Las lunas de los planetas errantes, es decir, que no orbitan en torno a ninguna estrella, podrían ser lugares en los que encontrar condiciones habitables. Es un hallazgo que puede resultar sorprendente pero que, en realidad, nos resultará de lo más lógico si nos fijamos en nuestro propio Sistema Solar…
La importancia de la zona habitable y la búsqueda de vida
Cuando hablamos de la búsqueda de vida, sabemos que, generalmente, la atención se centra en aquella que pudiese ser parecida a la vida de la Tierra. A fin de cuentas, es el único tipo de vida que conocemos. Independientemente de que pudiese existir de otras maneras. Por esa experiencia, es lógico que la mayoría de investigaciones se centren en intentar encontrar vida que, como la nuestra, esté basada en el carbono. Con una biología que, del mismo modo, dependerá del agua en estado líquido. Puede parecer un campo muy limitado.
Sin embargo, lo que se ha visto en los últimos años es que, incluso con esas condiciones tan específicas, es posible que la vida aparezca en lugares sorprendentes. La vida en la superficie de un planeta depende de la presencia de agua líquida. Por ello, normalmente la búsqueda de vida extraterrestre se centrará en exoplanetas que se encuentren en la zona habitable de su estrella. Es decir, en aquellos planetas que estén en la región, alrededor de su estrella, donde podrían tener agua líquida en su superficie. Es un concepto familiar.
En el caso del Sistema Solar, generalmente se suele indicar que la zona habitable se extiende desde, aproximadamente, las órbitas de Venus a Marte. En esta definición, nos encontramos generalmente supertierras que orbitan en torno a enanas rojas. Estas son las estrellas más abundantes de la galaxia, y las supertierras el tipo de exoplaneta rocoso más frecuente. Aun así, no está claro que puedan llegar a ser habitables. Otro tipo de exoplaneta muy frecuente es el júpiter caliente. Planetas como Júpiter, en órbitas muy cercanas a sus estrellas…
Las lunas en torno a planetas errantes serán muy variadas…
Los júpiteres calientes no son particularmente interesantes, desde el punto de vista de la posibilidad de que alberguen vida. Sin embargo, a su alrededor pueden tener lunas que sean tan cálidas y húmedas como la Tierra. Aquí es donde entramos en un terreno sumamente interesante. En realidad, ni siquiera necesitamos que el gigante gaseoso de turno se encuentre en la zona habitable de su sistema. Júpiter y Saturno dan perfecta muestra de ello. A su alrededor se encuentran, respectivamente, los satélites Europa y Encélado.
Bajo su superficie tienen agua en estado líquido (al igual que otros satélites como Ganímedes, también de Júpiter). Por sus condiciones, se ha planteado en más de una ocasión que Europa y Encélado podrían ser lugares donde la vida haya logrado aparecer. Lo interesante es que, naturalmente, están muy lejos de la zona habitable. El agua líquida que contienen no es fruto del calor del Sol. En su lugar, es la interacción gravitacional con sus respectivos planetas, y la diferencia de masa entre el satélite y el planeta, lo que lo provoca.
Por lo que, en un reciente artículo, se ha planteado una pregunta que resulta de lo más lógica. ¿Qué sucede con las lunas de planetas errantes? Es decir, sin que ni siquiera estén alrededor de una estrella. El objetivo del estudio no es responder a si una de estas exolunas podría ser lo suficientemente activa, desde el punto de vista geológico, para tener agua (ya que la respuesta es que sí). En su lugar, lo que se intenta es determinar cómo se podrían formar exolunas habitables, y si podrían mantener ese agua líquida durante el tiempo necesario.
La vida podría aparecer en lunas con atmósferas densas en torno a planetas errantes
En el caso de las lunas dentro de un sistema estelar, el principal factor para la evolución de su composición química sería la luz y el calor de su estrella. En el caso de las lunas en torno a planetas errantes, una gran influencia sería la de los rayos cósmicos. Junto con el calor generado por la interacción gravitatoria, del satélite con el planeta, dictarán cómo evolucionará la atmósfera de esa exoluna con el paso del tiempo. Así que, con ese objetivo, un grupo de investigadores creó un modelo para ver los efectos de ese mecanismo.
Crearon una simulación con una luna con la masa de la Tierra, en torno a un planeta con la masa de Júpiter. Así, vieron que, tras realizar algunas suposiciones razonables sobre la composición química y la estabilidad de su órbita, una luna de un planeta errante podría tener agua líquida en su superficie. Sería menos que la cantidad de agua presente en la Tierra, pero más que suficiente para que la vida pudiese aparecer y evolucionar en una escala de tiempo razonable. Eso sí, un requisito que no podemos pasar por alto es el de una atmósfera densa.
Es en lo que se han centrado en este modelo. Si este tipo de exolunas existe, cabe la posibilidad de estudiar su atmósfera a través de la radioastronomía. Por lo que el primer planeta en mostrar evidencias de vida extraterrestre, bien podría ser un planeta errante. Aunque puede que ni siquiera tengamos que mirar más allá del Sistema Solar. La posibilidad de encontrar esas pistas en Encélado o Europa no es descartable. Puede que incluso Marte nos dé la respuesta. Lo único claro es que la búsqueda de vida extraterrestre no se va a detener…
Estudio
El estudio es P. Ávila, T. Grassi, S. Bovino et al.; «Presence of water on exomoons orbiting free-floating planets: a case study». Publicado en la revista International Journal of Astrobiology, FirstView el 8 de junio de 2021. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Universe Today