Un grupo de investigadores ha analizado las muestras lunares traídas por la misión china Chang’e-5. Su estudio ha permitido determinar su edad en unos 1970 millones de años. Algo que resulta muy útil para poder entender mejor una franja poco estudiada en la historia de la Luna…

Las muestras lunares de Chang’e-5 son las primeras en más de 40 años

El lanzamiento de la misión Chang’e-5 no solo fue una gran noticia para China. Ofrecía una nueva oportunidad para seguir profundizando en el estudio de nuestro único satélite natural, la Luna. Es la primera vez que se traen muestras de la superficie lunar en más de 40 años. Un equipo de investigadores se ha dedicado a su estudio y ha determinado que su edad es de 1970 millones de años. Es tremendamente útil, porque encajan en un hueco que existía en la historia geológica de nuestro satélite, y que permitirá entenderlo mejor.

Determinan la edad de las muestras lunares de Chang'e-5
Imagen de la recogida de muestras por parte de Chang’e-5. Crédito: Chinese National Space Agency’s (CNSA) Lunar Exploration and Space Engineering Center

De hecho, la determinación de la edad de las muestras lunares de Chang’e-5 es uno de los primeros resultados científicos de la misión. El objetivo era recoger, y traer de vuelta a la Tierra, algunas de las muestras volcánicas más jóvenes de la superficie lunar. Aunque, en este sentido, el término joven es relativo. Como explican los investigadores, las rocas recogidas por las misiones Apolo tenían más de 3000 millones de años. Todos los cráteres de impacto jóvenes, cuyas edades han sido determinadas (a partir del análisis de muestra) tienen menos de 1000 millones de años.

En ese sentido, el material aportado por Chang’e-5 sirve para cubrir un hueco muy importante. No solo para estudiar la historia de nuestro satélite. También servirá para estudiar otros planetas rocosos del Sistema Solar. Con 4500 millones de años, la Luna es casi tan antigua como la Tierra. A diferencia de nuestro planeta, la Luna no tiene procesos erosivos. Los cráteres no desaparecen con el paso del tiempo. Algo que supone una ventaja al permitir desarrollar métodos para estimar las edades de las diferentes regiones de su superficie.

La importancia de la edad de esas muestras lunares

Uno de esos métodos, por ejemplo, consiste en observar la abundancia de cráteres. Al determinar que las muestras lunares recogidas por Chang’e-5 tienen unos 2000 millones de años, se pueden refinar las herramientas. A fin de cuentas, determinar que una superficie es más vieja, o joven, en función de los cráteres presentes es una buena orientación. Pero para poder concretarlo mucho mejor, es necesario tener muestras. Así, explican los investigadores, las muestras del programa Apolo sirvieron para analizar diferentes terrenos.

Algo que permitió establecer una correlación con la abundancia de cráteres. Algo que, a su vez, se ha utilizado también en otros lugares. Tanto en Mercurio como en Marte, por ejemplo, se ha analizado la densidad de cráteres para determinar la edad de diferentes regiones. Además, en el estudio también se relaciona la composición de los basaltos, de las muestras traídas, con la historia volcánica del satélite. Aunque los resultados son muy interesantes, no estamos más que ante la punta del iceberg. Los estudios del material continúan.

En estos momentos, los investigadores están analizando las muestras de regolito. Esperan poder comprender mejor otros aspectos de nuestro satélite. Así como llevar a cabo la determinación de edad de rocas que, aunque fueron recogidas en el mismo lugar, proceden de otra región. Fruto de, por ejemplo, el impacto de un meteorito en un lugar cercano. Es solo una muestra de lo que se puede llevar a cabo. El estudio de la Luna es muy útil en más de un sentido. No solo para entender mejor la historia del satélite. También para extenderlo a observaciones de otros lugares.

El estudio de las muestras lunares de Chang’e-5 es una colaboración internacional

No se puede pasar por alto, ni mucho menos, la importancia de esta investigación. No solo ha participado China en ella. Hay investigadores de otras naciones, como Australia, Estados Unidos, Reino Unido y Suecia. El estudio es el resultado de una colaboración internacional, en la que la información y el conocimiento se ha compartido libremente. Algo que los investigadores destacan como uno de los aspectos más positivos de su trabajo. Sea como fuere, es un buen recordatorio de que la Luna sigue siendo un lugar importante.

Imagen del regreso de la cápsula Chang’e-5 a la Tierra. Crédito: Chinese National Space Agency’s (CNSA) Lunar Exploration and Space Engineering Center

No solo a largo plazo, con esas misiones proyectadas, como el siempre interesante Programa Artemisa, o los propios planes de China de enviar misiones tripuladas. También lo es en el presente, gracias a misiones como Chang’e-5, y otras, que siguen estudiando la Luna muy detenidamente. No podemos olvidar que, por ejemplo, es una herramienta importantísima para poder estudiar la historia de la Tierra. Esa ausencia de erosión hace que, en la Luna, podamos encontrar pistas sobre la historia de este pequeño rincón de la galaxia.

En la superficie de la Tierra, los diferentes procesos provocan que se renueve constantemente. Es mucho más difícil encontrar material muy antiguo que sirva para comprender mejor cómo era nuestro planeta en la antigüedad. Además, por su cercanía, la Luna es un lugar perfecto para llevar a cabo estudios que permitan realizar suposiciones, y conclusiones, sobre lugares mucho más difíciles de visitar del Sistema Solar. La atención en nuestro satélite no está puesta únicamente en las próximas misiones tripuladas: Todavía queda mucha ciencia que llevar a cabo…

Estudio

El estudio es C. Xiaochao, A. Nemchin, L. Dunyi et al.; «Age and composition of young basalts on the Moon, measured from samples returned by Chang’e-5». Publicado en la revista Science el 7 de octubre de 2021. Puede consultarse en este enlace.

Referencias: Phys