El pueblo de Bisei es una localidad en Japón que resulta fascinante por su protección del cielo oscuro de su zona. A pesar de todos sus esfuerzos, ahora se están enfrentando a un problema de mucha más difícil solución: la contaminación lumínica que llega desde las localidades del entorno…

El trabajo por el cielo oscuro del pueblo de Bisei

La contaminación lumínica impide que podamos ver cielos oscuros en nuestras ciudades y poblaciones. Es todavía peor al hablar de los observatorios en la superficie, ya que tienen que enfrentarse a ella de una u otra manera. Un grupo de científicos ha utilizado un pequeño observatorio en Japón para medir los cambios cuando, un pueblo cercano, decidió mejorar cómo enfrentarse al reto de iluminar sus calles. También han destacado los retos a los que todavía se enfrentan. Se trata del pueblo de Bisei, que está en una zona semirural.

Bisei y su lucha por la protección del cielo oscuro
Contaminación lumínica de Nueva York. Crédito: Charlie Brown/Wikimedia Commons

Específicamente, está en el sudeste de la Prefectura de Okayama. Es una zona designada como lugar de cielos oscuros, y sus residentes quieren mantener su visión de las estrellas. Sin embargo, tienen que enfrentarse a la contaminación lumínica de otras ciudades en la región. La población, en sí misma, tiene diferentes puestos de observación astronómica, incluyendo el Observatorio Astronómico de Bisei. La instalación cuenta con un telescopio de 101 centímetros, junto a otros instrumentos más pequeños, y está abierto al público durante todo el año.

El pueblo aprobó ordenanzas sobre la contaminación lumínica en 1989. Se convirtió en el primer gobierno local de Japón en aprobar una ley de estas características. Años después, el pueblo y el observatorio, junto a sus socios, trabajó con Panasonic para crear una región amistosa para el cielo oscuro. Como parte de esa tarea, el pueblo reemplazó su iluminación pública con LEDs que tienen una temperatura de color de 3000K o menos. Como resultado, Bisei recibió el certificado de la DarkSky International (antes era la International Dark-Sky Association) de DarkSky Approved.

El problema de los LEDs cercanos

Sin embargo, todavía se están utilizando LEDs muy brillantes, de una temperatura más elevada. Especialmente en las localidades vecinas, con poblaciones de medio millón o más. La luz del entorno sigue dando problemas. En general, la contaminación lumínica es un problema global cada vez mayor. Ilumina el cielo, oscurece la visión y hace que la vida sea más difícil para los astrónomos. El efecto más evidente de la contaminación lumínica, en cualquier lugar, es la pérdida de las estrellas más tenues y los objetos más distantes en nuestro cielo.

Contaminación lumínica de París, vista desde la Estación Espacial Internacional. Crédito: NASA

Para aquellos que observan en el espectro visible, quiere decir que no pueden detectar galaxias lejanas ni medir variaciones en estrellas variables (por poner un ejemplo). A menudo, los astrónomos que quieren tomar el espectro de ciertos objetos se encuentran con que su trabajo está contaminado por cosas como la luz de las lámparas de vapor de mercurio y otras fuentes. La contaminación lumínica no solo afecta al cielo nocturno. Los estudios han mostrado que también afecta a nuestra salud y seguridad. Algo que resulta irónico.

A fin de cuentas, uno de los motivos para ese aumento de iluminación, en muchos lugares, es la seguridad. En su lugar, tiene consecuencias inesperadas. No basta con iluminar algo sin ton ni son para hacerlo más seguro. A menudo, tiene un efecto secundario no deseado: las luces brillantes, apuntadas directamente a los ojos de las personas, cegándolas a los peligros que están entre las sombras, o a los coches y peatones que circulan en calles muy iluminadas. Además, la contaminación lumínica tiene efectos en otras formas de vida (como pájaros y vida marina).

La calidad del cielo oscuro de Bisei

En las últimas décadas, organizaciones como DarkSky International, la Sociedad Astronómica Estadounidense o la Unión Astronómica Internacional han contado con el apoyo de arquitectos, expertos en seguridad y demás, para trabajar en soluciones contra la contaminación lumínica. En algunos casos, está funcionando muy bien y los cielos oscuros están regresando, al tiempo que se mantiene la iluminación necesaria para la seguridad. En otros lugares, sin embargo, todavía queda mucho trabajo que llevar a cabo.

El incremento del uso de los LEDs en la iluminación también plantea algunos problemas como los de la iluminación incandescente. Los astrónomos, y otros expertos, siguen trabajando en recomendaciones para un uso adecuado de este tipo de iluminación y, así, mitigar los problemas de la contaminación lumínica. Los astrónomos japoneses Ryosuke Itoh y Syota Maeno han decidido monitorizar el impacto de las ordenanzas del pueblo de Bisei. Han analizado las condiciones de observación desde el Observatorio de Bisei. La localidad ha cambiado todas sus luces fluorescentes por LEDs.

Con ello, esperaban reducir el brillo del cielo nocturno en su alrededor. Sin embargo, la contaminación lumínica de esas lámparas, y de iluminación más lejana, sigue dispersándose en la atmósfera, provocando un brillo atmosférico perceptible. El brillo del cielo es una forma de determinar los efectos de la contaminación lumínica. Puede medirse de diferentes maneras. Una es fotografiar todo el cielo con una cámara adecuada. Otra es usar una cámara CCD acoplada a un telescopio, para tener una buena vista de todo el firmamento.

Las mediciones no son tan positivas como cabría esperar

Por último, también se puede utilizar un fotómetro para medir el brillo del firmamento. Itoh y Maeno han utilizado este último para medir el firmamento desde el Observatorio de Bisei, así como datos de espectro de 2006 a 2023, para ver si los cambios en la iluminación habían afectado a los datos. Descubrieron que no todo es positivo. Bisei tiene un brillo, en la escala de Bortle, de clase 4. Se corresponden con la iluminación de una zona de transición entre rural y suburbana. En parte, el cambio a esos LEDs redujo parte de la contaminación lumínica.

Comparación en la contaminación lumínica entre una zona rural (arriba) y metropolitana (abajo). Crédito: Jeremy Stanley/Wikimedia Commons

Sin embargo, han visto una línea espectral muy clara a la que llaman el «bote azul». Es producto de la luz blanca brillante, de los LEDs de mayor temperatura, que se usan en las poblaciones cercanas, pero no pudieron identificar todas las fuentes. En el estudio que han publicado, los científicos concluyen que el cielo de Bisei no es marcadamente oscuro, pero ha habido mejoras desde que se cambió la iluminación. Sin embargo, el cielo nocturno sigue afectado por la contaminación lumínica de los alrededores y es necesario seguir trabajando para reducir el problema.

También destacan lo importante que es separar los diferentes orígenes de la contaminación lumínica en cualquier lugar en particular. Aunque Bisei ha mejorado la iluminación en su entorno local, tiene que seguir enfrentándose a la luz dispersa desde las grandes áreas metropolitanas. Identificar esas fuentes concretas de contaminación lumínica será un gran paso para ayudar a esas localidades a reducir la contaminación lumínica a la que se enfrentan sus vecinos rurales.

Estudio

El estudio es R. Itoh y S. Maeno; «Long term variability of light-pollution in Bisei Town». Está disponible para su consulta en arXiv, en este enlace.

Referencias: Universe Today