El lanzamiento del Falcon Heavy, de SpaceX, por fin tiene fecha. Será en noviembre de este mismo 2017. Sin embargo, Elon Musk ya ha anunciado que espera que el lanzamiento sea complejo y, seguramente, termine con un sonoro fracaso. Pero por raro que pueda sonar, eso no serán malas noticias…

Un lanzamiento complejo para un cohete titánico

Lanzamiento del Falcon Heavy

Concepto artístico del Falcon Heavy en el momento de su lanzamiento.
Crédito: SpaceX

Antes de que termine el año, si todo va bien, seremos testigos del lanzamiento del Falcon Heavy. Un cohete diseñado por SpaceX, una empresa privada que ya ha cosechado diferentes éxitos en los últimos años en el campo de los cohetes reutilizables. Falcon Heavy, sin embargo, no es un cohete más. Es un paso adelante que va mucho más allá del Falcon 9. El objetivo es utilizarlo para las misiones de larga distancia en el Sistema Solar. Particularmente con destino a Marte.

Tras años de desarrollo, y muchos retrasos, el primer vuelo inaugural de la nave tendrá lugar en noviembre de este mismo año. Despegará desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida. Sin embargo, el propio Musk ha sido el primero en decir que no hay que lanzar las campanas al vuelo. Hay muchas cosas que pueden salir mal, y por los comentarios del director de la compañía, parece que espera que todas salgan mal (así como otras cosas que ni siquiera han considerado).

No es para menos. Se trata del cohete más grande construido hasta la fecha. Sin embargo, pese a toda esta negatividad, el propio Elon Musk ha publicado un vídeo con una animación de cómo será el proceso de lanzamiento del Falcon Heavy. Lo más llamativo, probablemente, es la parte final, en la que se muestra cómo se recuperaran los tres propulsores, que aterrizarán en la superficie casi de manera simultánea.

Aterrizaje simultáneo

Lanzamiento del cohete Falcon 9 con el satélite Intelsat 35e.
Crédito: Ken Kremer

Tras el despegue, suponiendo que todo haya ido bien, llegará el momento de recuperar los cohetes utilizados en el lanzamiento del Falcon Heavy. Así, los dos cohetes laterales aterrizarán de nuevo en el mismo Cabo Cañaveral. Allí ya han aterrizado varios de los cohetes lanzados por la compañía americana. La sección central de la nave, sin embargo, aterrizará en la plataforma oceánica Of Course I Still Love You. Se trata de un barco especialmente modificado para servir como plataforma de aterrizaje.

Los dos cohetes laterales, además, serán reciclados de lanzamientos previos de Falcon 9 (el cohete que en estos momentos utiliza SpaceX para poner en órbita las misiones que ya tiene contratadas). Así que no se tratará de dos cohetes construidos especialmente para la ocasión. Sin embargo, el cohete central es completamente nuevo y ha sido modificado considerablemente en relación al resto de cohetes.

Tras el lanzamiento, casi todo el impulso proporcionado corresponderá a esos dos cohetes laterales. El central no utilizará toda su potencia hasta que llegue el momento de la separación. En ese instante, acelerará al máximo y se encargará de continuar el trayecto, mientras los dos cohetes se desprenden y regresan a Cabo Cañaveral. Minutos después, el cohete central aterrizará en la plataforma oceánica… Todo esto, claro está, suponiendo que las cosas salgan como cabría esperar.

El lanzamiento del Falcon Heavy tiene pocas probabilidades de éxito

Un cohete Falcon 9 momentos antes de aterrizar tras un lanzamiento.
Crédito: Ken Kremer

Pero el Falcon Heavy es un cohete extremadamente complejo. No hay ningún cohete de estas dimensiones, ni con su potencia de propulsión. Quizá por eso no sorprende ver que Elon Musk está haciendo todo lo posible por mantener las expectativas bajas. Hasta el punto de que ha confesado que la posibilidad de no alcanzar la órbita no es muy real. Es más, se da por satisfecho si la nave despega lo suficiente para no dañar la plataforma de despegue.

Si tenemos en cuenta que el primer vuelo del Falcon Heavy estaba programado para 2013, después de que el primer prototipo se plantease en 2011, no es sorprendente ver los esfuerzos de Elon Musk por evitar que las expectativas se descontrolen. Como él mismo dice, Falcon Heavy tiene todo para ser un gran vehículo, pero hay muchas cosas que sólo se pueden probar en órbita, no en la superficie de la Tierra.

Además, solo para el despegue, es necesario que 27 motores se enciendan a la vez. Puede parecer poco importante, pero hay muchas cosas que pueden salir mal en ese momento, y con consecuencias catastróficas. Si, por ejemplo, uno de los motores explotase, probablemente los otros 26 explotarían justo después. Y esto sin entrar en los rediseños que han sido necesarios durante estos años para llegar al modelo final.

Una historia de rediseños… ¿y fracasos?

Representación oficial del Falcon Heavy, de SpaceX, en una plataforma de lanzamiento.
Crédito: SpaceX

Elon Musk ha confesado que construir el Falcon Heavy ha sido muchísimo más complicado de lo que pensaba. El cohete central, por ejemplo, ha tenido que ser rediseñado. El propio Musk lo cuenta así: «¡Al principio parece fácil! Le añades dos cohetes auxiliares para la primera fase. ¿Qué dificultad puede tener? Pero después todo cambia. Las cargas (del cohete) cambian. La aerodinámica cambia por completo, y has triplicado la vibración y la acústica…»

Pero lo más interesante es lo que sucede con la sección central del cohete: «La cantidad de carga que tiene sostener el centro es elevadísima, porque también tienes dos cohetes auxiliares empujándolo. Así que tuvimos que rediseñar toda la sección central. No es un cohete como el Falcon 9, porque tiene que llevar mucha carga. Y además, tenemos que incluir los sistemas de separación.»

O lo que es lo mismo. El lanzamiento del Falcon Heavy está plagado de incógnitas. ¿Qué sucederá con la sección central? ¿Soportará el lanzamiento? ¿O hay factores que, como decía Musk, solo podrán comprobar en el momento de la verdad? Por todo esto, no sorprende que en el primer lanzamiento no vaya a haber ningún cargamento real. Tan sólo se pondrá una imitación en el interior del cono. Pero, a pesar de no haber volado todavía, el cohete más grande de SpaceX ya tiene misiones en las que se usarán cargamentos reales.

La potencia del Falcon Heavy

El cohete Delta IV Heavy de ULA, momentos después de su despegue.
Crédito: Ken Kremer

El cohete más grande del SpaceX despegará con el doble de impulso que el Delta IV Heavy, que es, actualmente, el cohete más potente del mundo. Pertenece a la United Launch Alliance (ULA), una operación conjunta entre Martin Lockheed y Boeing. Y, desde que se retirase el transbordador espacial de la NASA, en 2011, es el cohete con la mayor capacidad de propulsión. Al menos, hasta noviembre.

El Falcon Heavy tiene dos terceras partes del empuje de despegue de la nave Saturn V, de la NASA, que sirvió para enviar las misiones a la luna. Se utilizó por última vez en la década de los 70. La nave de SpaceX está formada por el núcleo de tres Falcon 9. Generarán una fuerza de empuje, en el momento de despegue, de casi 2,5 millones de kilos. Es decir, la nave tiene la capacidad de poner en órbita hasta una masa de 54 toneladas.

Es, aproximadamente, el equivalente a un Boeing 737, completamente cargado con pasajeros, tripulación, equipaje y combustible. Para ponerlo en perspectiva, y comprender por qué Elon Musk no quiere que la gente se haga muchas esperanzas, hay que decir que estamos ante una nave que puede llevar una carga el doble de grande que el Delta IV Heavy, y haciéndolo por tan solo la tercera parte de su precio.

Un trabajo contrarreloj

Imagen de la plataforma que SpaceX utiliza en el océano para sus pruebas de aterrizaje.
Crédito: SpaceX

Elon Musk ha animado a la gente a acercarse a Cabo Cañaveral el próximo mes de noviembre. No es para menos. Aunque la misión fracase, ver el intento de despegue de una nave de 70 metros de altura y 12 de ancho, con un impulso de despegue de más de 2 millones de kilos, promete ser una experiencia alucinante. De hecho, no se han hecho lanzamientos similares allí desde hace muchos años.

Aunque el lanzamiento del Falcon Heavy será en la plataforma 39A, para que SpaceX pueda comenzar, primero tendrá que reparar la plataforma 40, que está muy cerca. Esta plataforma, que todavía no está operativa, sufrió graves daños hace un año. En aquel momento, un error catastrófico en las pruebas previas al lanzamiento de un cohete Falcon 9 (también de SpaceX) provocó que la plataforma quedase inutilizada.

Así que necesitan que esté operativa antes del lanzamiento. Además, la plataforma 39A tampoco está lista para soportar el Falcon Heavy. Los trabajadores de las instalaciones de Cabo Cañaveral tendrán que terminar su trabajo antes de noviembre. Si no es así, probablemente nos enfrentaremos a otro retraso. Y es muy posible que eso signifique que el lanzamiento se vaya a los primeros meses de 2018.

Mientras tanto, continúa el trabajo

Concepto artístico de la nave Dragón posándose en la superficie de Marte.
Crédito: SpaceX

Hasta la fecha, SpaceX ha logrado recuperar 13 de los cohetes que ha lanzado. Además, la empresa ya se ha adentrado en la fase de recuperación, reciclaje y segundo lanzamiento de cohetes que ya han sido utilizados. Lo han hecho con éxito en marzo y junio de 2017, tras los lanzamientos de SES-10 y BulgariaSat-1, respectivamente. La próxima misión del Falcon 9, además, llegará el 13 de agosto. Se trata de una misión de reabastecimiento para la Estación Espacial Internacional.

Todavía queda mucho camino por recorrer. Pero hay una cosa que está clara. Elon Musk tiene una visión sobre el futuro de nuestra especie, viviendo en otros lugares del Sistema Solar, y va a poner toda la carne en el asador para conseguirlo. El lanzamiento del Falcon Heavy es solo el primer paso de un camino muy largo que en el futuro, todavía más lejano que cercano, nos llevará a convertirnos en una especie interplanetaria…

Referencias: Universe Today