Un grupo de investigadores ha realizado un sorprendente descubrimiento en un sistema estelar triple. Algo que ayudará a comprender algunas de las estrellas más grandes y comunes del cosmos. Es una oportunidad para profundizar en la evolución de las estrellas y ciertas interacciones.

Un sistema estelar triple de lo más sorprendente

Un grupo de investigadores ha descubierto nuevas evidencias que resultan de lo más intrigantes. Las estrellas masivas, de tipo Be (son un subconjunto del tipo estelar B) se pensaba que existían, principalmente, en sistemas estelares dobles. Sin embargo, parece que, en realidad, podrían ser triles. Es un descubrimiento que resulta interesante porque podría suponer una revolución de la comprensión de este tipo de objetos. Están consideradas importantes para poner a prueba las teorías sobre cómo evolucionan las estrellas en términos generales.

El descubrimiento de un sorprendente sistema estelar triple
Concepto artístico de una estrella de tipo Be, con un disco de material a su alrededor, y su compañera a la que le ha robado material. Crédito: ESO/L. Calçada

Estas estrellas de tipo Be están rodeadas por un disco de gas muy característico. Es similar a los anillos que podemos encontrar alrededor de Saturno, en el Sistema Solar. Las estrellas Be no son ni mucho menos nuevas, se descubrieron hace más de 150 años, cuando las identificó el astrónomo italiano Angelo Secchi en 1886. Sin embargo, hasta ahora, nadie sabía en qué entorno se formaban estos astros. El consenso en la comunidad científica, hasta ahora, era que los discos se formaban por la rápida rotación de las estrellas Be.

Esa rotación, a su vez, podría deberse a la interacción de esa estrella con otra, en un sistema binario. Curiosamente, los investigadores utilizan Star Wars para establecer una analogía. Explican que, en la popular franquicia, hay planetas que tienen dos soles (es decir, giran alrededor de dos estrellas). Ahora, al analizar los datos del satélite Gaia, de la Agencia Espacial Europea, los investigadores explican que han encontrado indicios que apuntan a que estas estrellas existen en sistemas triples. Es decir, con tres objetos en interacción en lugar de dos.

La importancia de analizar el movimiento de las estrellas

Así, explican que han observado el movimiento de las estrellas en períodos largos de tiempo, de unos 10 años, y también en períodos más breves, de unos seis meses. Si una estrella se mueve en línea recta, entonces se puede determinar que solo hay un astro en ese sistema. Sin embargo, si hay más de una, se puede observar cómo la estrella se bambolea o, incluso, describe un movimiento espiral. Al aplicar esto a los dos grupos de estrellas que están estudiando (de tipo B y Be), se encontraron con algo que fue confuso en un primer momento.

Observaron que, en un primer vistazo, las estrellas Be parecen tener una menor frecuencia de estrellas compañeras que las de tipo B. Algo que resulta desconcertante porque la expectación es la opuesta, debería ser una frecuencia mayor. Una posible explicación, añaden, es que esas estrellas compañeras no se detecten porque son demasiado tenues. En cualquier caso, posteriormente, los investigadores analizaron un conjunto de datos diferente, buscando estrellas compañeras que se encontrasen a una mayor distancia.

En estas separaciones más grandes, observaron que la proporción de estrellas compañeras es muy parecida entre las de tipos B y Be. De esto, deducen que en muchos casos debe haber una tercera estrella en escena. Sería la responsable de forzar a la estrella compañera mucho más cerca de la de tipo Be. Tanto como para que haya una transferencia de masa y, así, formar el característico disco de material que las estrellas de tipo Be tienen a su alrededor. Esto explicaría, además, porque no se pueden ver esas estrellas compañeras al observarlas.

Un sistema estelar triple sorprendente por las secuelas…

Esas estrellas compañeras, cercanas a las de tipo Be, simplemente ya no serían detectables porque se han vuelto demasiado pequeñas y tenues. La estrella de tipo Be ha absorbido tanta masa que ha provocado ese fenómeno. Este descubrimiento, de confirmarse, podría tener un impacto enorme en algunos campos de la astronomía. Podría afectar, incluso, a la imagen que se tiene sobre los agujeros negros, las estrellas de neutrones y las fuentes de ondas gravitacionales. Será muy interesante ver qué sucede en el futuro.

Concepto artístico de una estrella robando material a su estrella compañera. Crédito: ESO/M. Kornmesser/S.E. de Mink

Como explican los investigadores, hay una revolución en marcha, en la física, gracias a las ondas gravitacionales. Su descubrimiento es todavía reciente y, principalmente, se han captado por la fusión de agujeros negros. Se sabe que tanto agujeros negros como estrellas de neutrones existen. Lo que no se sabe tan bien, sin embargo, es cómo eran esas estrellas que se convirtieron en esos objetos tan extremos. Este estudio puede ser una pista para entender las fuentes de esas ondas gravitacionales que se han captado.

A lo largo de la última década, añaden, los astrónomos han descubierto que los sistemas binarios son una parte muy importante de la evolución de las estrellas. Ahora, los datos parecen apuntar a una dirección todavía más compleja de lo que se pensaba. Parece que, en realidad, es necesario tener en cuenta los sistemas triples. Este podría ser el elemento clave para explicar cuál es el punto de partida de esos sistemas binarios muy cercanos. En los próximos años, sin duda, se seguirá profundizando en este campo y habrá todavía más hallazgos…

Estudio

El estudio es J. Dodd, R. Oudmaijer, I. Radley et al.; «Gaia uncovers difference in B and Be star binarity at small scales: evidence for mass transfer causing the Be phenomenon». Publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society el 12 de octubre de 2023. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys