Esta semana, en Astrobitácora 4×08, hablamos del folklore y la astronomía. Más concretamente, de cómo las historias y leyendas de la civilización pueden ayudar a obtener más información sobre fenómenos astronómicos sucedidos hace siglos. En YouTube, además, hablamos del instrumento MIRI…
Astrobitácora 4×08: El folklore y la astronomía
Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha alzado la vista al cielo por diferentes motivos. Desde para poder llevar un control del tiempo, como para intentar explicar el mundo y su existencia. Por ello, no es sorprendente saber que, hace miles de años, ya se conocía la existencia de objetos como Venus o Sirio. En cada rincón del mundo, podemos encontrar mitos y leyendas que relacionan el firmamento con alguna historia local. O, simplemente, registros de exploradores y viajeros de fenómenos que observaron en algún momento.
Es así, por ejemplo, como se llega a la publicación de un estudio, por parte de investigadores japoneses, sobre cómo han reconstruido la historia de varios eclipses solares sucedidos hace varios siglos. Partiendo de la información recogida en documentos, y retirando todo el adorno que contienen esos textos, han podido estudiar, por ejemplo, eclipses solares de los que no se tenía mucha información. Es solo un ejemplo de cómo el folklore puede ayudar a la ciencia. También puede ser una fuente de confusión si no se trata con cuidado.
La tribu de los Dogón, en Mali, asegura saber de la existencia de la estrella Sirio b desde hace más de 400 años. Sin embargo, no fue descubierta hasta el siglo XIX y todo apunta a que, en realidad, adquirieron ese conocimiento cuando fueron visitados por un grupo de astrónomos franceses (que buscaban observar un eclipse solar) tras el descubrimiento de Sirio b. De esto, y de muchos otros ejemplos y anécdotas, hablamos en Astrobitácora 4×08. Puedes escucharlo en iVoox, a través de su aplicación en iOS y Android, en este enlace o, si lo prefieres, aquí mismo:
YouTube: El instrumento MIRI del telescopio James Webb
En YouTube, además, hablamos de un nuevo tema. En esta ocasión, centramos la atención en el instrumento MIRI, instalado en el telescopio espacial James Webb. MIRI tiene la capacidad de observar en el espectro infrarrojo medio y ha producido algunas de las imágenes más interesantes del nuevo observatorio de la NASA. Sin embargo, la historia de cómo terminó este instrumento en el telescopio no es ni mucho menos tan simple como se pudiera pensar. A decir verdad, originalmente no estaba planeado que tuviese esa capacidad.
El telescopio JWST fue concebido, desde un principio, para analizar el espectro infrarrojo cercano (algo que hace con los instrumentos NIRSpec y NIRCam). La inclusión de MIRI solo llegó tras la insistencia de un grupo de investigadores, por medio de la Agencia Espacial Europea. Tuvieron que adaptarse a unas condiciones muy particulares (MIRI funciona a una temperatura todavía más baja que el resto del telescopio) pero, finalmente, lograron incluir una herramienta que, en estos momentos, está siendo vital para ver el cosmos de una manera diferente.
Por poner un ejemplo, MIRI trabaja en una temperatura más baja que la del resto del telescopio, por lo que debe estar aislado, térmicamente, del resto de los instrumentos. De otra manera, ese calor afectaría a las observaciones y distorsionaría la información que recoge. La historia del instrumento MIRI resulta fascinante porque nos permite entender mejor el proceso de desarrollo y fabricación de grandes observatorios como JWST. Puedes ver el vídeo en el canal de YouTube, en este enlace, o, si lo prefieres, al principio de este artículo.