro que se esté observando. Todas las estrellas siguen un camino común en su vida, que es lo que conocemos como la fase de secuencia principal. Comienza en el momento en el que la estrella logra iniciar la fusión de hidrógeno en su núcleo. Las estrellas mantienen una relación muy estricta entre su brillo y su temperatura. Por lo que, al medir ambas, los astrónomos pueden tener una buena aproximación de la edad de una estrella.
Otras técnicas se fijan en aspectos diferentes, como la cantidad de elementos pesados (todo aquello más allá del hidrógeno y el helio) en la atmósfera estelar. Las estrellas más viejas tienen una menor concentración de esos elementos. La explicación es muy sencilla. Se formaron en un momento en el que el universo era más joven y, por tanto, la galaxia en la que se encuentran todavía no se había enriquecido con esos elementos. Tiene lógica si recordamos que es, precisamente, en el núcleo de las estrellas donde se formaron esos elementos.
En el caso de la estrella HD 65907, nos encontramos ante un astro aparentemente joven. Su edad parece estar en torno a los 5000 millones de años. Sin embargo, su concentración de elementos (esto es algo a lo que también se denomina metalicidad) es muy baja. Además, su órbita no encaja con la de otras estrellas jóvenes que orbitan alrededor del centro de la Vía Láctea. En el caso de estas últimas, sus órbitas son más bien circulares, sin gran cosa que destacar. HD 65907 muestra una órbita mucho más errática, que apunta a que ha llegado a ella hace poco.
El misterio de una rezagada azul
Lo cierto es que con HD 65907 no estamos hablando de estrellas tan extrañas y misteriosas como pudiéramos creer. Es parte de un grupo que está relativamente bien conocido y al que se denomina rezagada azul. Son estrellas de lo más extrañas por la extraña combinación de propiedades que se presentan. ¿Cuál es el origen de esas propiedades extrañas? Una violenta colisión en su pasado, que provoca que la estrella resucite. Lo podemos entender mejor si imaginamos el siguiente escenario: una colisión entre dos estrellas de poca masa (por ejemplo, dos enanas rojas).
En ocasiones, cuando se produce una colisión así, los restos pueden sobrevivir como una estrella por sí misma. En sus primeras etapas, será masiva y grande. Su capa exterior será expulsada lejos del núcleo debido a la enorme rotación de la estrella tras la colisión. Con el paso del tiempo, algún proceso astronómico (como la presencia de campos magnéticos fuertes) provocará que la velocidad de rotación disminuya, provocando que la estrella frene y entre en equilibrio. En este estado, la estrella parecerá masiva y tremendamente cálida.
O, dicho de otro modo, estaremos ante una rezagada azul. Sin importar cómo lleguen a ese punto, las rezagadas azules son, en muchos sentidos, estrellas que tienen una segunda oportunidad en la vida. Estas colisiones transforman estrellas pequeñas en grandes. Ahora, están en la fase de fusión de hidrógeno en helio. Los astrónomos creen que HD 65907 es una rezagada azul. La clasificación, por sí, no debería ser especialmente sorprendente. Sin embargo, hay un aspecto que la hace muy distinta a la rezagada azul típica: no es parte de un cúmulo estelar.
Una estrella resucitada que no es parte de un grupo
La inmensa mayoría de rezagadas azules se encuentran en cúmulos globulares. Hay que recordar que este tipo de cúmulo estelar está compuesto por grandes cantidades (en ocasiones incluso millones de estrellas) en un espacio muy reducido. El cúmulo globular Omega Centauri tiene diez millones de estrellas en un espacio de apenas 150 años-luz. En ese escenario es mucho más fácil imaginar colisiones frecuentes. Por lo que, tarde o temprano, se producirá alguna colisión que dé lugar a la formación de rezagadas azules.
Pero HD 65907 es una estrella solitaria, que orbita en torno a la galaxia por su propia cuenta. Un posible escenario es que, hace 5000 millones de años, como explica un grupo de investigadores, devorase a una estrella compañera, provocando su aspecto rejuvenecido. Este tipo de trabajos son muy útiles para entender las complicadas vidas de las estrellas de nuestra galaxia. Las estrellas más extrañas son las que pueden ayudar a entender la evolución de los elementos y, con todo ello, la creación de lugares como el Sistema Solar.
La relativa abundancia de rezagadas azules en cúmulos globulares no impide que se trate de un grupo de estrellas todavía con mucho por descubrir. Son también un buen ejemplo de los procesos que podemos encontrar en el universo. Podríamos pensar que, forzosamente, una colisión entre estrellas solo puede terminar de manera catastrófica (con la destrucción de ambas) y, sin embargo, si las condiciones son las adecuadas, en su lugar obtenemos una estrella más masiva. Todavía queda mucho por descubrir en el cosmos…
Estudio
El estudio es A. Rathsam, J. Meléndez y A. I. Karakas; «Beryllium: The smoking gun of a rejuvenated star». Puede consultarse en arXiv, en este enlace.
Referencias: Universe Today