Los osos de agua (también conocidos como tardígrados) son una de las criaturas más interesantes que podemos encontrar en la Tierra. Son capaces de sobrevivir en las condiciones más extremas. Incluso en el vacío del espacio. Y un estudio indica que podrían sobrevivir incluso a la muerte del Sol…

Los osos de agua, máquinas de vivir

Osos de agua

Un tardígrado. Estos seres tienen un tamaño de sólo medio milímetro.
Crédito: Katexic Publications

Todas las criaturas tienen una vida natural. Nacen, crecen, se reproducen y mueren. Con las estrellas pasa algo similar. Una vez que acumulan suficiente hidrógeno, comienzan a convertirlo en helio. Es un proceso lento pero imparable que, eventualmente, lleva a la muerte de la estrella cuando se queda sin más combustible que fusionar. En el caso del Sol, calculamos que le queda unos 5.000 millones de años hasta agotarlo.

Pero cuando llegue ese momento, se convertirá en una gigante roja. En unos 5.400 millones de años, el aumento de su tamaño hará que ocupe las órbitas de Mercurio, Venus y quizá incluso la de la Tierra. De hecho, no tenemos muy claro si la Tierra será destruida o, al contrario, sobrevivirá a muy poca distancia del sol moribundo. Pero mucho antes de que llegue ese momento, quizá en unos 1.500 millones de años, la Tierra será un lugar inhabitable para una gran cantidad de formas de vida.

Sin embargo, un nuevo estudio plantea que hay una especie que podrá sobrevivir a ese aumento de temperatura dentro de 1.500 millones de años. Y a la fase de gigante roja del Sol. De hecho, incluso sobrevivirá más allá del momento en el que nuestra estrella se convierta en una enana blanca. El último paso de la evolución estelar para estrellas como la nuestra. La vida de la Tierra se habrá extinguido mucho tiempo atrás… salvo por ellos.

La extinción de especies de forma natural

La Tierra brillante y carbonizada del futuro lejano, con el Sol ya bien entrado en su fase de gigante roja.
Crédito: Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0.

El objetivo de este estudio es, simplemente, investigar cómo resiste la vida a diferentes fenómenos astrofísicos. Lo llamativo es que le han dado un enfoque que resulta bastante novedoso. No es, ni mucho menos, el primer estudio que se publica sobre la habitabilidad de la Tierra en el futuro lejano. Pero en la gran mayoría de ellos, el protagonista, y el objetivo del trabajo, era responder cómo podrían sobrevivir los humanos.

En este estudio, sin embargo, se ha pensado en la vida en sí, y en qué formas de vida podrían lograr adaptarse a un cambio tan dramático. Con eso en mente, los investigadores consideraron los eventos que, por estadística, sabemos que son más probables a la hora de acabar con toda la vida que hay en el planeta. Una vez hecho eso, se pusieron manos a la obra y analizaron qué formas de vida podrían llegar a sobrevivir.

Es decir, la pregunta de fondo viene a ser: ¿hay alguna forma de vida en la Tierra que pueda sobrevivir a un evento de extinción masiva que acabe con todo lo demás? Los osos de agua parecen ser los claros vencedores. Y no por los pelos, sino por goleada. Los humanos somos muy sensibles a los cambios en la atmósfera o el clima del planeta. El impacto de un asteroide, por ejemplo, podría acabar con nosotros.

La especie más duradera

Esta imagen muestra la evolución de una estrella como el Sol, desde su nacimiento (en la izquierda) hasta convertirse en una gigante roja (a la derecha).
Crédito: ESO/M. Kornmesser

En sus investigaciones, descubrieron que los tardígrados, o los osos de agua, como los llamamos popularmente, pueden sobrevivir a todas las posibles catástrofes estelares que podrían asolar nuestro planeta. No sólo eso, creen que podrían vivir en la Tierra durante 10.000 millones de años más. Muchísimo más que la Humanidad. De hecho, en unos 1.000 millones de años, probablemente, nuestros descendientes lejanos tendrán que buscar un nuevo hogar en el Sistema Solar.

Aunque no lo entendemos muy bien, el secreto parece estar en el ADN de los osos de agua. Son capaces de repararse muy rápidamente si su entorno sufre daños. De hecho, sabemos que son las criaturas más duraderas y resistentes del planeta. Pueden sobrevivir 30 años sin comida o agua. Es decir, la mitad de su vida. También soportan temperaturas desde los 150ºC a los -200ºC. Y hemos visto que pueden soportar desde presiones de 6.000 veces la de la Tierra, al vacío del espacio.

Así que, considerando todo esto, la conclusión es que pueden con cualquier cosa que se les ponga por delante. Incluso el proceso de transformación del Sol en gigante roja. Y seguirán vivos cuando nuestra estrella se haya convertido en un cadáver estelar. Si la Humanidad todavía existe en ese momento, no estará en la Tierra. Ni estará en los confines del Sistema Solar. Se encontrará en otro lugar, en un planeta alrededor de otra estrella.

Los resistentes osos de agua

Un asteroide pasando cerca de la Tierra.
Crédito: HelloScience.us

Lo más sorprendente es que los osos de agua tienen la capacidad de resucitar. Sólo hace falta que las circunstancias sean adecuadas. Como la gran parte de organismos de la Tierra, necesitan agua para sobrevivir. Pero pueden pasar hasta diez años sin agua… y sobrevivir. Hemos hecho experimentos en este sentido. A algunos tardígrados se les ha dejado sin agua hasta el punto de matarlos. Pero, en cuanto se les vuelve a incorporar agua, vuelven a la vida.

El experimento se condujo en 2007, cuando se envió un grupo de tardígrados a la órbita baja de la Tierra. Allí, estuvieron expuestos al vacío del espacio, y a la peligrosa radiación ultravioleta procedente del Sol. Estuvieron 10 días en esas condiciones, y después fueron devueltos al planeta. En ese momento, se les volvió a rehidratar y la gran mayoría de osos de agua volvió a la vida. Y lo que es un más impresionante, fueron capaces de tener descendencia plenamente viable.

 

Estos diminutos seres son sumamente resistentes. Tanto, que el estudio concluye que ni los impactos de meteoritos, ni las supernovas, ni los rayos gamma, suponen un riesgo existencial para los osos de agua. Todos esos fenómenos tienen la capacidad de acabar con los seres humanos en cuestión de tiempo. Aunque, para que no te sientas mal, no sólo los humanos, si no con muchas otras formas de vida.

Catástrofes poco probables

Concepto artístico de la explosión de una supernova.
Crédito: Shutterstock/Jurik Peter

Pero también hay que reconocer que es poco probable que suframos alguno de estos cataclismos. Por ejemplo, la última vez que un objeto, lo suficientemente grande como para hervir los océanos, chocó con la Tierra, fue hace 4.500 millones de años. En esa ocasión, nuestro planeta sufrió el impacto de un objeto con un tamaño similar al de Marte. Lo llamamos Theia, y creemos que fue la responsable de la formación de la Luna. En la actualidad, sólo conocemos una docena de asteroides y planetas enanos que tienen una masa similar. Ninguno de ellos chocará con nosotros.

En cuanto a las supernovas, sería necesario que se produjese a 0,14 años-luz de la Tierra para que hirviese los océanos. La estrella más cercana es Próxima Centauri, y está a 4,24 años-luz. Además, no puede explotar en forma de supernova. Así que no es una amenaza posible. Los rayos gamma son aun más raros, y se producen muy lejos de la Tierra como para poder suponer una amenaza para nuestra existencia.

Pero la lectura de este estudio es interesante. Por un lado, nos recuerda que somos frágiles. Especialmente si nos comparamos con formas de vida microscópicas, más básicas. También demuestra que estos organismos tan resistentes podrían existir en lugares que consideramos hostiles para la vida. Por ejemplo, ¿por qué no podría haber organismos parecidos a los tardígrados en, digamos, los océanos de Encélado?

 

 

Los osos de agua son casi indestructibles

Concepto artístico de la superficie de Venus.
Crédito: ESA/AOES Medialab

Así que la lectura de fondo es que los tardígrados son casi indestructibles. A diferencia de muchos otros habitantes del planeta, que no lograrían sobrevivir a estas catástrofes. No son los únicos organismos resistentes (aunque sí parecen ser los que más) de la Tierra. Así que no es descabellado pensar que debe haber organismos similares en otros lugares del Sistema Solar, de la galaxia y del universo.

Quizá en Marte nos encontremos con organismos similares. ¡O incluso con tardígrados que fuesen expulsados en colisiones de asteroides más pequeños y sobreviviesen al viaje! O quizá no haya nada, pero nos ayuda a entender que la vida tiene una capacidad remarcable para sobrevivir a eventos catastróficos. Sí, nosotros somos más bien frágiles. Pero como decía aquel, parece que, de algún modo, la vida siempre se abre camino. Incluso en los escenarios más adversos…

 

Comprender cómo funciona el mecanismo de autoreparación del ADN de los tardígrados es muy interesante. Podría ayudarnos a combatir enfermedades que nos afectan. No es sólo interesante desde el punto de vista de curiosidad. Entender su capacidad de supervivencia nos puede ayudar a mejorar nuestras propias condiciones de vida. Aunque en última instancia, estos diminutos seres sean los auténticos herederos de la Tierra, y posiblemente del Sistema Solar…

El estudio es David Sloan, Rafael Alves Batista y Abraham Loeb; «The Resilience of Life to Astrophysical Events».  Publicado en la revista Scientific Reports el 14 de julio de 2017. Puede ser consultado en este enlace.

Referencias: Universe Today