Un grupo de investigadores plantea que la presencia de gases de efecto invernadero podrían utilizarse como tecnofirma. Concretamente, los gases de efecto invernadero artificiales que se usen para terraformar un planeta y hacer que sea un lugar mucho más cálido…
Los gases de efecto invernadero como posible tecnofirma
Si una civilización extraterrestre modificase un planeta, en su sistema, para convertirlo en un lugar más cálido, es posible que podamos detectarlo. Este es el planteamiento de un grupo de investigadores, que ha identificado los gases de efecto invernadero, artificiales, que podrían actuar como tecnofirma. Si se captase, serviría para determinar que ese planeta ha sido terraformado. La terraformación es un concepto muy popular en la ciencia ficción. De manera artificial, se modifican sus propiedades para que sea hospitalario para la vida.
Lo más atractivo es que los investigadores describen una serie de gases de efecto invernadero artificiales que serían detectables incluso en concentraciones más bien bajas. Esa detección sería posible en la atmósfera de planetas fuera del Sistema Solar, con la ayuda de tecnología existente. Entre las herramientas planteadas está el telescopio James Webb, o telescopios que entren en funcionamiento en un futuro próximo. Aquí, en la Tierra, estos gases contaminantes tienen que ser controlados para evitar que provoquen efectos dañinos en nuestro clima.
En un exoplaneta, sin embargo, pueden utilizarse de manera intencionada. En nuestro caso, como explican, son un problema porque no queremos que el planeta se caliente. Pero la situación sería diferente en otro escenario. Imaginemos una civilización que intenta impedir que su planeta entre en una edad de hielo. O que quiera terraformar un planeta de su sistema que, de otra manera, sería inhabitable. En nuestro caso, en la ciencia ficción, se ha planteado en muchas ocasiones que Marte podría ser un buen objetivo a terraformar.
Gases que no son naturales
Lo más atractivo de este planteamiento es que los gases que plantean no se manifiestan, de manera natural, en cantidades importantes. Es necesario fabricarlos. Por lo que, si se detectasen, serían una señal muy robusta de que nos encontramos ante vida extraterrestre inteligente. Solo una civilización podría fabricar esos gases. Los investigadores se fijan en cinco gases en particular. En nuestro planeta, se usan con fines industriales, como la fabricación de chips de ordenadores. Se trata de versiones fluoradas de metano, etano y propano.
Así como gases compuestos por flúor y nitrógeno o azufre. Una ventaja de estos compuestos es que son gases invernadero muy efectivos. El hexafluoruro de azufre, por ejemplo, tiene una capacidad de calentamiento 23 500 veces superior a la del dióxido de carbono. Una cantidad relativamente pequeña podría calentar un planeta hasta elevar su temperatura y permitir la presencia de agua líquida en su superficie. Otra ventaja, de los gases propuestos, al menos para una civilización extraterrestre, es que son muy longevos. No habría que reponerlos a menudo.
En la atmósfera de un planeta similar a la Tierra, pueden perdurar unos 50 000 años. Así que mantener un clima habitable sería relativamente sencillo. También se han planteado otros compuestos químicos, como los clorofluorocarbonos (CFCs). Son gases casi exclusivamente artificiales y son detectables en la atmósfera terrestre. Sin embargo, no son tan interesantes porque destruyen la capa de ozono. Es un punto a favor de los gases fluorados que proponen, porque químicamente son inertes. Si otra civilización, dicen los investigadores, tuviesen una capa de ozono, querrían protegerla.
La idea de gases de efecto invernadero como posible tecnofirma es intrigante
Por último, los gases fluorados tienen que absorber la radiación infrarroja para poder afectar al clima. Esa absorción produce la correspondiente firma en el espectro infrarrojo. Podría detectarse con telescopios espaciales, tanto con tecnología ya existente como planeada en el futuro. Por lo que los científicos podrían detectar estos compuestos químicos en sistemas exoplanetarios que estén relativamente cerca. En una atmósfera como la de la Tierra, solo haría falta que una de cada millón de moléculas fuese de estos gases para detectar su presencia.
Esa concentración, aunque puede parecer muy baja, sería suficiente para modificar el clima. Los investigadores han llegado a esta estimación con una simulación de un planeta en el sistema TRAPPIST-1 (que está a 40 años-luz). Lo han escogido por ser uno de los sistemas planetarios mejor estudiados. Es, también, un objetivo realista para telescopios espaciales existentes. También se han fijado en la capacidad de LIFE, un futuro telescopio europeo, para detectar gases fluorados. Sería capaz de detectar planetas directamente, por medio de su brillo en el espectro infrarrojo.
Podría estudiar más exoplanetas que el telescopio James Webb. Lo importante es que, aunque no pueden cuantificar la probabilidad de detectar estos gases próximamente, los investigadores sí creen que, si están presentes en alguna atmósfera, es posible detectarlos durante las misiones que ya están planificadas. No sería necesario realizar un esfuerzo adicional para detectar estas posibles tecnofirmas. Es algo que resulta muy interesante, porque destaca la potencia de los telescopios de nueva generación y lo que nos puede esperar en el futuro…
Estudio
El estudio es E. Schwieterman, T. Fauchez, J. Haqq-Misra et al.; «Artificial Greenhouse Gases as Exoplanet Technosignatures». Publicado en la revista The Astrophysical Journal el 25 de junio de 2024. Puede consultarse en este enlace.
Referencias: Phys