Un grupo de investigadores ha anunciado la detección de la señal de radio de un exoplaneta. Aunque podría ser tentador pensarlo, no es una señal que haga pensar en la presencia de vida extraterrestre. En su lugar, es algo que apunta a que podría haber otra forma de encontrar mundos lejos del Sistema Solar…
Una señal de radio como herramienta de descubrimiento de un exoplaneta
Los autores del estudio han utilizado el radiotelescopio Low Frequency Array (LOFAR), en Países Bajos, para estudiar tres estrellas diferentes. Todas son conocidas por tener exoplanetas a su alrededor. Tras recoger los datos, compararon sus observaciones con las que ya habían llevado a cabo con Júpiter. Para que se pareciesen mejor a lo observado, las modificaron para que asemejarse a las señales del planeta si lo estuviésemos observando desde una distancia de decenas de años-luz. Al compararlo con las observaciones, un sistema llamó la atención.
Se trata de Tau Boötes, un sistema binario que tiene a su alrededor al menos un exoplaneta. Si la señal que han captado resulta ser correcta, podría abrir un camino de lo más interesante. La posibilidad de entender mejor los exoplanetas y las particularidades de sus campos magnéticos. O, por lo menos, esa es la esperanza de los investigadores. Suponiendo que estén en lo cierto, es posible que nos encontremos en las primeras etapas de lo que sería una nueva herramienta para descubrir exoplanetas: el espectro de radio.
A fin de cuentas, este sería el primer indicio de ese tipo de detección, que apunta a que es posible detectar un exoplaneta en el espectro de radio. Según explican los investigadores, la señal detectada, y sus características, encaja con lo que dicen los modelos teóricos. A pesar de ello, no están completamente seguros de que lo que hayan detectado sea la señal de radio de un exoplaneta. En este caso, se trata de Tau Boötes b, localizado en la constelación de Boötes, a unos 51 años-luz. Para disipar dudas, los propios investigadores han pedido más mediciones.
Una historia que empezó en el entorno del Sistema Solar
Pero para poner en perspectiva toda esta historia, es necesario remontarse un poco en el tiempo. El estudio comienza, en realidad, con Júpiter. Las emisiones de radio del gigante joviano ya habían sido estudiadas. Ajustaron esos datos para tener una mejor impresión de qué patrón debería producir un planeta, de unas características similares, que girase en torno a otra estrella. Eso se convirtió, a su vez, en la plantilla con la que intentar buscar exoplanetas, en el espectro de radio, en un entorno que va desde los 40 a los 100 años-luz.
Posteriormente, con la ayuda de LOFAR, estudiaron tres sistemas en busca de una señal de radio. Los objetivos eran el sistema 55 Cancri, que se encuentra en la constelación de Cáncer, Upsilon Andromeda y Tau Boötes. Solo este último dio un resultado positivo. Tau Boötes b es un júpiter caliente. Un planeta con una masa, como mínimo, cuatro veces superior a la de Júpiter y que se encuentra extremadamente cerca de su estrella (Tau Boötes A, la primera de las dos estrellas del sistema). Tarda apenas 3 días y 7 horas y media en completar una órbita.
La observación del campo magnético del exoplaneta permite entender cómo es su interior y su atmósfera. Así como comprender cómo se relaciona con su estrella. En el caso de la Tierra, por ejemplo, el campo magnético nos protege del viento solar procedente del Sol, haciendo que sea un lugar habitable. En el caso de mundos de características similares, el descubrimiento de un campo magnético sería un empujón muy importante en favor de que pueda tener, como nuestro hogar, unas condiciones favorables para la aparición de vida.
Las dudas que quedan con la señal de radio del exoplaneta
Pero, antes de comenzar a celebrar el hallazgo, hay que insistir en que hay otras explicaciones alternativas. Es posible que la señal proceda de las estrellas del sistema, o que su origen sea alguna otra fuente. Por ello, los investigadores invitan a llevar a cabo más observaciones, para precisar cuál es su procedencia y eliminar cualquier incertidumbre. En el futuro, sin embargo, puede ser una herramienta extremadamente útil por todas las posibilidades que ofrece. Por un lado, la oportunidad de entender mejor los mundos que se estudien.
Independientemente de que sea un planeta habitable o, como en este caso, un júpiter caliente, el estudio del campo magnético es una fuente de información muy importante. Al mismo tiempo, la técnica, en sí misma, puede permitir descubrir exoplanetas que hubiesen sido pasados por alto. Por lo que podríamos estar ante un método que, en los próximos años, pudiese permitir llevar a cabo nuevos hallazgos. Ambas vertientes son muy interesantes. En el caso de los exoplanetas potencialmente habitables, el atractivo se dispara.
Si se detecta un campo magnético en un exoplaneta potencialmente habitable, el telescopio James Webb tendrá la capacidad, si está lo suficientemente cerca, de analizar su atmósfera. Quizá tenga una composición similar a la de la Tierra. Algo que, a su vez, podría llevar a sospechar que ese mundo pudiese estar habitado. Es solo un posible escenario que podríamos ver convertido en realidad en el futuro. Pero todo dependerá de que, como dicen los investigadores, lo que han detectado sea la señal de radio de un exoplaneta…
Estudio
El estudio es J. D. Turnet, P. Zarka, J. Griessmeier et al.; «The search for radio emission from the exoplanetary systems 55 Cancri, upsilon Andromedae, and tau Boötis using LOFAR beam-formed observations». Publicado el 22 de octubre de 2020 en la revista Astronomy & Astrophysics. Puede ser consultado en este enlace.